Era una tarde calurosa de agosto, estábamos los nueve de nuestro grupo a punto de comenzar nuestras vacaciones. Era la primera vez que íbamos todos de acampada ya que recién cumplíamos todos 18, menos Ricardo que ya tenía 19, y Petra que todavía tenía 17.
Teníamos delante varias tiendas, mientras repasábamos lo que necesitábamos comprar.
"A ver, llevamos las tiendas de campaña, agua, comida y las cosas básicas. ¿Algo que nos falte?" dijo Ricardo
"¿Y si compramos algo para defendernos, no vaya a ser que nos encontremos un oso o algún animal parecido?" preguntó Teresa.
"Ya te he dicho que aquí no hay osos Cariño" le respondió Morgan, su novio "lo único que hay como mucho son mosquitos."
El resto nos reímos, mientras Teresa ponía cara de enfado.
"Anda tortolitos dejaos de bromas, que al final vamos a tener que subir a los arboles si queremos ver la lluvia de estrellas" les dijo Iván, mi mejor amigo.
"Si, según dicen este año va a ser incluso mejor que el año pasado" contestó Marta "si tenemos suerte a lo mejor vemos alguno parecido al de hace 10 años."
"¿Ese que golpeó a la luna?" pregunté.
"Si Ray, según mi tía si hubiera caído en la tierra habría podido destruir una ciudad sin dejar rastro" me dijo Darío.
"Me fio más de de lo que me dice mi gato que de lo que dice tu tía" le respondí "aunque si que podría haber echo bastante daño."
"Anda vamos a movernos por favor" de repente dijo Jesús, el más callado del grupo "que se va a hacer de noche y nosotros seguimos aquí discutiendo tonterías."
A lo que Petra y Ricardo estuvieron de acuerdo también.
Nos pusimos a recoger todo lo que nos íbamos a llevar, cuando de repente ví una especie de luz morada, y me desmayé.
Oscuridad, era lo único que podía ver. De repente, un orbe apareció de la nada. Tenía un color violeta, con un toque más oscuro en el centro. De repente, me desperté.
Sin saber que había pasado, me levanté con todo el cuerpo dolorido y miré alrededor. Lo que vi me sorprendió, todo el mundo estaba desmayado o despertándose, nadie se había salvado.
Oí un golpe detrás mía, y al girar la cabeza pude ver la carretera con todos los coches estampados unos contra otros, algún afortunado que estaba en el parking a baja velocidad se había salvado.
"Ahh mi cabeza" oí decir a Iván a mi lado "¿Que acaba de pasar?"
"Sé lo mismo que tú, vi una luz morada y de repente estaba en el suelo" dijo Jesús.
"Oye, Marta y Ricardo no se despiertan, ¿están bien?" dijo Teresa, lo que nos hizo darnos cuenta que de toda la gente que se había desmayado a nuestro alrededor, había mucha más que seguía desmayada.
"AAAHH" oimos gritar a una señora "AYUDA MI MARIDO NO RESPIRA."
"¿Qué?" al oír esto, rápidamente puse mis dedos en el cuello de Ricardo, pero lo que sentí, o más bien lo que no sentí me dejó pálido "MIERDA, rápido que alguien llame a una ambulancia no tiene pulso."
"Marta tampoco"dijo Teresa sollozando "¿Qué hacemos?¿Todo el mundo está muerto?"
Todos empezamos a entrar en pánico, sin saber que hacer.