Esto no es bueno. Las chicas están preparadas y tensas. Las he avisado del peligro. Siendo más, quizás no que puedan con nosotros. Podemos amagar con atacar a Niu Fen. Tendrán que protegerlo. Pero lo único que lograremos será escapar con vida. Espero. Lo que no sé es que pasará si ellos hablan de lo que haya pasado. Les digo que se preparen.
Los guardaespaldas se acercan. Empuñan sus armas. Noto como sus qi se concentran. Probablemente, van a usar alguna habilidad.
Es cierto que han forzado su cultivación y es algo inestable. También es cierto que han tenido tiempo de sobras para perfeccionar sus técnicas. Sin esperanzas de mejorar su cultivación, es la mejor forma de hacerse más fuertes. Tampoco me extrañaría que fueran veteranos en este tipo de peleas. No como los estudiantes.
Les marco la situación a las chicas. Incluido el objetivo principal. Dos irán a por él. Forzando a uno de los guardaespaldas a protegerlo. El resto nos enfrentaremos al otro. Solo espero que no tenga algún artefacto que pueda protegerlo. O que el que está con él pueda alzar un escudo.
Saco el bastón. Me preparo imbuyendo qi. Poniéndome de lado. Para verlos a los dos. Cuando se acerquen un poco más, las llamaré. Espero que podamos sorprenderlos. Quizás una se pueda colar y cogerlo como rehén.
¿Y si le pasa algo a una de ellas? Aunque me han prohibido sobreprotegerlas, no puedo evitar pensarlo. Claro que si muero, no sé que les pasaría a ellas.
Se acercan un paso. Otro. Dos más y las llamo. Otro. Uno de los dos va a lanzar algo.
De repente, un aura poderosa nos rodea. Todos nos quedamos paralizados. Ellos parecen asustados. No tardan en aparecer unos estudiantes. El aura es la de uno de ellos. Es un estudiante de élite. Los otros tienen ropa de estudiantes internos.
–¿Qué sucede aquí? ¿No estaríais atacando a un estudiante de la secta?– les interpela con tono amenazante.
–¡No, no, claro que no! Solo charlábamos y le mostrábamos unas técnicas– asegura inmediatamente Nui Fen, haciendo varias reverencias.
Voy a desmentirle, pero me callo. Me ha llegado un mensaje del estudiante a la mente.
–Ten la boca cerrada. Tienen contactos en la secta. Es mejor dejarlo así, o todos tendríamos problemas.
Me da rabia. Entiendo que lo vamos a dejar escapar. A pesar de haber atentado contra un estudiante. Contra mí. De todas formas, saludo con respeto y agradecimiento al estudiante. Fuera o no su intención, me ha salvado la vida.
Sigue su camino y me ignora. La mayoría del resto también. Algunos me miran con superioridad. Quizás arrogancia. Otros se dedican a adular a quien me ha salvado.
Mis enemigos se han alejado en cuanto han podido. Yo hago lo propio. Sigo al grupo a cierta distancia. De vuelta a la secta. A mi cabaña.
Ya les he indicado a las chicas que todo había pasado. Parecen nerviosas. Así que las llamo en cuanto entro.
–¡Kong! ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien?
–¿Quién ha sido? ¿Estás herido?
–Estoy bien, por suerte. Ha sido Niu Fen…
Se muestran ofendidas, enfadadas, preocupadas y asustadas, aunque también aliviadas. Tampoco les hace mucha gracia lo del mapa. Decidimos ignorarlo. Como si no lo tuviéramos. Aunque pudiera ser valioso, no tenemos la fuerza para intentar obtenerlo. Intentar venderlo sería peligroso. Es mejor simplemente no meterse en problemas.
Luego me hablan de la esclava. Se llama Shun. La niña, Wei. Al parecer, el adolescente hijo de sus propietarios se "divertía" con ella. Sin que sus padres lo supieran. Pensaban que él era aún demasiado joven. Ella era su esclava, no se podía negar. Por ello, no le habían dado nada para evitar embarazos. Por ahorrar una miseria.
