–Oh, realmente no esperaba ganar– se sorprende Liang.
–Suerte que has tenido. ¿Quién iba a pensar que sería tan rápida? Perdidamente enamorada…– se mosquea Song.
–Eres demasiado seductor… Nos lo tendrás que enseñar cuando nazca– pide Yu.
Las demás asienten, entre divertidas y curiosas.
–¿Qué tal el regalo? ¿Quieres atarnos también a nosotras?– me provoca Shi, con una cuerda a su alrededor.
–Ja, ¡qué más quisiera! Tendrá que probar de su propia medicina– amenaza Song.
–No ha sido idea mía…– me defiendo.
–¡Pero bien que lo has disfrutado!– me acusa Yi. Suele aliarse con Song.
–Entonces, ¿lo atamos?– pregunta Shi.
–Lo siento, son órdenes– se disculpa Lang.
No me ha dado tiempo a reaccionar. Ya tengo una cuerda alrededor. Las demás pronto se unen. Entre risas. Incluso me amordazan y me ponen una venda en los ojos. Aunque de vez en cuando apartan la mordaza para besarme.
Me manosean. Me montan. Hacen lo que quieren conmigo. Aunque son siempre muy sensuales. Puedo saber quién es cada una sin mirarlas.
Estoy seguro de que ya lo tenían planeado. Quizás no para hoy, pero han sido demasiado eficientes para no haberlo preparado antes. Lo de Lin Tao ha sido una excusa. Y no les he dicho que también he atado a Ning, Rui, Hai, Rong y Bronceada. Bueno, he atado a Rui la última. Al resto, las he hecho atarse entre ellas.
Luego las he devuelto atadas y llenas de mí. Las ataduras no eran fuertes. Ya se las están quitando. Hai con una sonrisa enorme. Le ha ilusionado tener un hermanastro.
Lo peor es que no me desatan ni para dormir. Ni me quitan la venda. Puedo notar a las gemelas dormir junto a mí. Entre risas. Me hacen incluso cosquillas. Me vengaré.
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Por la mañana me han desatado. Lo primero que he hecho es vengarme. Hacerles cosquillas. No se han resistido. Quizás se sentían culpables. Luego ha sido un sexo muy íntimo. Con casi todas las chicas. Wan quería algo más intenso.
Más tarde, voy a copiar. Se me va haciendo más difícil. Aún puedo copiar una página entera, pero no durará mucho. Quizás un mes o dos. Cada vez tengo más qi de la etapa dos y menos de la uno.
No puedo gastar el de la dos. Sería retrasar la cultivación. Además de que no sé muy bien como controlarlo. Para hacer las copias, se ha de ser muy preciso. Un qi de una etapa superior es un problema. Aunque tampoco pasa nada si no voy. No estoy obligado. Solo no me pagan.
Cuando salgo, me voy a la zona de combates. Hoy lo han organizado antes. La "Quinta reunión de prácticas de combate" es como lo llaman. No muy original.
Al llegar, solo están mis pervertidas, mi masoquista, su ama, Ken limpiando cerca, y Yan Xiulan. ¿No hay nadie más? Me temo que me han citado un poco antes.
Bei Liu y Bi Lang me llaman. Moviendo las manos. Incluso saltando un poco. Sus pechos rebotan al hacerlo. Creo que no llevan sostenes hoy.
El resto me miran y sonríen. Yan Xiulan me mira y desvía la mirada, una y otra vez.
–¿Qué tramáis?– les pregunto cuando llego.
–¿Quién dice que tramamos algo?– se queja Bei Liu.
Lo hace mientras se inflan sus mejillas, sus brazos rodean mi cuello y me besa, obligándome también a cogerla.
No me suelta. Su amiga la aparta entre risas y me besa ella. Las demás son más comedidas. Fen Huan y Pen no me besan en público. Yan Xiulan se sonroja solo de ver a las otras dos tan pegadas a mí.
Las miro condescendientes. En especial a Bei Liu.
–Te dije que no se lo creería– ríe Bi Lang.
–Dejad de flirtear con él. Xiulan'er, por favor, dáselo– pide Pen.
La adorable joyera se adelanta tímidamente. Me entrega una pequeña caja de madera. Se sonroja cuando rozo sus manos al cogerla. Las aparta enseguida. Son suaves.
Es un collar muy fino. Casi no se ve. No es muy llamativo. Aunque no me dejan mirarlo mucho. Bi Lang y Bei Liu se apresuran a cogerlo y ponérmelo. Se aseguran de apretar sus pechos contra mis brazos al hacerlo. Confirmado, no llevan sostenes. Y lo están haciendo para provocarme. Pervertidas…
–Se lo encargamos a Xiulan'er. ¿Te gusta? Explícale para qué sirve– le pide Pen a la más tímida.
