Cuando llego a la habitación, Song se tira a mis brazos. Las lágrimas se le escapan.
–Me dijo que no me preocupara. Que fuera fuerte. Pero…
La abrazo, intentando reconfortarla. Me gustaría decirle la verdad, pero es demasiado peligroso. SI ella también desaparece, habrá sospechas. Si no lo hace, podría descubrirme aunque no quisiera. Ya es suficiente con el riesgo de que yo lo haga si me preguntan. No puedo mentir.
–Shi me dijo que trajera a alguien más. Que era lo mejor para todos. Para ti. Pero… ¿Puedo ser egoísta solo hoy?
Sus ojos no son tanto de deseo como de necesidad de cariño. Es algo de lo que los esclavos no tenemos mucho. Pero nos queda un poco. La beso con suavidad. Como hice ayer.
–Yo… Necesito que seas más… rudo– me pide.
Entiendo que quiere olvidarse por hoy. Refugiarse en el placer. Yo penetro su boca con mi lengua con más decisión. Cojo con fuerza sus nalgas. Agarro su pelo, forzando su cabeza a seguir besándome. Cada acción tiene qi. Menos suave. A destellos cortos y más poderosos. El placer llega por oleadas. Más brusco. Más explosivo.
La tiendo en la cama, boca arriba. Le hago morder un trozo de tela. La cojo de los tobillos. Fuerzo sus piernas abiertas y la miro a los ojos. No hay miedo. Solo deseo. Sin soltar sus tobillos, penetro su ya húmeda vagina. Me muevo con cierta violencia, pero no más de lo que puede aguantar. Sus manos están sobre mis muslos, apretando. El sonido de sus gemidos es amortiguado por la improvisada mordaza. Sus abundantes pechos se mueven desincronizados con su cuerpo.
–¡Mmmmh! ¡Mmmmhhhhh! ¡MmMMHHH! ¡MMMMHHH! ¡¡¡MMMMMMMMMMMHHH!!! ¡Mmh! ¡¡¡MMMMMMMMMMMMMMMMMMMHHHHHHH!!!
Tiene un fuerte orgasmo. Mientras su cuerpo tiembla, acelero mis movimientos y añado más qi, forzando a uno más fuerte y eyaculando dentro de ella.
–¡¡¡MMMMMMMMMMMMMMMMMMMHHHHHHH!!! ¡¡¡MMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMHHHHHHH!!! ¡¡¡MMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!
Ha sido rápido. Le quito la mordaza y la miro, mientras ella respira fuerte, recuperando el aliento.
–Aaaaah. Aahhhhhh. Ahhhhhhh. Ahhhh. Ahhh.
Vuelvo a ponerle la mordaza y le doy la vuelta. De rodillas, levanto su culo hasta que ella está a la altura adecuada. Sus rodillas no llegan al suelo, y las tiene dobladas. Sujeto su peso. Solo la parte superior de su cuerpo está contra el colchón. Sus senos aplastados contra él. Su cara contra la almohada. Sus manos estiradas sobre su cabeza. Su posición es de total sumisión.
La vuelvo a penetrar. Mis manos sobre sus muslos, junto a sus caderas. Me muevo rápido, aunque no tan brusco como antes. Controlo su respiración, su qi. Doy un par de embestidas más fuertes con extra de qi. Tiene un fuerte orgasmo y paro cinco segundos. Luego sigo de nuevo. Durante un minuto estoy penetrándola sin parar. Luego vuelvo a hacerlo más fuerte, provocando otro orgasmo
–¡Mmmmmh! ¡MmmMMMMhhhh! ¡MmMMHHH! ¡MMMMHHH! ¡¡¡MMMMMMMMMMMMMHHH!!! ¡Mmh! ¡¡¡MMMmmmMMMMMMMMMMMMMMMMHHHHHHH!!!
–¡MMMMHHH! ¡¡¡MMMMMMMMMMMMMHHH!!! ¡Mmh! ¡¡¡MMMmmMMMMMMMMMMMMMMMMMMHHHHHHH!!! ¡¡¡¡MMMMMMMMMMMMMMMMMMMMHHHHH!!!!
Su respiración se ha acelerado bastante. Así que lanzo un último ataque. Unos veinte segundos de fuertes embestidas y qi. Eyaculo dentro de ella de nuevo. Tiene un último gran orgasmo.