Cuando lo descubrieron, decidieron venderla y enviarla lejos. Que nadie pudiera relacionarlos con el bebé. Tuvo suerte. Otros la hubieran hecho abortar. O incluso matado. Fueron relativamente benévolos. O codiciosos al querer venderlas.
El mercader le dejó dar a luz. Creía que podía sacar más dejándolas juntas. Se equivocó.
Cada día temía que la separan de su hija. Me dicen que nos está muy agradecida. Que está dispuesta a hacer lo que sea. Me hacen prometer que la trataré bien. ¿Quién se creen que soy? Se ríen cuando me quejo. Me han provocado queriendo.
–Si te portas bien, luego seré buena contigo– me promete Song.
Creo que lo del asta la ha conmovido. Aunque quizás no le sirva. Ha dicho que no está segura. Por desgracia, solo podemos unirla de forma un tanto precaria. No somos herreros. De todas formas, lo intentará.
–¡Yo también seré buena!– Se ofrece Liang, entre risas.
–¡Y yo!– sigue Yi.
–Yo… también– se añade Yu.
–¡Yo siempre soy buena!– exclama Shi.
Todas se ríen. Yo incluido. Ella protesta. Se hace la ofendida.
–Yo también– me susurra Lang al oído.
De todas formas, no la llamaré hasta que me digan. Sea hoy, mañana u otro día. No hay prisa. Mejor dejarla que se recupere. Ahora está durmiendo junto a su niña. Según las chicas, estaba agotada. Física y mentalmente.
—————
–Lo siento, me esperaban, no he podido darles esquinazo– se disculpa Ken cuando llega.
–¡No seas mala!– protesta Bi Lang.
–Teníamos que venir a recompensar a Kong por su trabajo– se defiende Bei Liu.
–¿No sería mejor que él nos recompensara por el nuestro?– sugiere Ken.
–Tú no estabas– le saca la lengua Bi Lang, vengándose.
–¡Os daba apoyo moral!– ríe Ken.
–Vosotras seguir discutiendo– se burla Liu, tirándose en mis brazos.
–¡Eh! ¡Traidora!– se queja Lang.
–Aprovechada…– ríe Ken.
Yo la cojo de la cintura. Alzo su vestido de una pieza. Sacándoselo por la cabeza. Dejándola en una fina lencería blanca. Semi transparente. Le beso la parte alta de su pecho. Ella arquea su cuerpo hacia atrás.
Mis manos pronto exploran la piel de otros dos preciosos cuerpos. Se han puesto a mis lados. Ellas me lamen el cuello. La oreja. Me soban el culo. Tientan mi entrepierna. Contrataco contra las suyas.
Cuando Ken está mojada, me vuelvo hacia ella. Ella siempre es la primera. Es la que más sufre. Y la primera que se tiene que ir.
Se deja caer sobre la cama. Estira los brazos hacia mí. Llamándome. Sus piernas abiertas. Esperándome.
La penetro despacio. Mirándola. Esperando su señal para ir más rápido o despacio. Ella me sonríe. Gira su cuerpo sobre el mío. Se pone encima. Me mira desafiante. Se muerde el labio y empieza a moverse. Ansiosa. Desesperada. Algo le ha pasado y no quiere decirlo. Supongo que sé el qué. Hay un estudiante en la etapa 4 que la está molestando.
Yo acaricio sus piernas mientras ella me cabalga. Puede oírse el sonido de nuestros cuerpos chocando. Sus pechos, de tamaño medio-grande, botan obscenamente.
–Pervertido. ¡Aaaaah! Deja de mirarme las tetas. ¡¡AAaaaaaahhhhHH!!– me acusa.
–Entonces, bésame– le sugiero.
Ella sonríe. Se detiene un momento. Se inclina sobre mí. Sus labios se solapan a los míos. Mientras sus caderas reanudan su movimiento.
