Me las quedo mirando. Evidentemente estoy más que dispuesto a tener sexo con ellas. Pero hay algo más. Solo tenían que besarme si es lo que querían. Y lo saben.
–Jo, Dandan, no lo digas así– protesta An.
–Deja que te lo explique– interviene Sai, la hermana mayor, encogiéndose de hombros –. Hay una técnica que podemos practicar y subir bastante rápido hasta el reino de Alma. Requiere concentrarse en el Yin, y luego complementarlo con Yang. Con un hombre. Con sexo. Pero, al hacerlo, extraeremos mucho Yang de él, por lo que tardará en recuperarse. Estará varios días muy cansado, y normalmente no podrá hacerlo durante un tiempo.
Bueno, en mi caso no debería ser problema. Aunque mejor que no se sepa.
–¡Pero te daremos frutos con Yang para reponerlo!– interviene Dandan –. Queremos practicarla, ¡pero no queremos tener sexo con cualquiera!
–Ya ves, algunos se han ofrecido. Antes nos despreciaban. Incluso alguno había abusado de nosotras. ¿¡Y ahora quieren ser nuestras parejas!? Porque saben que tenemos la constitución ilusoria…
–Di que sí– me pide An.
–Los frutos pueden reponer el Yang. Pero pueden tener afectos adversos. Así que hay que ir con cuidado. Parar si se nota algo raro. Si no quieres, no pasa nada. O si solo quieres hacerlo con una…– propone Sai, pero sus ojos dicen lo contrario.
¿Cómo no voy a ayudarlas? Si me dan esos frutos, me servirán como excusa. Aunque no los necesite. Cojo a Sai y Dandan del culo. Beso el cuello de An.
–¿Cuándo empezamos? ¿Ahora?– acepto, queriendo provocarlas. Excitarlas.
–¡Aaah! ¡Kong! No podemos ahora… De verdad– se niega Sai, casi suplicante. Quizás frustrada.
–¿Ni un beso?
Me miran. Se miran. Sai se adelanta y sella mis labios. Su lengua penetra mi boca. Me aseguro de contratacar. Con mi lengua y mis manos.
–¡Eso no vale!– oigo quejarse a An.
–¡Tramposa!– protesta Dandan.
Nos separamos sin dejar de mirarnos. Ella sonríe. Se muerde el labio inferior. En lo que parece una promesa. Aunque no podemos estar así mucho tiempo.
An aparta a su hermana entre risas. Y toma mis labios por la fuerza. También me aseguro de acariciarla. De manosearla. Y lo mismo a Dandan poco después.
Por desgracia, se tienen que ir. Querría que se quedaran más. Diría por su mirada que no quieren marcharse ellas tampoco. Pero no es un adiós. Tan solo un hasta pronto. Un pronto que promete.
–¿Podrás venir a nuestras habitaciones cuando te llamemos? ¿No será un problema?– confirma Sai.
–Claro. Pero no tardéis mucho. Os he echado de menos– les aseguro.
Ellas sonríen. Lanzan un beso al aire. Las veo marchar. Me vuelvo a practicar.
Ya se me da bastante bien imbuir mis músculos con Yang. Aún no es perfecto. Podría ser más eficiente. Pero ya he podido completar el ciclo una vez en el brazo. En teoría, es un poco más resistente. Aunque debe hacerse muchas veces más para que se note de verdad.
Me duele decir que Shi es más diestra que yo. Me duele en el orgullo. Aunque también me alegro. Y es cierto que sus consejos me han ayudado. Las otras también han empezado a probar. Las gemelas y Song. Le he dejado el manual a Rui para que lo lea. Creo que será útil que ella también lo haga.
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Wan está entusiasmada. Al parecer, se pueden hacer varias píldoras con ese tipo de frutos. No son un material muy común. Bastante caros. Al menos para un mero discípulo en Alma. Del resto de la conversación, no sé si se ha enterado. Como dicen sus primas, estaba en su mundo.
Las exesclavas están aliviadas de saber que las tres hermanas están bien. En especial Liang. Es la que había tenido más contacto con ellas. Se han entusiasmado cuando se han enterado de las nuevas condiciones de los esclavos. Casi han llorado antes, cuando se lo he contado.
También han jugueteado y probado la malla que me han regalado. Song ha amenazado con quedársela. Bromeaba. Me han exigido que la lleve siempre. Por si acaso. Bueno, no pesa mucho. Quizás para un mortal. No para alguien en Alma.
No puedo dejar de reírme ante la desesperación de Yu. Le toca ser la encargada de Terror. Y la está persiguiendo por toda la habitación. Apostaría que la rata juega con ella.
