—Deseo ver a tu compañera en Tártaro pronto —dijo Quirón, lo que desató una conmoción entre la multitud.
Un fuerte suspiro colectivo escapó de la multitud al escuchar la provocadora declaración de Quirón, y los centauros sacudieron la cabeza en desacuerdo. Contrario a lo que la gente cree, los centauros eran criaturas que buscaban la paz, siempre esforzándose por mantener el equilibrio en su vida y evitando los conflictos tanto como fuera posible.
Por lo tanto, escuchar tales palabras irritantes de Quirón, era difícil para ellos creer que provenían de su respetado jefe.
—¡Mátenlos! —gritó la multitud al unísono con una voz llena de furia y odio.
—¡Quémenlos hasta la muerte! —resonó una voz tras otra y pronto se convirtió en una ola de demandas de los ciudadanos mientras gruñían y mostraban los dientes a los dos centauros, que estaban atados a los postes adyacentes con heno seco alrededor de sus pies.
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