webnovel

Destinos Entrelazados: El Alfa y la Omega

Él es un alfa líder de la manada Zahk y ella una simple omega, a pesar de ser de dos mundos diferentes el destino buscara unirlos de la manera más extraña moviendo sus cartas a su merced. Que pasara cuando estos dos finalmente se encuentren y una serie de diversos acontecimientos buscara provocar su paciencia e incluso su existencia hasta el punto tal de estar envueltos en una guerra en la cual no pidieron estar. Te invito a que lo descubras...

Sayiori · สมัยใหม่
เรตติ้งไม่พอ
88 Chs

Dominieck y Susan amigos o enemigos

Entonces veo que has podido dar con una preciada perla Emma.

Replicó aquella sin titubear, con la voz seria, pero manteniendo aquella sensación de calidez que se percibía venir de ella con mucha fuerza la cual se enmarcaba en toda la curvatura de su boca en la figura de una sonrisa.

La tía tras mirar a Lina se alejó de mí por un momento y se dirigió hasta donde se encontraba tal chica, quien sin poder decir palabra alguna solo se dedicaba a observarle.

Una vez ante ella, tal mujer la tomó suavemente de las manos pues buscaba ante todo atraerla para que Lina le siguiera hasta posicionarla finalmente justo al frente de mí.

Ya allí, Susan tomando las manos de Lina junto a las mías ya que se encontraba en medio de las dos haciendo que entre nosotras se alineaba la figura de un triángulo, las unió una encima de la otra al tiempo que las suyas formaban una especie de capullo alrededor, mientras decía sin tardar.

— Espero que ambas se puedan apreciar lo suficiente como para que su amistad sea enteramente duradera, porque una vez el afecto entre lobos y humanos surge es necesario que el vínculo sea enteramente protegido.

— Protegido porque — cuestiono Lina.

— Por el valor que tiene; el que una y otra, dividida tanto tu Lina como humana y Emma como Loba sepa de la existencia de las mismas puede ser tanto cuestión de salvación o de perdición dependiendo de las circunstancias debido a las consecuencias que el tratado puede acarrear en contra de ustedes, incluyendo claro está la condena a muerte.

Condena a muerte pensé — no es una pena demasiado alta para pagar — me cuestioné intentando analizar la situación.

Susan tras querer continuar siguiendo aquel mismo compás el cual llevaba aquella conversación desvió su mirada para contemplar a Dominieck por algún tiempo al percatarse de que aquel fijamente la observaba.

Su forma de actuar y de expresarse de un momento a otro sin previo aviso cambiaron drásticamente por lo que comenzaron a volverse impredecibles puesto que para aquel instante sus ojos emanaba una evidente acusación en contra de Dominieck, mirada que iba acompañada a su vez de curiosidad y de descontento sobre su persona, mientras aquella mujer continuaba replicando a voz alta.

— Tratado que el joven aquí presente sugirió hace algunos años ante los cuatro alfas — comentó aquella mientras se encogía de hombros fingiendo una inusual indiferencia a la vez que lo señalaba, en tanto continuaba replicando — por lo que hoy tanto humanos como lobos fueron divididos, aunque no digo que estuvo mal por un lado entiendo que fue lo correcto.

Dominieck tras escucharla se tensiono y empezó a mirar hacia todos lados con cuál actitud sospechosa pues aquel buscaba con desesperación intentar descubrir quién de nosotros además de Susan se encontraba de igual forma recriminándolo por su actuar del pasado en cuanto a aquellas palabras habían sido repetidas, ya que sin dudas él había captado la acusación que tal mujer se encontraba haciendo en su contra de forma directa.

— Porque me miras así Susan, sabes perfectamente que lo que hice fue con la completa intención de protegerlos, aunque no debería pues sabes a sinceridad lo que pienso de los humanos.

Cito aquel hombre manteniendo por completo su gran arrogancia intacta, mientras hinchaba el pecho de aire y colocaba sus manos a ambos lados de las caderas simulando ser un falso héroe.