Rayitas está en mi regazo. Dejando que la mime. Aquí no puede jugar. Es pequeño para ella. Y cada vez está más grande. Tendría que ir a jugar algún día al bosque con ella. Las chicas me dan envidia cuando lo hacen en la Residencia.
Al final, Liang, Song y Shi deciden darme un premio por las nuevas condiciones. Después de follarme a las gemelas, Wan y Lang. Que se han dejado hacer. Tumbadas boca arriba sin moverse. O casi. No podían evitarlo cuando se corrían. O cuando les hacía cosquillas. Yu me ha mordido.
No estoy seguro si ha sido un premio para mí o para ellas. Song también me ha mordido cuando se lo he dicho. Riéndose. Mientras Liang estaba sentada sobre mí. Subiendo y bajando. Frotando su cuerpo contra el mío. Noto sus pequeños pechos. Sus pezones erectos. Sus brazos alrededor de mi cuello. Sus manos acariciando mi pelo. Sus labios ocupados con los míos.
Es la que más retrasada está en cultivación. Aunque el resto la esperaran mientras yo no suba de etapa. Las gemelas subieron a nueve hace unos días, aunque oficialmente están en cuatro. Wan está en siete, y todas las demás en nueve. Bueno, Lang en unos días.
De las esclavas, solo Rui está en nueve. A Ning le faltan un par de semanas. A Rong la dejo una etapa por detrás, así que aún está en siete. Y Bronceada se quedará en ocho por un tiempo.
Pero eso no quita que su vagina esté apretada. Que sea deliciosa follarla. Besarla. Contemplar sus preciosos ojos marrones. Acariciar el cabello que, poco a poco, va creciendo de nuevo. Llenarla.
Song se sienta también sobre mí. De espaldas. Dejando que la coja de sus suculentos pechos. Se queja. Pero le gusta. Por mucho que lo niegue cuando las otras dos la provocan. Su interior aún se estrecha más cuando pellizco uno de sus pezones. Añadiendo qi.
Apenas tienen un par de orgasmos cada una antes de que las llene. Las otras dos juegan conmigo. Con qi. Están aprendiendo demasiado. Quizás si me esforzara podría evitarlo. Pero no hay motivo para no dejarse llevar.
Shi es la última. También sentada sobre mí. También de espaldas. Sus pechos son más pequeños. Muy lindos. Muy eróticos.
Acaban durmiendo las cinco conmigo. Shi, Song, Liang, Rayitas y Terror. Rayitas sobre nosotros cuatro. Terror sobre la cabeza de la tigresa. Curiosamente, el color de la piel de la rata se está ennegreciendo. Y el de su amiga peluda, aclarando. ¿Quizás acabará siendo blanca con rayas negras?
Ha mejorado su dominio sobre los rayos. Puede lanzar hasta diez en una hora si no son muy fuertes. Uno, si es de los más poderosos. Curiosamente, solo con dormir y comer están subiendo de nivel. Dan cierta envidia. Aunque quizás no debería quejarme. Mi método es bastante placentero.
El problema estará en conseguir carne de más nivel. Las chicas preguntaron. No es difícil, si tienes dinero. Es cara. Y una tigresa come grandes cantidades. Cuando acabe de crecer, no sé cuánto comerá. Es una suerte que tenga tanto almacenado. Pero en el futuro, tendremos que pensar como hacerlo. Además, las salamandras también crecerán. Tendremos un problema.
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Por la mañana, me despiertan los bigotes de Rayitas. Su lengua áspera. La devuelvo con a Terror, junto a algo de comida. Que devoran. Las chicas están durmiendo. Me ha despertado antes de lo normal.
Cojo un trozo de ropa y se lo pongo a Liang en la boca. Está bocabajo. Le ato las manos a la espalda. Creo que se ha despertado. Aunque no se mueve. Juego un poco con su entrepierna. Hasta que está mojada. Entonces la penetro.
Me lo pidió ella ayer. Así que la follo con fuerza. Aunque no demasiada. Sus gemidos son ahogados por su mordaza. Que pronto está empapada de saliva. Su culo vibra en cada embestida. Su interior me aprieta. Excitado. Lubricado.
Admiro su cuerpo desnudo. La cojo de la cintura. Entro y salgo de ella. Disfruto del placer de follarla. De dominarla. De verla disfrutar. De llenarla.
Cuando acabo, me doy cuenta de que las otras dos se han movido. Se hacen las dormidas. Ahora están bocabajo. Totalmente expuestas. Está claro qué quieren.
También las ato. Las amordazo. Y las follo desde atrás. Golpeando sus nalgas con mis caderas. Dejando que simplemente disfruten del sexo. Que disfrute yo.