A veces se me olvida de que Pen sigue siendo una esclava. Actúa como la líder del grupo. De hecho, su dueña no ha dicho palabra. Está muy quieta. No me extrañaría que tuviera cuerdas o algo así apretándole sus partes más sensibles. No sería la primera vez.
–E… Esto… Tienes que añadirle qi poco a poco. Cuando este lleno, puede invocar una barrera. Puede bloquear un ataque de alguien en la etapa cuatro de Alma. Un poco más si es menos poderoso– explica.
–Vaya. Te has superado– la alabo –. Gracias a todas.
No lo esperaba. No hacía falta. Pero reconozco que me ha conmovido.
Yan Xiulan se sonroja bastante, pero el resto también un poco. Me miran fijamente.
–¿Qué pasa?– pregunto, extrañado.
–Sonreír así es trampa. Estás para comerte…– es Bei Liu la primera en hablar.
–Sigh… Es difícil resistirse… Eres tan injusto. Después nadie te salvará– amenaza Bi Lang.
Pen se ríe. Fen Huan me mira expectante. Yan Xiulan no sabe dónde mirar. Es culpa suya por rondar esas compañías pervertidas. Sé que están exagerando. Aunque me siento halagado.
–¡Dejad de burlaros de mí! ¿A qué hora empieza de verdad?– pregunto.
–En veinte minutos– habla Fen Huan por primera vez.
–Ven. Ponle qi. Vamos a probar– pide Bi Lang.
Parece una niña pequeña. Su amiga me mira también suplicante. Incluso las otras tres parecen querer probarlo. Es evidente que no puedo negarme.
Así que acabo invirtiendo casi la mitad de mi qi. Lo activo con una pequeña descarga rápida en dos puntos. Varias minúsculas runas brillan por un momento. Puedo sentir la barrera alrededor.
Las chicas la atacan. Parecen divertidas. En especial mis dos pervertidas. Acaban pidiendo a Fen Huan que la rompa. Sus movimientos son algo tensos. Golpea unas cuantas veces para romperlo.
–Je, je. ¡Funciona! Xiulan'er, eres increíble– exclama Bei Liu.
Yan Xiulan se encuentra pronto abrazada por las dos. Apretada contra ellas. Le cuesta liberarse. Parece incómoda y avergonzada. Les gusta mucho el contacto físico. Abrazan sin pensar, incluso sin segundas intenciones. Son adorables, además de pervertidas. Muy cariñosas.
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Me explican que hay una pareja más, y otra que ha roto. Aunque mis pervertidas me aseguran que es temporal. Prefiero no preguntar demasiado.
Xu Siyu también ha venido. Se ha traído dos amigos más. Es realmente sociable. Se lleva bien con todos. Incluso ha vencido un poco su timidez con las chicas. De hecho, él y una chica peliverde aspirante a alquimista son la nueva pareja.
Me hacen combatir tres veces. Una de ellas practicamos en serio. Es un aprendiz de herrero. Su enorme martillo no es fácil de bloquear, aunque sí de esquivar. Sus ataques son poderosos, pero más bien lentos.
–Necesito ataques y defensas rápidos– suspira cuando acabamos.
–Para eso son las prácticas– intento animarlo.
Le doy una palmada amistosa en la espalda. Es cierto. Le faltan esos movimientos más rápidos. Sus golpes poderosos deben hacerse cuando llega el momento. O quizás para romper una defensa fuerte. Entretanto, debe ser capaz de atacar y defenderse con más soltura. Lo bueno es que lo sabe.
La mayoría de combates son simplemente rendirse. Quizás disimular un poco. Pero hay algunos que practican. Incluso que el resultado no está amañado. Diría que más que la última vez. Aunque tienen que ser amistosos. Es la regla que han establecido. Si no, que lo hagan por su cuenta.
Tengo que reconocer que tampoco esta vez hay mayores problemas. Son un buen equipo. Bei Liu y Bi Lang organizan y socializan. Pen se encarga de los detalles y de lo que las otras se olvidan. No sé qué harían sin ella.
Fen Huan ayuda un poco. Aunque su mayor valor está en actuar como disuasión. Los que pueden venir a buscar problemas no tienen nivel alto. Y mi masoquista tiene fama de ser implacable, además de estar casi en la etapa tres. Si supieran la verdad…
Tener a Ken nos es muy útil. Es una esclava, pero se compenetra muy bien con las demás. Otros esclavos no irían tan rápido donde se les necesita. Además, aquí la tratan bien. Ninguno de los participantes se atreve a molestarla o denigrarla. Me dijo que incluso a veces la saludan en otros sitios. Es evidente que es amiga de las otras, y mía.
Cuando acabamos, me voy con las chicas. Yan Xiulan se ha ido antes, corriendo. Solo le he cogido las manos para darle las gracias de nuevo. Las demás aún se ríen.
Mis pervertidas me besan y se van cuando llegamos frente a la cabaña. Les he prometido ir esta noche. Aunque antes las he manoseado, como aperitivo. Luego entro con Fen Huan y Pen en su cabaña.
