—¿Debería despertarla? —Hanna parecía saber por qué Caña había venido. Ella también se había enterado del banquete que se celebraba en honor a su alfa y luna.
—Puedes ir —dijo Caña simplemente, mientras se quedaba en su lugar.
Hanna estaba a punto de decir que prepararía a Iris en unos minutos si Caña podía esperar, pero se lo guardó y asintió respetuosamente al Alfa, mientras salía del dormitorio, dejándolos a los dos solos.
Cuando Caña escuchó el sonido de la puerta cerrándose suavemente, se acercó a la cama y miró la cara dormida de Iris. Ella parecía muy cansada después de un largo viaje. Había sido muy fuerte durante el arduo viaje a la ciudad capital. Ni una sola queja escapó de sus labios, a pesar del clima extremo.
Debe ser el momento en que ella podía dormir cómodamente en la cama, no dentro del carruaje tembloroso después de semanas.
Support your favorite authors and translators in webnovel.com