–¡¡¡¡MMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMHHHHH!!!! ¡¡¡¡MMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMHHHHH!!!! ¡¡¡¡MMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMHHHHH!!!! ¡¡¡¡MMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMHHHHH!!!! ¡¡¡¡MMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMHHHHH!!!! ¡¡¡¡MMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMHHHHH!!!! ¡¡¡¡MMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMHHHHH!!!! ¡¡¡¡MMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMHHHHH!!!! ¡¡¡¡MMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMHHHHH!!!! ¡¡¡¡MMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMHHHHH!!!! ¡¡¡¡MMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMHHHHH!!!! ¡¡¡¡MMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMHHHHH!!!! ¡¡¡¡MMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMHHHHH!!!! ¡¡¡¡MMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMHHHHH!!!!
Se ha desmayado. Le doy la vuelta y le quito la "mordaza". Sé que es lo que quería. Y no niego que ha sido excitante. Pero estoy un poco preocupado por ella. Cuando compruebo su estado no veo nada extraño, así que me tranquilizo y recupero también el aliento.
Me aseguro que no despierte por un rato y vuelvo a llamar a Shi.
–No te fuerces a llamarme siempre– me susurra ella. Pero me sonríe y me da un beso. Luego se vuelve hacia Song.
–Pobre. Ha sido duro para ella. Hemos estado juntas desde niñas.
Acaricia su cabello por un momento. Se vuelve de nuevo hacia mí.
–Para ti también tiene que ser duro. Dime, ¿qué le has hecho?
Pone una cara como de escandalizada cuando se lo cuento. Pronto descubro que finge, cuando se tumba y abre las piernas.
–Yo también quiero probar– se insinúa, antes de coger el mismo trozo de ropa y ponérselo en la boca.
Se lo vuelve a quitar para reírse de mi cara. Luego vuelve a morderlo y acaricia mi pecho con los pies. Bien, si es lo que quiere, es lo que tendrá.
Al final, también pierde el conocimiento. La dejo durmiendo en su cama de la Residencia, mientras yo me acuesto junto a Song. Estoy exhausto.
—————
A la mañana siguiente, Song me está mirando cuando despierto.
–Gracias por lo de ayer.
La beso en la mejilla y palmeo suavemente su cabeza. Está a punto de llorar.
–Shi… Me pidió que trajera a alguien. Liang es buena chica. Y querría venir. Si te parece bien. Ya la conoces– me dice tímidamente.
La verdad es que no me parece mal. Tampoco me sorprende que sea idea de Shi. Pero no quiero presionar a Song. La pérdida de Shi ha sido dura para ella.
–Si tú estas bien con ella, tráela. Pero cuando quieras. Estoy bien contigo.
–¡Pero yo no! ¡Todos los días como ayer no lo aguantaría!– ríe ella.
Sé que se está forzando a reír.
–Haz lo que veas mejor– le digo, besándola ahora en los labios. Con suavidad, sin ir más allá.
—————
Después del desayuno, veo en la lista de tareas que tengo que ir al control de esclavos. Song también. Y otros esclavos, a diferentes horas. No me preocupa ni Song ni los otros. Me preocupa ir yo. No puedo decir todo lo que sé. Y no puedo mentir.
Estoy un poco tenso practicando con el qi de las copias. Además de que resulta frustrante. Creía haber avanzado bastante, pero los pequeños detalles son lo más difícil, lo que más cuesta. Y un solo error estropea la copia. Aún me queda para dominarlo. Lo bueno es que, al copiar, también me familiarizo con las técnicas de los cuadernos. Cuando esté cerca de lograrlo, intentaré practicar con unos de detección de qi. He encontrado varios cuadernos para imbuir, y me sería muy útil.
Al salir, me toca ir al control. Al llegar, respiro aliviado para mis adentros. Se lo han tomado como un caso más. Solo hay un sirviente para hacer las preguntas. Y parece más interesado en acabar que en indagar. Al fin y al cabo, solo ha desaparecido una esclava.
–¿Sabes dónde ha ido la esclava Shi?– me pregunta.
–Dijo que se iba a esconder en un lugar del bosque. No dijo cuál– le respondo.
Es verdad, lo dijo. Aunque no es toda la verdad. Había preparado esa respuesta de antemano. Pero, si insiste, tendré problemas.