–¡¡Aaaah!! Liu quería que la follaras a cuatro patas. ¡Aaaaahh! Lang quería mimos ¡¡Aaaaaah!!– me susurra al oído entre gemido y gemido.
Su pelo rubio roza mis mejillas. Su lengua busca la mía con voracidad. Su ritmo aumenta a medida que se acerca el orgasmo. Buscando alcanzarlo cuanto antes. Y se acaba corriendo mientras me besa.
Me la quedo abrazando. Luego me giro poco a poco. Poniéndola a ella debajo. Me deja hacer. Me mira con pasión. Saciada un poco su desesperación.
Me empiezo a mover despacio en ella. Voy acelerando poco a poco. Jugando con sus pechos. Con sus pezones. Con su cabello. Besándola. En la boca. En el cuello.
Ella gime. Ahora algo más tranquila. Entregada a mí y al placer. Ojalá pudiera librarla de su sufrimiento. Quedármela. Al menos puedo hacerla disfrutar. Hacerla olvidar por un rato. Llevarla un par de veces más al orgasmo. Abrazarla después de llenarla.
–Gracias– me susurra –. Ahora más te vale atender a esas pervertidas, o se te tirarán encima.
Nos sonreímos. Ella mira hacia Liu. Yo asiento. La dejo y cojo a Bei Liu por sorpresa. La pongo a cuatro patas y la penetro. Ya estaba más que mojada.
–¡¡¡AAAAaaaahhhhHH!!! ¡Kong! ¡No seas…! ¡¡¡¡AAAAAAAAAAAaaahhhhHHHH!!!! ¡Ken, traidora! ¡¡¡AAAAAAaaaaaaaAAHHHH!!!
No le dejo quejarse. Embisto en ella una y otra vez. Con fuerza. Hasta el fondo. Ella gime apasionada. Ken ríe. Lang nos mira mientras se estruja el pecho. Desnuda. Se frota su entrepierna.
La cojo de su cola morada. Estiro con suavidad para que gire la cabeza. Lo suficiente para poder besarla. Penetrando su boca con mi lengua. La suya no se queda atrás. Su boca de abajo está siempre llena.
La agarro de las nalgas. Embistiéndola mientras ella esconde la cabeza en una almohada. ¿Cuándo se ha hecho con ella? Su vagina me aprieta. Busca su placer y el mío. Mis dedos quedan marcados en sus nalgas. Y el qi con ellos.
Entro y salgo de su cavidad sin cuartel. Freno un poco cuando se corre. Pero veo que puede aguantar más. Así que vuelvo a acelerar. Llevándola de nuevo al orgasmo. Llevándola al borde de la extenuación.
–Aaaah. Kong, Malo. Ken, chivata– se queja casi sin fuerzas cuando acabamos.
–Como si no lo hubieras disfrutado– se burla Ken.
Le acaricio un rato las nalgas. La espalda. Su cabello morado. La beso a media espalda. Luego voy a por Bi Lang.
Ella me recibe con un beso. Mis manos se mueven por su pecho con suavidad y qi. Por sus piernas. Por sus nalgas. Durante un rato, recorro su cuerpo poco a poco.
La penetro despacio. Con suavidad. Añadiendo un poco de qi a lo largo de cada penetración. Mientras mis manos siguen acariciándola. Y mis labios llenándola de besos.
–¡Aaaaah! Es cierto. Ken es una chivata. ¡AaaaaahH!– se queja sin mucha convicción.
–De nada. Sé que harías lo mismo por mí. Sabes, estás increíblemente erótica– se burla esta.
–¡Aaaah! Tonta ¡Aaaah!– se vuelve a quejar, antes de que la silencie con un largo beso.
–La verdad es que sí que lo es– añade Liu sin moverse.
Lang quiere quejarse. Pero está demasiado ocupada con mis besos, mis caricias y mis embestidas. La voy llevando suavemente al orgasmo. Dejo que vaya creciendo el placer en ella. Hasta que su cuerpo entero tiembla.