— ¡Um! se perfectamente lo que piensas de nosotros, para nada tienes que recordármelo, pero ahora bien algo me dice que desde la primera vez que nos conocimos solo hablas desde tu necesidad de protestar sumado a tu mal carácter por lo que das simples excusas que no van al caso.

La tía Susan para aquel instante destilaba algo de innegable veneno pues parecía encontrarse completamente segura de sus palabras.

Ahora bien, en todo caso nosotros aun no podíamos hacer nada salvo por el momento que observar y escuchar, puesto que no se encontraba ocurriendo nada de peligro mientras aquella solo continuaba.

— Además Dominieck, estoy segura de que existe alguno que otro humano que te cae realmente bien o no te habrías tomado tales molestias para supuestamente salvarles en aquel entonces, partiendo claro está desde tu extraño punto de vista y menos estarías parado aquí hoy precisamente con nosotros junto a tres detestables humanos.

Dominieck ante las palabras de la tía se mostraba muy disgustado tanto que se podía notar como aquel apretaba los dientes conteniendo una posible marejada de emociones.

— Patrañas solo estoy aquí porque Lombardi me lo pidió, nada más, por lo pronto lo sabes bien, además usted y yo en todo caso Susan, no tenemos cuentas pendientes.

La tía al escucharlo renegar se enfureció bastante, tanto que incluso parecía salirse de sus propios cabales.

A pesar de ser una persona completamente dócil y difícil de enfurecer según lo que yo conocía de ella, podía notar como aquella apretaba fervientemente los dientes, nunca en los años que estuve conociéndola la vi jamás así, incluso podría llegar a decir que parecía que en cualquier momento iba a explotar.

Susan miró a aquel hombre de una forma un tanto aterradora, tanto que para el colmo parecía que aquella se lanzaría contra aquel y lo intentaria matar en cualquier momento, lo que sin dudas significaba que esto terminaría empeorando antes de mejorar.

Aquella mujer sin siquiera pensarlo nos miró, nos sonrió y a apartó sus manos de las nuestras, deshaciéndose así de la calma que aun la rodeaba por lo que casi de seguido empezó a alejarse de nuestro lado tomada por él enojo.

— Espérenme aquí, tengo algo que hacer — musito aquella inmediatamente se alejó por algunos escasos pasos.

— Tía Susan no, espera a dónde vas.

Grite, pero aquella simplemente no contesto en más me ignoró, así fue que la vi caminar alejándose de nosotros, la observé fijamente durante todo su trayecto por lo que pude notar como aquella se acercó a Dominieck tan determinada como nunca en la vida la hubiese visto jamás, por lo que estaba completamente segura que la tía terminaría cometiendo a alguna locura y vaya que no estuve equivocada.

La observe, por nada y para nada aparte mis ojos de ella, mucho menos pestañeé pues no podía darme el lujo de perderme de ningún detalle en caso de que me tocase implicarme para evitar que ocurriera alguna desgracia, por lo mismo fue que contemple como aquella mujer reto a la misma muerte en la figura de aquel hombre sin retractarse.

Una vez estuvo lo suficientemente cerca de Dominieck, Susan realizó un movimiento rápido y preciso, le atacó, pues simplemente contrayendo su brazo derecho hacia atrás lo lanzó casi como cual resorte de arma hacia delante dando un golpe certero así contra el estómago de aquel hombre, celebrando con cual gozo en su alma.

Aunque no podía hacerle verdadero daño a tal sujeto aquello si le dio que sentir debido a que fue todo más que inesperado.

Pensábamos que todo llegaría hasta hay pues la sorpresa tras ver tales imágenes se reflejó en nuestros ojos quienes atónitos observábamos puesto en más que desconcertados.

Pero no, la tía tenía otros planes pues no bien aquel se encorvo a causa de las sensaciones que aquello le produjo, tal mujer dio un pequeño salto y nuevamente profirió otro golpe más esta vez con toda la mano abierta directo contra la parte posterior de su cabeza.

— Susan... — gritó Dominieck enojado tras recibir aquel impacto — ¿Que rayos te pasa?

