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2 Recupera tu pasión y tu vida

Las personas que acuden a mi curso «Libertad Financiera» buscan tomar el control de su destino económico. Son hombres y mujeres que quieren responsabilizarse de su economía y ser autónomas respecto al dinero. Gente cansada de dar vueltas sobre lo mismo y no llegar a ninguna parte. Si tú estás leyendo este libro, apuesto a que eres una de esas personas y a que probablemente sientes que ha llegado el momento de tomar las riendas de tu destino financiero.

Empecemos, pues.

Mi opinión sobre mantener un empleo, como única fuente de ingresos, es bastante radical y no espero que todo el mundo esté de acuerdo con ella. Bajo mi particular punto de vista, contar con una única fuente de ingresos es una temeridad. Depender de un empleo es un riesgo del que deberíamos protegernos.

Aceptémoslo, un «empleo fijo» no es seguro, es una ilusión de seguridad. Si en las expectativas de alguna persona está conseguir «la seguridad en el trabajo» es que ha perdido el contacto con la realidad. Los «trabajos seguros» siguen la senda de los dinosaurios: la extinción total e inminente. Ve eliminando el concepto «empleo seguro» de tu vocabulario. Quien los eche de menos siempre podrá recordarlos en los museos de historia.

Créeme, no existe nada que pueda llamarse «seguridad». La seguridad es una fantasía. «La seguridad sólo es una superstición, no existe tal cosa en la naturaleza. La vida es una aventura o no es nada», afirma Hellen Keller (ciega y sorda de nacimiento, aprendió a hablar, se licenció en la universidad y escribió libros y dio conferencias de autosuperación toda su vida; por lo que recibió el reconocimiento del gobierno americano). Por fin alguien habla claro sobre el tema.

Ningún barco está seguro fuera del puerto, pero los barcos se construyeron para navegar los mares, no para buscar la seguridad. En mi opinión, en el futuro la única seguridad consistirá en: a) mantenerse creativo de por vida, y b) reaprender de por vida. Si somos capaces de crear utilidad, significado y añadir valor, constantemente, de una y otra manera, entonces y sólo entonces, no nos faltarán ingresos.

Unas personas trabajan toda la vida en un empleo para poder sobrevivir, otras trabajan para crear un activo —o negocio— del que vivir el resto de su vida. ¿Ves la diferencia? Yo sí, mira, si trabajas en un empleo, cada vez tienes que trabajar más para ganar lo mismo. Si creas un activo cada vez trabajas menos hasta que empieza a trabajar para ti. Un activo puede hacerte ganar diez veces más que un empleo trabajando diez veces menos. ¿Puedes ver la gran diferencia? Este párrafo sintetiza algo de lo que no oí hablar en la escuela. Cuando lo pienso no lo puedo creer.

Sí, has entendido bien, las mentes ricas crean activos que generan flujos de dinero; por el contrario, las mentes pobres crean más pasivos que les sacan más y más dinero. Creo que todos debemos aprender la diferencia entre un activo y un pasivo:

Activo = crea dinero

Pasivo = cuesta dinero

La diferencia entre activos y pasivos es tu patrimonio neto. ¿Podías detener tu lectura por un momento y calcular la cifra aproximada de tu patrimonio neto? Mientras, voy a prepararme un té... Ya regresé; bien, si salió una diferencia positiva, pero no lo suficiente, sigue leyendo. Si salió una cifra negativa, estás en bancarrota, sigue leyendo. A todos: convertiros en expertos en crear activos y no en especialistas en pasivos.

Más diferencias. Cuando consigues un empleo tienes que trabajar; cuando consigues un activo, éste empieza a trabajar para ti. Mientras la mayoría de personas se pasan la vida estudiando para trabajar, y así conseguir una nómina, otros ocupan su tiempo en crear activos que garanticen su jubilación.

En este momento es más sencillo trabajar para ti y crear activos que nunca antes en la historia.

¿Por qué es mejor un activo que un empleo? Porque no puedes poseer un empleo pero sí puedes poseer un activo. Porque no puedes vender un empleo pero sí puedes vender un activo. Porque un empleo deja de darte dinero cuando te detienes y en cambio un activo seguirá proporcionándote dinero después de que tú hayas dejado de trabajar.

¿Lo tienes claro? (Puedes marcar este párrafo.)

Insisto, creo que depender económicamente de un empleo forma parte de un modelo que funcionó bien en el pasado pero que ofrece dudas en la actualidad. Entiendo que esta opinión puede resultar chocante para una persona que valora por encima de todo una nómina y un empleo; y que además no conoce otra vía para obtener ingresos. Pero probablemente en los próximos 15 años, el mundo laboral —en Occidente, al menos— será irreconocible. En la economía postindustrial el trabajo cambiará más que en los dos siglos anteriores.

