Cuando llegó la noche, Iris seguía dentro de la habitación con Arella y las tres niñas pequeñas, no salió, aparte de pedir comidas para las niñas y para ella misma.
Y tal y como la luna había solicitado, Dean y Dyne llevaron al alfa Derick y a Cezi al interior para reunirse con Iris.
—Pueden retirarse —dijo Iris—. Les hizo un gesto con la mano para que se vayan, pero ellos dudaban.
—Pero, luna…será peligroso para ella estar sola con ellos —Dean intentó convencer a Iris de que los dejara quedarse. Aunque le habían dado al alfa Derick, Cezi y al resto de los prisioneros de Hojapodrida, lo que les impedía transformarse en sus bestias, tanto él como Dyne no se sentían a gusto dejando a su luna sola.
—Los mataré si intentan hacerme daño. Pueden irse. Esta no solo fue la respuesta de Iris a las preocupaciones de los guerreros, sino también una advertencia para alfa Derick y Cezi de no meterse con ella, o incluso de tener algún pensamiento gracioso al respecto.
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