Nos quedamos mirando. Me sonríe. Mueve los labios para pedirme que se lo haga ahora más rápido. Asiento.
–Yo también quiero el próximo día– comenta Ken.
–Supongo que no está mal de vez en cuando– le responde Liu.
Lang les saca la lengua. Después las ignora. Mientras vuelvo a embestir. A follarla. Con un poco más de intensidad. Haciéndola gemir a cada embestida. Sin besarla por ahora. Mirándola fijamente. Ella devolviéndome la mirada. Nos sonreímos.
Cuando se acerca el orgasmo, me besa. Nuestros cuerpos se acercan más. Se frotan el uno contra el otro. Puedo sentir sus modestos pechos pinchándome. Su calor mezclándose con el mío. Saborear su sudor cuando beso su cuello. Su saliva cuando es el turno de sus labios. Su interior a cada momento. Que acabo llenando.
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Nos quedamos un rato hablando. O tirándonos almohadas. Lang ha empezado. Quería dar a Liu, pero me ha alcanzado a mí. Yo me he vuelto, pero he dado a Ken. Y Ken se ha reído y ha ido directamente a por Liu.
Finalmente, Ken se tiene que ir. Besa sensualmente a sus amigas. Luego a mí. Más largo y húmedo.
–No es justo. Tienes preferencias por Kong– bromea Liu.
–Es más guapo– argumenta Ken con una sonrisa.
–Eso es verdad– está de acuerdo Lang.
Yo solo me encojo de hombros. Un poco triste de verla marchar. Cuando sale, me giro hacia sus amigas.
–Contadme todos los detalles.
Parte ya lo sabía. Pero no todo. Al parecer, el estudiante la asalta cuando va a por agua. Ella no puede hacer nada para evitarlo. Están preocupadas. Aunque intente esconderlo, Ken no está bien. Se siente frustrada y humillada. Ahora que tenían una esperanza de estar tranquilas, este ha decidido molestarla.
No se van hasta que les aseguro que no haré nada peligroso. Aunque puede que les esté mintiendo. Lo comento con las chicas.
–Adolescente engreído que abusa de esclavas. Los odio– gruñe Song.
–¿Qué podemos hacer?– pregunta Yu.
–¿Qué tal lo que hablamos el otro día?– sugiere Shi.
–¿No será excesivo? No queremos que haya investigaciones– pregunta Liang.
–Bueno, tampoco tenemos que llegar hasta el final. Solo asustarlo– sonríe Song con malicia.
–Será divertido– añade Yi.
–Ayudaré en lo que pueda– se ofrece Lang.
–¿Y exactamente, qué es lo que hablasteis?– pregunto, sintiéndome un tanto marginado.
Ellas se ríen. Tardan un rato en confesar. He tenido que recurrir a las cosquillas. Por suerte, no se han unido en mi contra.
Podría funcionar. No es muy peligroso, y no debería tener consecuencias. Y es un poco malvado. Bastante. Siempre lo digo. Mejor no hacerlas enfadar.
A Shun la dejamos descansar. Se ha levantado varias veces para dar de mamar a Wei. La primera ha llorado. ¿Quizás no se lo creía? Ahora duerme con una sonrisa en sus labios. De alguna forma, se siente bien verlas así.
Por su parte, las chicas se muestran muy sumisas. Muy complacientes. "Se portan bien," han dicho. No es que me vaya a quejar.
Incluso Wan se ha acabado uniendo. Me pregunta día sí día no cuando subiré. Quiere estar en Alma. Está ansiosa por hacer píldoras. Aún tendrá que esperar. Calculo que un año. Quizás algo menos.
El ritmo al que acumulo el qi "concentrado" me daría para algo así. Podía ir más rápido si exprimiera a Fen Huan. O si tuviera a alguien más en la etapa 2. Pero no puedo quejarme. Lo normal serían unos 10 años. No obstante, no sé que pasará en el momento de cambiar de etapa. Si será tan fácil como hasta ahora.