–¿Las causas?– lee la pregunta. Solo quiere completar el informe e irse.
–Dijo que una estudiante había querido matarla y había escapado. La estudiante había reservado su tiempo para el día siguiente.
–¿Sabes dónde está? No, deja, eso ya lo has dicho. Bien, puedes irte.
Respiro aliviado. Estamos obligado a decir la verdad cuando está presente la otra parte del sello, como en estos casos, pero eso no significa que no pueda esconder parte de ella. Es una de las debilidades del sello. Pero si fueran en serio, no podría ocultarlo. De hecho, ha estado a punto. Supongo que ahora puedo volver a mi vida "normal".
Hoy toca traer agua. Ni me paso por el río o miro si hay alguna esclava disponible. Aprovecho todo el tiempo para abrir los meridianos. Los dos a la vez. Se dice que es lo más eficiente.
Voy parando para entregar el agua, aunque no es fácil controlar el tiempo. Me retraso un par de veces y tengo que simular que he venido casi corriendo las siguientes. No los he abierto. Me falta muy poco. Quizás podría haberlo conseguido. Pero necesito tiempo para asegurarme que puedo usar la técnica de sellado.
Shi me ha prohibido llamarla esta tarde. Quiere recuperar todo su qi.
—————
Cuando vuelvo a la habitación están Song y Liang. Ésta parece nerviosa. Me saluda sin mirarme, como una sirvienta a su amo. Le pellizco el culo.
–¡Ah!– exclama y me mira sorprendida.
–Lo siento. Estabas tan seria que no he podido evitarlo– me río.
–¡No seas malo!– me regaña Song.
Sé que se ha dado cuenta de por qué lo he hecho. Me sigue el juego para romper el hielo. Es cierto que ya me he tirado a Liang dos veces desde que tengo el método de cultivación. No tendría que estar tan tensa. Pero sé que ser aceptada por un rango mayor puede ser un gran ventaja. Y le da miedo ser descartada.
Me mira fregándose dónde la he pellizcado. Casi hace pucheros. Me cuesta mucho no reírme. Y Song está a punto también. Bueno, al menos parece que sobrelleva lo de Shi.
–Lo siento, lo siento. ¿Qué puedo hacer para compensarte?– le pregunto, entre serio y broma.
–Eh… Bueno… Quizás un beso– pide tímidamente.
Me agacho y le doy un beso en la mejilla. Me mira entre tímida y decepcionada.
–¿O querías un beso más…. íntimo?– la provoco.
Ella se queda sin palabras, no sabe muy bien que decir.
–Oh vamos, deja de ser malo. Fóllatela ya. Luego me toca a mí– interviene Song, con un tono claramente forzado de exasperación.
Liang abre mucho los ojos. De repente se ríe. Se ha dado cuenta.
–Lo siento, es culpa mía. No quería ser… tan…
–¿Tímida?– provoca Song. Creo que se está empezando a divertir.
–Luego soy yo el malo– me quejo.
–¡De alguien habré aprendido!– ríe ella.
Liang también se ríe. Creo que hemos roto el hielo.
–Entonces, ¿ese beso más íntimo?– pide con algo de timidez.
Me acercó y la beso, mientras la recuesto en la cama. Las dos veces anteriores lo hemos hecho de pie. Song me ayuda a desvestirla. Juego con sus pequeños pechos, con sus piernas, con el interior de su vagina. No la dejo llegar al orgasmo hasta que abro más sus piernas y la penetro.
–¡MMMmmmmmmm!– Song le ha tapado la boca.
No soy muy brusco con ella, pero tampoco tierno. Sus ojos están cerrados, abrumados por el placer. Mi miembro y mis manos rebosan qi. He forzado su contenedor, por esta vez. Luego voy absorbiendo un poco del suyo. Me falta bastante por llenarme aún.
Me concentro en el placer. En la sensación dentro de ella. Es más estrecha que Song, me aprieta más. Tengo que ir con cuidado de no hacerle daño. Mantengo el ritmo durante varios minutos. La dejo correrse de vez en cuando. Mis manos acarician sus caderas, sus piernas. A veces suben hasta sus pequeños pechos y juguetean con ellos. Con sus pezones, más oscuros que los de Song.