Pen le saca la ropa de golpe y la empuja contra la cama de una patada. Tiene todo el cuerpo atado con cuerdas muy prietas.
–¡Maldita zorra! ¡Mira lo que has hecho! ¡Has dejado toda la cuerda empapada!– la insulta, mientras agarra y aprieta un trozo de cuerda.
Es la que está en su entrepierna. Cubriendo su vagina. Su clítoris. Apretándolo. Ahora más. Y está realmente empapada.
La hace ponerse de rodillas. Su cabeza contra la cama. Coge el látigo y la azota con él mientras la sigue insultando. Lo sigue haciendo incluso cuando me pongo detrás de ella. Acariciando sus pechos sobre sus ropas. Besando su cuello.
–¡Aahh! Kong… Primero dale una lección a esa zorra. No puede esperar más… Aaahh– me pide.
La suelto después de morderle suavemente la oreja. Voy hacia Fen Huan. Aparto ligeramente las cuerdas para sacar el vibrador que tenía en el culo. Lo ha llevado todo el rato. Con las cuerdas sujetándolo.
–¡Ah! He sido mala. Castígame. ¡¡¡Aaaaaaaahhhh!!!– pide, excitada.
La penetro de golpe en su ano. Sin contenerme. Cogiéndola de las cuerdas. Apretándolas más. Sacudiéndola en las nalgas con la otra mano.
Pen se pone a mi lado. Pegada a mí. Se ha quitado la ropa. Dándole latigazos a ratos. Besándome a otros.
–También estás mojada. Te excita torturarla– le susurro cuando meto mi mano en su entrepierna.
–Aaaahhh… Ya lo sabes… Pero tú me excitas más– confiesa justo antes de volverme a besar.
Fen Huan se acaba corriendo cuatro veces entre dolor y placer. Pongo a Pen encima. Así pueda follarla mientras los dos pellizcamos a nuestra masoquista. A veces añadimos algún golpe.
No dejo por eso de jugar con los voluminosos pechos de Pen. Me encanta como vibran. Me encanta su mirada sensual. Enrollar un dedo en su pelo ligeramente rizado. Ser dulce con ella mientras abusamos de nuestra víctima preferida.
Me entretengo en sus labios. Besos intensos sin lengua. Bueno, sin lengua solo por un rato. Mientras entro y salgo de ella con suavidad. Hasta el fondo. Sin prisa. Sin pausa.
Me abraza muy fuerte cada vez que se corre. Incluso una vez me clava las uñas.
–¡Aaaah! Lo siento… ¡¡Aaaaaaahhh!!– se disculpa entre gemidos.
Es solo superficial. Mi cuerpo se está volviendo más resistente.
–Házselo suave– me pide Pen cuando ya hemos acabado.
Me ayuda a quitarle las cuerdas a Fen Huan. Nos mira extrañada, pero no dice nada. Algo le dice Pen al oído que se sonroja.
No se resiste cuando me acerco. Cuando beso la peca sobre sus labios. Cuando reclamo estos. Cuando la penetro. Cuando le cojo ambas manos. Entrelazando nuestros dedos. Yo empujando en ella. Despacio. Sobre ella. Nuestros cuerpos restregándose. Lascivos.
Se muestra obediente y excitada. Sé que le gusta también hacerlo normal de vez en cuando. Y Pen la conoce mejor que nadie. Está mirándola desde el lado. Sonriendo. Acostada. Cansada. Su nivel de cultivación es mucho menor.
Así que estoy un buen rato disfrutando de ella. Y otro buen rato acostado, con cada una a un lado. Recostadas sobre mí. Cogiéndolas de su cintura. Hablando. Con algunos besos entre medio.
Como suponía, Fen Huan prevé subir en menos de un año. Cinco o seis meses cree. En total, menos de nueve años para la etapa. Es bastante rápido. Lo malo es que ya no tendrá el qi que me interesa. Tendré que probar que tal el de nivel más alto. Al menos, aún me queda Di Tao. Y a Huan'er la tendré para el próximo nivel.
Pen comenta algo de la familia de Fen Huan. Esta no quiere hablar de ello, así que no insisto. Parece que aún no saben lo del novio. Y ella no tiene prisa por decirles nada.
Luego me vuelvo a mi cabaña. A practicar. A estar con las chicas. A disfrutar de su compañía. Y después, de algo más.
Por la noche, voy a la cabaña de Bi Lang. Allí me esperan las dos. Esta vez llevan sostén. Es lo único que llevan. Y son más bien transparentes.
Por si fuera poco, me atacan en cuanto entro. Me dejo arrastrar hasta la cama. Donde me desvisten. Donde hacen conmigo lo que quieren. Bueno, al menos la primera ronda. La segunda son mías. Dulce y sensualmente mías.