El mundo actual está cambiando a un ritmo sin precedentes.

Todo está cambiando tan velozmente que, en Europa, ni políticos, ni sindicatos ni trabajadores pueden asimilarlo. Sus discursos no se corresponden con los cambios que se avecinan. Aquí estamos transitando a una economía de servicios en la que la materia prima será: el talento, la innovación, la tecnología y el conocimiento. El resto de empleos serán en buena parte los denominados Mcjobs (en dudoso honor a los McDonalds): trabajos de alta rotación y baja paga. Con semejantes expectativas, ¿quién quiere un empleo?

Buscarse un trabajo tiene una consecuencia obvia y es que acabas teniendo mucho trabajo. Peor, acabas enterrado bajo una montaña de trabajo. Lo siguiente que sucede es esto: un trabajador está tan ocupado en su trabajo que no tiene tiempo para pensar en cómo hacerse rico. Hablando de ricos...

Amancio Ortega, Míster Zara, un hombre hecho a sí mismo. Creó el grupo Inditex, en el que la nave capitana es Zara con sucursales en todo el mundo. Es el décimo hombre más rico del mundo y el primero de España. La clave de todo está en el innovador sistema que siguen sus cadenas de ropa. De sus dos provectos para la innovación, él mismo dice: «El proyecto Ponte dos Brozos y el Centro de Desarrollo y Tecnología tienen el mismo objetivo de fomentar la innovación. El primero en el campo de la educación, el segundo para ayudar a demostrar que desarrollo humano y revolución tecnológica son fuente de prosperidad». Su clave: la innovación.

El futuro de Europa, EE. UU. y Japón está en la innovación, no en la producción. Innovación: todo aquello que huele a fresco. Recuérdalo.

Hoy asistimos perplejos a la transición del pleno empleo al pleno desempleo, entendiendo por esto último no un caos laboral, sino un mercado laboral diferente: flexibilidad, eventualidad en la ocupación, baja retribución por hora, contratos de bajo contenido. España tiene la tasa de contratos en temporalidad más alta de Europa: el

30%. Está ocurriendo y, sin perdernos en valoraciones, es mejor preguntarse: ¿cómo podemos prepararnos para trascender las desventajas de este escenario?

El cambio se ha instalado en el mundo y va a quedarse (como ruido de fondo). La buena noticia es que los cambios traen oportunidades proporcionales a la velocidad del cambio (la de éste es frenética). De hecho, cada vez que hay un cambio (tecnológico, mercado, necesidades...) emergen grandes oportunidades. ¿Y tú? ¿Esperas tu oportunidad, buscas tu oportunidad o creas tu oportunidad?

Creo que los europeos están viendo sacudidas sus mentalidades por el fenómeno de la globalización sin que su capacidad de respuesta pueda anticiparse al cambio y ofrecer una reacción adecuada. Los anglosajones, tanto europeos como americanos, son más flexibles al cambio. Lo que sabemos es que las mayores oportunidades serán para quienes se muevan rápido en los contextos de cambio. Los lentos perderán sus opciones y pagarán cara su rigidez. Las mentalidades flexibles ganarán, las acartonadas perderán. Quienes no vean la oportunidad en el cambio lo sufrirán.

Ningún empleo, por bueno que sea, puede ofrecerte verdadera libertad ni hacerte rico. «Puesto de trabajo» es un paradigma que falla por todos lados, pierde aceite. No digo que alguien no disfrute en un empleo (aunque, la verdad, es la rara excepción), sino que «vivir de un empleo» puede salir muy caro desde el punto de vista financiero. Espero que estemos pronto de acuerdo en que el pasaporte a la libertad y la prosperidad es: «Mi propio negocio personal». Suena bien, ¿verdad?

Tú tiempo te pertenece, ¿a quién si no? ¿Y dónde está escrito que hay que ocuparlo en algo que no te convence?

Tu economía te pertenece, ¿a quién si no? ¿Y qué sentido tiene seguir recetas financieras que no funcionan?

Tu libertad te pertenece, ¿a quién sino? ¿Y no es la libertad el derecho más elemental del ser humano?

Sí, tu vida te pertenece. Y lo siguiente que te diré es que tendrás que conquistarla. Es tuya, de acuerdo, pero debes ganarla. Seamos sinceros, que te pertenezca no significa que sea gratuita.