—¿Qué está pasando aquí?
Me quedé en silencio mirándola con terror y vergüenza, era evidente que sabía lo que estaba pasando, estaba a punto de engañarla con McClane pero aún así su voz era como un tipo de súplica para que negara lo que ella estaba presenciando. Si Lisa no hubiera entrado, estoy seguro de que no me habría detenido hasta que fuera demasiado tarde.
—¿Llegué en mal momento?—replicó y mi silencio confirmó sus sospechas, entonces su rostro cambió, estaba llena de ira y miraba a McClane con odio.
—Creo que es mejor que me vaya.—Dijo esta última tomando su bolso y dirigiéndose a la salida, no podía distinguir qué sentía en ese momento pero su mirada era indescriptible.
—¿Por qué no te quedas? Se nota que estaban pasándola de maravilla antes de que los interrumpiera.—dijo Lisa mirándola de una manera retadora y sarcástica a la vez.
¡Dios! ¿Por qué las mujeres son así?, las mujeres que amo estaban a punto de comenzar una discusión y yo seguía callado sin saber qué hacer más que mirarlas e intentar acomodar mis ideas para explicar a alguna de las dos lo que estaba pasando sin lastimar a la otra. ¿Cómo le explicaba a Lisa que aún amo a McClane? Y ¿Cómo le explicaba a McClane que salgo con Lisa y nunca lo mencioné?
—Me iré ahora, tienes que arreglar esto—Dijo Jordana en voz baja dirigiéndose a mí y yo solo asentí y formule un pequeño »lo siento«, cuando menos podría posponer la explicación que le debía.
—Por favor quédate, tú y Chen hacen una hermosa pareja. Mejor me voy yo para que sigan divirtiéndose.
—Aunque concuerdo contigo querida, creo que ustedes aún tienen asuntos pendientes. Hasta luego.—respondió Jordana reanudando el paso.
—¡¿Cómo te atreves a usar el sarcasmo después de haberte revolcado con mi novio sabiendo que está comprometido?!—preguntó interponiéndose entre McClane y la salida.
—¿Co-comprometido?...—dijo cabizbaja y un tanto herida—En mi defensa yo... no tenía idea de tu existencia, Chen nunca te mencionó, ahora por favor muévete para que pueda salir de aquí de una buena vez.
Ante esto, Lisa la contempló unos segundos igual de herida e intentando procesar lo que acababa de escuchar, luego se apartó y no apartó la vista de mí hasta que escuchó el sonido de la puerta cerrarse.
Una vez que estuvimos solos, se dispuso a formular la pregunta que yo tanto me temía.
—Es obvio lo que está pasando aquí, ella es tu ex novia canadiense ¿Cierto?—exclamó y yo sólo asentí con la cabeza sin atreverme a mirarla a los ojos siquiera—¡Pero mírame a los ojos Jong dae!, Tienes que tomar una decisión o nos vas a perder a las dos, es ridículo que creas que puedes ocultarnos la verdad y tener a ambas. Así que piensa bien en lo que te voy a preguntar porque no lo haré dos veces, elige, ¿Ella o yo?
Llegó el lunes y todo transcurrió normalmente, me apuré a hacer mis deberes laborales del día y a la hora del almuerzo me vi con mi novia como había sido habitual hasta que Jordana vino a Corea. Fuimos a nuestra cafetería favorita en la ciudad y ella se veía tan feliz que parecía que casi podía fingir con facilidad que nada había pasado. Una vez ahí, nos sentamos a la mesa que estaba más cerca de la ventana y luego ella habló.
—Tomaste la decisión correcta cariño, promete que todo estará bien entre nosotros...
—Eso creo, yo… lo prometo—dije con una sonrisa falsa dirigiendo la mirada hacia afuera del establecimiento para que no notara el par de lágrimas en mis ojos que estaban a punto de derramarse.
No podía parar de pensar en Jordana, y lo mucho que seguramente la iba a herir mi decisión, planeaba hablar con ella hoy pero creo que es evidente que me está evitando porque no pude coincidir con ella en ningún momento. Pero, cuando se sienta lista y se deje ver, la buscaré y aclararé todo con ella; no se merecía esto y mucho menos el trato que Lisa le había dado.
A pesar de todo, sentía que había tomado la decisión correcta y que de alguna manera era lo mejor para los tres. Lo que no me parecía nada bien es que mi novia le hubiera dicho que estamos comprometidos porque no es cierto ni por asomo, así que procedí a preguntarle por qué lo había hecho.
—¿Por qué lo hiciste?