— Ya deberías saberlo no lo crees o eh de decir entonces que presiento que a alguien aquí se le ha olvidado cuales son los buenos modales y lo que significa la cortesía, no es justo que tenga yo que recordarte que debes de saludar a tus mayores pequeño granuja, una vez que te acercas.

— ¡Oh no! ya vas a empezar, debería de hacerte hacer memoria entonces que yo en todo caso soy el mayor de los dos, no tú — replicó aquel una vez se incorporó nuevamente.

— A empezar... no jovencito sabes bien que es lo único que siempre te he reclamado por lo mismo no me quedaré tranquila hasta recibirlo.

Aquellos dos parecían encontrarse discutiendo molestos el uno contra el otro respecto a algo sin sentido, era lo que nosotros podíamos notar, pero en realidad nos encontrábamos muy lejos de la realidad.

La contienda entre ambos continuó por algunos segundos más, tiempo en el que aquellos se retaban sin medida hasta que pasado un periodo prudente todo dio un giro de trescientos sesenta grados.

De la nada aquellos dos tras ver nuestras caras quienes yacíamos de ojos completamente abiertos y bocas levemente caídas empezaron a reír a todo pulmón de modo que se podía notar la burla venir de ellos.

Al verles parecían incluso disfrutar del completo caos que habían formado al ver como nosotros yacíamos perplejos y confundidos aun costado, lo que lo hacía todo muy difícil de comprender pues ya no sabíamos si intervenir para detener todo aquello, o dejarlos que siguieran con su juego.

A fin de cuentas, ahora bien, grande fue la sorpresa que nos llevamos tras ver cómo aquellos dos finalmente se abrazaban con tanta familiaridad como si se tratara del reencuentro entre dos hermanos que a pesar de llevar mucho tiempo sin verse no pueden evitar llevarse la contraria y pelear, antes de dedicarse alguna muestra de afecto.

— ¿Qué ha pasado aquí? — cuestione dejando en el aire un evidente sentimiento de confusión.

El tío Martín quien se encontraba a un lado sonrió extremadamente avergonzado al contemplar tal alboroto mientras allí quieto permanecía, a pesar de que era evidente de que todo aquello podría llegar a salir mal, pero, aun así, prefirió dar un voto de confianza al ser particularmente conocedor de cómo es la relación de aquellos dos.

— Estos dos, me pregunto cuándo llegara el tiempo en el que se saluden como personas civilizadas — musito aquel mientras llevaba su mano derecha hasta los laterales de su cabeza donde intentaba dar un leve masaje meramente usando el dedo medio junto al pulgar.

— Un momento Lombardi, acaso todo esto es un juego — comentó Lina con algo de descontento tras prestarle atención.

El tío al escucharle levantó la cabeza de modo que pudiera este volver la vista hasta donde encontraban aún Susan junto a Dominieck y dio una respuesta a Lina ante su duda sin mirarle — podría decirse que sí, aunque no del todo.

— Como no comprendo, es o no es — repuse de seguido — es un juego o de que se trata tal contienda entre ellos.

— Creeme que ni yo mismo del todo lo entiendo, simplemente desde que se conocieron se comportan de ese modo, así que chicas se podrán imaginar la cara de sorpresa que puse al verlos pelear así la primera vez cuando los conocí.

— ¿Cuándo los conociste? — cuestione ante la sorpresa — pero no se supone que la tía y tu llevan años juntos, como ha sido eso entonces desde cuando conoces a Dominieck.

— Si estas en lo correcto, Susan y yo llevamos bastante tiempo juntos, pero Dominieck y ella, sin dudas ya llevaban más tiempo siendo amigos; imagínate si han pasado algunos buenos años ya desde aquel día en el cual chocamos en tanto les conocí que para aquel entonces no pensaba siquiera que lo del bosque ocurriría por lo que mucho menos imaginábamos que ambos terminaríamos en Venecia juntos y casados, por lo que podría decir que conozco a ese hombre desde hace mucho tiempo.