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14.

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| CAPÍTULO CATORCE. |

Suspiró mientras se abrazaba fuerte al cuerpo de su amada. Había tenido miedo de dejarla sola.

Todos estaban reunidos en alguna parte de Las Noches. El capitán Kurotsuchi trabajaba en su idea de crear una garganta para poder salir de ahí, mientras Zaraki y Byakuya peleaban contra él espada número cero.

Ichigo junto a sus amigos descansaba después de la pelea contra Ulquiorra Cifer.

El silencio era algo profundo e incómodo en ese lugar, pues nadie confiada en el peliblanco más que su propia amada.

Pero eso poco le importaba a Gin, mientras pudiera derrotar a Aizen y estar con Tara después de la guerra, todo valdría la pena.

No sabía con exactitud cómo había comenzado todo, simplemente Ichigo se había puesto a alagar al capitán del décimo segundo escuadrón, pero este se había molestado al ser comparado con Kisuke Urahara. Luego la pelea comenzó y el pelinaranja había retado a Mayuri Kurotsuchi.

Ahora se encontraba junto a Gin corriendo por una garganta improvisada con dirección hacia Karakura, al frente de ellos corría Unohana e Ichigo.

La pelinegra había insistido en que ella formaría el camino, por lo que ahora se sentían más seguros.

—¿Qué es lo que sabes sobre el plan de Sōsuke Aizen, Ichimaru-san?— habló la capitana del cuarto escuadrón con una sonrisa.

—No mucho con exactitud— respondió el peliblanco manteniendo su sonrisa zorruna —Solo sé que utilizara el Hōgyoku para darse poder, al igual que crear la llave para ascender al trono celestial. Quiere derrotar al rey espíritu y auto-proclamarse a sí mismo rey— agregó.

Aquello sorprendió al Kurosaki, mientras que la capitana mostraba una expresión seria ante la respuesta del ex capitán.

—Aizen sabía que quería traicionarlo. Por ello no compartió mucha información conmigo— soltó un suspiró pesado.

—Está bien Ichimaru-san— habló Unohana con seriedad —La única ventaja que tenemos ahora es Ichigo Kurosaki, quien aún no ha visto la liberación de la Zanpakutō de Aizen— agregó concentrándose en seguí manteniendo el camino de reishi.

La ciudad falsa de Karakura había sorprendido a Aizen, le sorprendía lo bien que la Sociedad de Almas había hecho su trabajo –por primera vez en mucho tiempo–.

Los tres primeros Arrancars se encontraban junto a él y a Tōsen. Miró a los capitanes y tenientes que ahí se encontraban.

Era claro que él no interferiría en la pelea de sus Espada contra los capitanes, pero parecía que éstos desconfiaban de él. El viejo Yamamoto siempre trataba de parecer precavido en esas situaciones.

—¿No piensa hacer nada Aizen-sama?— preguntó el moreno a su lado con un semblante serio sintiendo el calor de las llamas ardientes que les rodeaban.

El primer movimiento del capitán Comandante fue encerrarlos en una esfera de llamas provocada por la Zanpakutō de éste.

—No— respondió sonriendo con arrogancia —Starrk, Baraggan y Halibel se las pueden arreglar solos— agregó mirando aquella estructura de fuego.

Kaname asintió sin decir nada más, no le correspondía dudar de los planes del castaño. Después de todo, él siempre tenía todo bajo su control.

Las Espada no dudaron en pelear contra aquellos capitanes que se posaron enfrente de ellos, no dudaban del plan de Aizen mucho menos de su fuerza y habilidades.

Era claro que ellos ganarían ante tal diferencia de habilidad...

Comenzaba a desesperarse al no llegar a Karakura, después de todo ese vacío le era interminable; como si cada vez que avanzarán se adentrará a una inmensa e interminable oscuridad.

—Tranquilo Ichigo, llegaremos pronto a Karakura— ánimo la pelinegra sonriéndole suavemente al Shinigami sustituto.

El pelinaranja suspiró, su poder espiritual estaba a la mitad debido a la reciente batalla que había tenido con Ulquiorra y de no haber sido por la interrupción del capitán Zaraki y Byakuya, él seguiría peleando con la espada cero, Yammy.

Solo le quedaba prepararse para cuándo llegarán a Karakura.

Miró de reojo al peliblanco y la teniente, ¿debía confiar en aquel hombre?

Era muy probable que esto fuera parte del plan de Aizen, comenzó a pensar en lo que había pasado.

Gin estaba casi recuperado cuando llegó con los demás, sino fuera por Orihime hubiera muerto. Si Aizen y él siguieran siendo secuaces, el castaño no le hubiera dado en algún punto vital que lo matará.

De ser así, entonces Gin había traicionado al ex capitán del quinto escuadrón.

Sonrió de medio lado, era cierto, el enemigo de mi enemigo es mi amigo. Gin ayudaría mucho en esta batalla, conoce a Aizen y sus técnicas. Con él no podrían perder ¿verdad?