—¿Hacer qué?—respondió ella luego de dar un bocado a su croissant.
—Decirle a Jordana que estamos comprometidos.
—Porque deberíamos estarlo, tal vez de esa manera respetarías un poco más nuestra relación.
—Pero no es cualquier cosa y no es algo que esté entre mis planes hacer.
—Bien, como quieras. Tú te lo pierdes cariño—concluyó entredientes con una mirada fría de falsa indiferencia dando un sorbo a su café.
Pasaron un par de días y seguía sin saber nada de McClane así que decidí ir al área de oficinas probando mi suerte, ante lo cual me encontré con algo totalmente inesperado. Ella estaba sentada en su escritorio luciendo hermosa como siempre con la mirada fija en su computadora, parecía estar realmente concentrada en lo que hacía hasta que un chico llegó y la interrumpió. Se trataba de Kris, el hermano de mi mejor amigo Sehun, no tenía idea de lo que estaba haciendo aquí ni de las intenciones que tenía con ella, así que decidí llamar a mi mejor amigo para ver si él sabía algo. Regularmente bastaba con moverme un par de pasos de mi escritorio para llegar al de Sehun y hablar con él, pero justo ahora se encuentra en Alemania por un viaje de negocios y ya no puedo hablar con él tan fácilmente, lleva tres semanas fuera del país y realmente comienzo a extrañarlo. Una vez que marqué su número, contestó al quinto tono.
—Hola, ¿Qué ocurre hermano?
—Hola, ¿Estás ocupado?
—Un poco, pero para ti siempre estoy disponible. Dime qué pasa amigo.
—Bueno yo me preguntaba...—hice una pequeña pausa pensando si lo que hacía era por curiosidad o por celos y luego continué—me preguntaba si sabes qué está haciendo tu medio hermano en la empresa de mi padre.
—Ah bueno… esto no te gustará pero él es mi reemplazo temporal.
—¿De qué hablas? ¿"Reemplazo"? ¿Cuándo regresas?, ¿Estás bien?
—Tengo que irme Chen, hablamos luego ¿Sí?—dijo repentinamente contento mientras se escuchaban murmullos de una mujer detrás de él.
—Bien, pero realmente tenemos que hablar al respecto. Llámame en cuanto puedas.
—Por supuesto, adiós.
Lo último me dejó un tanto desconcertado, en ese momento ni siquiera estaba seguro de que él seguía en Alemania, aparte la voz de aquella mujer era muy familiar, sonaba como la de… ¿Andy?
Una vez que colgué, me dirigí hacia mi área de trabajo y no me levanté hasta que terminé todo lo que tenía que hacer. Al otro día, pasé nuevamente por el área de oficinas y observé de lejos cómo ella se encontraba nuevamente con aquel chico, se reían de algo que parecía un chiste privado y parecía que se miraban con ojos de amor lo cual me hizo sentir bastante celoso pero también feliz a la vez porque ella no estuviera triste a causa de lo que había pasado entre nosotros. Decidí darle un tiempo para que se calmaran las cosas y tuve que soportar el dolor similar de una cuchilla en la espalda al verla diariamente con Kris, fue hasta un viernes por la mañana que decidí hablarle sin importarme que ellos se encontraban juntos.
—Hola.—dije interrumpiendo sus risas
—Hola.—respondió secamente ella poniéndose sería de manera repentina.
—¡Hola Chen! Cuánto tiempo sin verte.—respondió él con una sonrisa auténtica en el rostro y acercándose para saludarme.
—¿Podemos hablar?
—Claro.—respondieron ambos al unísono
—¿Nos dejarías un momento a solas por favor Kris?
—Claro querida, te veré luego.
Aquella frase me molestó un poco, ¿Por qué le llamaba "querida"? No tenía derecho. Me tomé un momento para respirar profundo y relajarme antes de tomar asiento en la silla que se encontraba frente al escritorio de McClane.
—¿Y bien?, ¿De qué quieres hablar?
—Bueno yo… siento mucho lo que pasó el viernes pasado.
—Yo también, me parece terrible que hayas omitido el hecho de que estás comprometido con ella o siquiera que están juntos. Las cosas hubieran sucedido de manera muy distinta de haberlo sabido, yo no soy ese tipo de mujer, ¡No soy una cualquiera Chen!
—Lo sé, yo lo siento demasiado, no sabes lo culpable que me siento. No pienso que seas una cualquiera, simplemente fue inevitable ignorar mis sentimientos por ti teniéndote tan cerca de mí como lo estabas, me dejé llevar y no me arrepiento de ello. La verdad es que sin importar que no haya salido como esperaba, valió la pena.
