webnovel

No quiero estar enojado

Ishtar – ¿quieres cenar algo?

Sandro –No

Ishtar – ¿Qué vez?

Sandro –Una serie

Ishtar – ¿puedo? –señalando el lugar junto a Sandro, para sentarse. –

Sandro, hace una mueca y se recorre un poco para dejarla sentarse– es la serie de Luis Miguel

Ishtar, toma asiento a lado de él; sorprendida e incrédula, alza las cejas, intentando evitar reír– ¿esta interesante?

Sandro –si –ella suspira y observa la serie, sin mucho interés; pero no sabe cómo romper el hielo y tampoco quiere molestarlo. Termina el capítulo de la serie.

Ish – ¡wow! No sabía que estuviera tan interesante y buena la trama.

Sandro, con frialdad le dice– te la recomiendo. –Ella se gira hacia él, acariciándole el brazo. –

Ish – No me gusta que estemos enojados

Sandro –Me sacas de casillas, Ishtar –dice agarrándose la cabeza con ambas manos, con un gesto de frustración y molestia. –

Ish, suspira– Entiendo tu punto y tu molestia. –Pone su mano en la espalda de él, acariciándolo. – En verdad no puedo justificar mi acción, ni tampoco puedo explicar y justificar el "porque" actuó de determinada manera, ni el "porque" hago lo que hago, ni mis reacciones, ni el como soy; porque así soy. –Obligándolo a verla de frente. – Así me conociste y así seré. Y seguiré cometiendo errores o acciones, que en algún momento te molesten. Pero no puedo estar justificando cada una de ellas.

Sandro – No quiero que lo hagas, ni te justifiques. Solo que pienses en mí

Ish –Claro que pienso en ti; antes, durante y después; pero sí es estrategia, por trabajo, por guerra, es hasta lo último. Pero nada de lo que haga implica que deje de amarte, ni tampoco que vaya a hacer algo que en verdad pueda dañar lo nuestro. No voy a coquetear con otro, no voy a besar o acostarme con otro, no le diré a ningún otro que lo amo, ni puedo ver a nadie más, como te miro a ti, ni sentir por alguien más lo que por ti siento. No te engañare, ni traicionare. Un baile no es nada personal.

Sandro – ¿Te das cuenta, que cada que viajas ocurre algo?

Ish –No seas paranoico –le dice evocando una risa burlona, haciendo un ademán para restarle importancia a ello. –

Sandro, le toma las manos, con ansiedad y desesperación– te amo, y te amo tanto que me hieres. Mis celos me matan y torturan. Confío en ti, debo hacerlo. Pero me duele

Ish –Estás aún muy herido y escéptico –le dice con un gesto de preocupación. – por lo que has vivido; no te culpo, pero… –Le toma el rostro entre sus manos. – nos estás haciendo daño a ambos así

Sandro, suspira abatido– ¿Qué hago Ishtar? ¿Qué hago para no tener inseguridades? Sé que es una tontería, pero no me estoy controlando

Ish –Amor, creo que necesitas asistir con un Psicólogo, es lo mejor para que te ayude a superar esa inseguridad.

Sandro –No estoy loco

Ish –No es porque estés loco, lo sabes. Es la mejor opción para que te ayude y puedas seguir con tu vida; podamos seguir con esto. Si quieres yo te acompaño. Pero es necesario antes de que esto se salga de control.

Sandro, se tira en el sofá– ¿tengo otra opción?

Ish –No –él hace una mueca de inconformidad. –

Sandro – ¿Me acompañaras?

Ish –Si tú quieres si –le sonríe cálidamente; se levanta, tomándolo de la mano. – Ven, vamos a cenar algo

Sandro –No tengo hambre

Ish –Entonces vamos a la cama –apaga el televisor. –

Sandro la observa por un momento incrédulo y alucinado. Termina por abrazarla fuerte, acariciándole el cabello, le sonríe mientras la contempla con una dulce mirada, dejándole un beso en la frente; ambos disfrutan el momento tan íntimo, dulce y cálido; contemplándose por un largo momento. Aunque las dudas rondan sus cabezas, las sombras de los celos llenan a Sandro y a Ishtar, el miedo a perder su libertad; pero sin duda lo que sienten el uno por el otro es más grande que las dudas.

Tomados de la mano, entran a la habitación; ella que está en camisón para dormir, lo desviste como a un niño; un niño abatido, triste y desganado; que en cuanto siente la piel y tacto de Ishtar, se le enciende la piel, le sube el calor y la lujuria a la mirada. Deja que lo desnude, para comenzar a besarla, con besos de ansiedad, besos llenos de "te extraño" de "te amo", con calidez y deseo. La llena de su amor, le hace sentir su pasión, su posesión. La toma entre sus brazos, la desnuda lentamente disfrutando cada milímetro de su piel, llenando cada espacio de besos y caricias, como sellando cada espacio de piel para demostrar que toda ella le pertenece. La contempla endiosado, embelesado por el sentimiento de amor, pasión, ternura, deseo, lujuria, cariño, felicidad.

Sandro – podría estar así, contigo, para siempre

Ishtar le sonríe mientras lo contempla con ternura; llena de felicidad por tenerlo, se acurruca entre sus brazos – también yo disfruto de esto, de ti