–¡MMMmmmmmmm! ¡MMMMMMmmmm! ¡MMMMMMMMMMm! ¡MMMMMMMMMMMMM! ¡MMMMMMMMMMMMMMMM! ¡¡MMMMMMMMMMMMMMMMMM!! ¡MMMMMMMMMMMMM! ¡MMMMMMMMMMMMM! ¡MMMMMMMMMmmm! ¡MMmmmmmm! ¡Aaaaaaaaaaaaah! ¡Aaaaah! Aaaah. Aaah.
Tiene un par de orgasmos antes de que me corra en su interior y le provoque el último, más fuerte. Song la suelta cuando ya apenas grita.
–Lo… aaah… siento. No puedo… moverme…– se disculpa.
La beso. Luego miro a Song. No sé cuando se ha desnudado. Encuentro preciosa su piel. Se lo he dicho muchas veces. Creo que ya ha dejado de acomplejarse por ello. Algunas estudiantes se han burlado de su preciosa piel pecosa. El líquido que sale de sus piernas es revelador. La llamo y las siento sobre mis piernas, de espaldas a mí. La penetro sin preámbulos. Le tapo la boca.
–Muévete– le susurro al oído.
Ella obedece. Mi mano juega con uno de sus grandes pechos. El otro rebota. Puedo verlo mientras le beso el cuello. Muevo su cabeza hacia un lado para tenerlo más al alcance. Como si quisiera morderlo. De hecho, le doy algún suave mordisco. Su pelo rojizo cae hacia el otro lado.
–Mmmhhh, mmmmh, mmmmh
Gime con suavidad. No estoy forzando mucho qi. Mi mano se llena de su saliva. La otra se aferra con más fuerza a su pecho. Ella se mueve arriba y abajo con suavidad. Va acelerando poco a poco. Su respiración se va intensificando. Estoy dejando que tenga el control. Intensifico el qi a medida que ella lo hace con sus movimientos. Disfruto de la sensación de su suave seno. Del sabor de su sudor que lamo en su cuello. Del contacto con su piel clara y pecosa. De su lengua que chupa mi mano. De sus movimientos sobre mi miembro.
–Mmmhhh, mmmmmmmmh, mMMMMMH, MMMMMMMH. ¡MMmmmmh! ¡MMMMMMMMMMMMMMMH!
Tiene un orgasmo y se detiene. Respira para recobrar el aliento.
–No hemos terminado– le susurro.
La hago doblarse hacia delante. Su cara mirando al colchón de paja. Sus manos sobre este. Su culo frente a mí. Aún la estoy penetrando. Le hago una señal a Liang y esta se acerca. Le tapa la boca. Justo entonces la penetro bruscamente hasta el fondo. Ella se estremece. Salgo de ella poco a poco. Antes de salir del todo, la vuelvo a penetrar de golpe, hasta el fondo. Me impulso agarrando sus pechos, moviendo mis caderas.
Ella gime a cada embestida. Unos segundos de descanso. De ansiosa espera. Otro empujón hasta el fondo. Ahora espero un poco más. Ella es mueve impaciente, buscándome. La vuelvo a penetrar. A cada penetración le añado más qi. Lo paro cuando me separo. Son oleadas intensas y descansos.
Con los primeros la dejaba al borde del orgasmo. Pero ahora tiene uno cada vez que llego hasta el fondo. Cada vez más intenso. Finalmente, llego una vez más hasta el fondo y hago varias embestidas cortas, mientras eyaculo en su interior. Ella se queda tumbada, inmóvil. No se ha desmayado, pero está exhausta. Me tumbo a su lado y acaricio su cabello.
–Kong, malo– se me queja, mirándome con sus preciosos ojos verdes.
Pero su tono de voz, su sonrisa de satisfacción y sus ojos niegan cualquier tipo de enfado. Hago que Liang se acueste al otro lado. La abrazo y le beso en la frente. También abrazo a Song, que cierra los ojos. Liang lo hace poco después.
Estoy un rato más forzando los dos meridianos que tengo que abrir. Cuando creo que ya casi lo he conseguido, paro. Prefiero hacerlo en un lugar más solitario. Llamaría a Shi, pero está durmiendo. Y no quiere que lo haga por ahora. Ha dicho que hasta que no se quite la ropa. Está resultando ser un poco exhibicionista.