—Bien, pero de todas maneras siguen juntos ¿No es así?
—Sí, así es. Y creo que es lo mejor para los tres.
—Ya no importa.—dijo ella un tanto consternada dirigiendo su mirada hacia el escritorio contiguo intentando que yo no notara sus ojos llorosos.
—Oye yo… sólo quiero que sepas que no estoy compro…
—Aquí está la información que me pidió señorita Jordana.—dijo una mujer interrumpiendo totalmente lo que yo estaba diciendo, ella era castaña, de tez sumamente blanca, un tanto atractiva y lucía jóven como nosotros, era la secretaria de McClane.
—Claro, muchas gracias—respondió limpiando una lágrima en su mejilla con el dorso de su mano rápidamente y luego tomó el folder que le entregó su secretaria revisando los papeles que contenía—ya puedes retirarte.
—Jordana, yo estaba a punto de decirte que…
—Ya no quiero saber nada más, sólo espero que sean muy felices juntos.—dijo interrumpiendo mi frase.
—Pero…
—Sólo vete de aquí Chen, hazme un favor y aléjate de mí.—concluyó mientras clavaba la vista en su computadora conteniendo las lágrimas nuevamente.
Sus palabras me hirieron verdaderamente, pero a la vez lo entendía porque yo la había herido aún más y tal vez alejarme de ella verdaderamente era lo mejor, así que me arme de valor y di un paso en dirección hacia ella con la intención de darle un último abrazo, luego pensé que eso sólo empeoraría las cosas y entonces mejor me dirigí hacia el elevador para irme de ahí finalmente.
Luego de ese dramático episodio de mi vida, por fin logré sentirme mejor y por fin pude ver todo desde un punto de vista más positivo. Ella tenía derecho a elegir con quién quería estar así como yo, así que haría lo mismo que cuando la conocí, esperaría a que el destino nos uniera de nuevo y si no lo hacía se las vería conmigo. Mientras intentaría arduamente recompensar a Lisa por todo lo que la había hecho sufrir, así como McClane, no se merecía ese trato.
Pasaron un par de semanas y todo en mi vida volvió a la normalidad, me iba bien en el trabajo, mi relación con Lisa se había hecho más fuerte y estaba mejorando notablemente, pero lo más importante, me sentía con la fortaleza suficiente para ser amigo de Jordana y esta vez lo haría de la manera correcta sin intentar ir más allá con ella. Casi podía asegurar que estaba dejando de tomarle importancia hasta que el destino me demostró lo contrario sacando su as de la manga en el esplendor de su crueldad.
Sucedió un sábado por la tarde, había invitado a mi novia a cenar en un restaurante lujoso en Seúl, le había ofrecido pasar por ella antes para llegar juntos pero se negó diciendo que tenía algo que hacer antes, así tuve que llegar sólo. Aparque el Jeep frente al establecimiento y justo cuando estaba a punto de subir los vidrios para poder bajar, miré hacia el otro lado de la calle instintivamente al escuchar una voz familiar y entonces ví algo que no podía creer, Baekhyun estaba estacionando su auto y McClane se disponía a cruzar la calle para dirigirse hasta este último, luego se detuvo unos segundos frente a la puerta del copiloto antes de subir al auto y que el auto se pusiera en marcha finalmente. Aunque su manera de vestir era muy atractiva como el día de la cena en mi departamento y lucía hermosa haciendo que la notara, yo pasé completamente desapercibido para ella, así que dudé unos segundos evaluando la situación y mis posibles antes de poner el Jeep en marcha y seguir el auto de Baekyun.
El auto siguió su camino por varias cuadras y luego se detuvo frente a una casa un tanto apartada en una zona lujosa de Seúl, detuve el auto un par de casas antes y luego observé cómo ambos se bajaron y finalmente entraron juntos dirigiéndose sonrisas coquetas mutuamente antes de entrar a aquella casa. Esto último que dejó consternado, no podía creer lo lejos que habían llegado mis celos pero estaba seguro de que no era como las veces anteriores, sentía al pasar de los segundos cómo la llamarada de celos que había experimentado un par de semanas al verla con Kris regresaba lentamente y me recorría todo el cuerpo incrementando su intensidad. Así que me quedé ahí, petrificado frente al volante sin saber qué hacer mientras sentía las lágrimas rodar por mis mejillas al contemplar como mi destino con ella se desvanecía poco a poco como las hojas de los árboles en otoño.