–Sois unas envidiosas– les reprocha Liang entre risas.
–Las otras también querrán, si se enteran– sugiere Song.
–No tengo ninguna duda– está de acuerdo Shi.
Así que, una a una, las llamo, las ato mientras están dormidas, y la amordazo.
–Si quieres que continúe, abre las piernas un poco más– le doy a Yu un ultimátum.
Ella obedece. Quería asegurarme. Sufrieron cuando fueron violadas. Sé que aún no lo han superado del todo. No quiero hacerlo sin su consentimiento expreso. Y también les pregunto a Wan y Lang. Por si acaso.
Todas las abren. Esperándome. Anhelantes de que las penetre. De que las domine. De que las someta con placer.
Me temo que esta noche me va a tocar ser la víctima. No me extrañaría que ya lo estuvieran planeando. No voy a decir que no lo espere.
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Hoy por fin consigo tres hojas de nivel uno de Alma. Ya tengo suficientes puntos para comprar un arma. Tendré que ir a verlas un día de estos. Aunque no corre prisa.
Por ahora, recupero qi con Rui, Ning y Rong. Los retoques de Ning casi están acabados. Casi. Hoy me ha pedido la punta de la nariz un poco menos prominente. Apenas una uña.
Estoy un poco preocupado por hacerla prostituirse. Casi llora cuando le he insinuado de no hacerlo. Por un momento, he olvidado hasta que punto es pervertida. Hasta que punto lo está deseando. Se supone que con su nivel de lealtad nunca me traicionará. Pero me preocupa eso. Incluso hacerle daño.
Es curioso. No la he perdonado del todo. Pero tampoco quiero hacerla sufrir. ¿Quizás me he acostumbrado a tenerla como mascota sexual?
Es aparente el tamaño de las tetas de Rong. Han aumentado considerablemente. Alrededor de un centímetro al día. Ayer la vi tocándoselas. Parecía más curiosidad que otra cosa. Aunque casi acaba masturbándose. Se paró de golpe. No sé muy bien por qué. ¿Quizás debería follarla más?
De su culo, también se nota la diferencia. Como vibra cada vez que la embisto. Lo curioso es que su lealtad ni ha mejorado ni empeorado. Al menos sigue igual.
Además, se moja muy rápido. ¿Quizás lo espera con ansias? ¿O quizás simplemente es un acto reflejo? Lo cierto es que parece disfrutarlo. Sus gemidos no son fingidos. Ni sus orgasmos. Pero sigue algo hostil por dentro. Al menos, es obediente. Aunque no muestra pasión.
A Rui tendré que darle otra técnica. Quizás una de movimiento. Todos necesitaríamos una. Es una pena no poder tener las de grado alto. Solo las comunes.
Por ahora, la he llenado de Yang. Que practique con la técnica de cultivación del cuerpo. Ya le he explicado lo que necesitaba. A Ning y Rong de momento no les hace falta. Y necesito algunas que me den Yin. Quizás a Bronceada le iría bien, si fuera más leal.
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Hoy vamos a vender las salamandras macho. Han alcanzado el tamaño mínimo para ello. Las hembras están bastante activas. Tienen miedo a Terror y Rayitas. Cuando la tigresa ha puesto la pata en el agua, todas han desaparecido en el fondo. Supongo que pueden sentir la diferencia de nivel.
Llevo en la espalda una mochila. Oculto dentro, hay un recipiente con agua. Y las salamandras macho. Ni me miran cuando salgo de la secta. No es algo tan raro ver a alguien con una mochila. Y nadie se mete en los asuntos de otros.
Voy directo a un lugar apartado. Llamo a Shi y Song. Vestidas diferente a la otra vez. Para hacer más difícil que las reconozcan. Con su cultivación restringida a tres. Cambian la mochila. Para que no puedan relacionarnos. Tenemos una cuantas de la expedición.
Las sigo a cierta distancia. Miro alrededor. Por si alguien las vigila o actúa raro. Desde el otro lado de la calle, las veo entrar en la tienda elegida.
Tardan un rato. Empiezo a impacientarme. ¿Debería entrar a ver? Espera. Ya salen. Mmmm. Aún llevan la mochila. No es buena señal. Y hay movimiento. Han salido al menos tres de un callejón. Que da a la tienda en el lateral. Parecen estar entre las etapas cinco y seis. Otros dos salen un poco después que ellas. Y diría que hay al menos tres más detrás de estos.
Está claro que las cosas no han salido bien. El problema está en las salamandras. Puedo hacerlas desaparecer a ellas, pero no a los machos. Sería una pena perderlos. Aunque no sé si vale la pena meterse en problemas.