Estos días Rui es aún más sumisa y obediente, así que, de vez en cuando, debo darle algún premio para reforzar su lealtad.
–Por… el culo… Y pégame…– me pide.
Siento que he creado un monstruo. Además de la danza le estoy haciendo aprender algunas técnicas de asesinato. Por nuestro vínculo, sé que es imposible que se vuelva contra mí. La he hecho practicar con el cuerpo de su ex, en parte como prueba, en parte para que se familiarice con un cuerpo real y sus puntos débiles. Me ha sorprendido que se haya ensañado con él. Al parecer le guardaba rencor. Intento que sea el mínimo tiempo, solo para practicar los puntos vulnerables de los que habla el manual. Así evito que se pudra el cadáver.
Hoy estoy subiendo a la etapa cuatro. Primero he tenido sexo con Rui mientras limpiaba los ocho meridianos. He vaciado bastante de su qi. Por desgracia tengo que hacerlo en el bosque, sería peligroso en la habitación. Podrían detectar la fluctuación de qi al subir de nivel.
La he hecho quedarse quieta sentada sobre mí, dándome la espalda. Antes de echarla, la he puesto a cuatro patas y la he embestido con fuerza, como "premio" por ser obediente. Se ha acabado desmayando, por lo que tendré que "castigarla" más tarde.
Luego he llevado un primer cargamento de madera y he invocado a Shi y Song. Shi ha sido la primera. Se ha sentado obediente frente a mí Me miraba mientras yo estaba dentro de ella y con los ojos cerrados. Song vigilaba. Cuando le he absorbido suficiente qi, ha sido ella la que ha empezado a moverse. Con una mirada traviesa ha reclamado sexo. Evidentemente, no he podido negarme.
He conseguido subir de nivel con Song. Creo que me he excitado demasiado al hacerlo mientras la penetraba. Se ha desmayado después de varios orgasmos. Shi se ha burlado de mí. Luego se ha tumbado en el suelo y me ha hecho volver a follarla, hasta que ha perdido el conocimiento. En serio, son demasiado competitivas.
Esconder de nuevo mi poder ha sido fácil, ya tengo práctica. Las chicas también podrán subir pronto, pero primero tienen que recuperar su qi. Tanteo un poco "Armadura Interior". Ahora puedo extenderla más. Aunque a aún no a todo el cuerpo. Y cuesta dominarla. Entrenaré cuando recupere algo más de qi.
Tengo algo de tiempo, así que voy a buscar a Shu y Ai, sé que están por la zona.
–¡Pensaba que no venías!– protesta Shu cuando aparezco.
–No queda mucho tiempo– se queja Ai.
Ambas se quitan la ropa antes de que yo diga nada y corren hacia mí. Me hacen caer al suelo.
–Ja, ja, ja– se ríen.
Cogen mi miembro y lo manosean. Supongo que no hacen falta palabras. Después de besarnos, las pongo a una encima de la otra, con los masivos pechos de Ai contra los más modestos de Shu. El pelo verde de esta última cubre el suelo. El más corto y rubio de Ai solo cae un poco. Shu está con la espalda al suelo. Ai de cuatro patas. Juego con sus partes íntimas hasta que están mojadas. Entonces empujo mi miembro dentro de Shu sin previo aviso. Tres dedos entran en Ai. En ambas aplico qi. Ambas gimen.
–¡HHAhhhh! ¡Asiiiií!
Voy alternando en una y otra. Ahora se están besando mientras gimen.
–MMMmmmmmummm.
Es extremadamente erótico. Me tengo que concentrar par no perderme en ellas y el placer. Las hago tener orgasmos a la vez. Les he absorbido más qi de lo normal, pero muy lejos de llenar el que me falta. Y he forzado primero su contenedor como compensación. Las dos podrían subir pronto. Quizás se lo insinúe un día de estos.
Es cierto que no tenemos mucho tiempo, así que acelero y me corro en Ai. Ambas tienen también un fuerte orgasmo. Intenso, pero sin ser extremo. No pueden desmayarse. Hay trabajo que hacer. Se quedan jadeando unos segundos, luego se besan. Cuando me acerco, me besan a mí también.
–La próxima vez llega antes– protesta Shu.
–Siempre te quejas– le reprocha Ai, pegándole un cachete en el trasero.
–¡Au!– se queja exageradamente Shu. Las dos se ríen
Nos vestimos. Las ayudo a cargar la leña mientras se recuperan. Me despido diciendo que voy a buscar la mía, aunque la tengo en el "almacén". Excepto la que está junto a Rui para que vaya partiéndola en trozos más pequeños.
En los siguientes días subimos a Shi y Song. Cuando le toca a Rui me mira extrañada. Es cierto que nunca se lo había dicho. Solo que absorbía parte de su qi. Creo que cuando la penetro piensa que es una broma, Me mira confusa cuando no me muevo.
–Concéntrate en los cuatro meridianos– le ordeno.
Creo que se muere de ganas de preguntar, pero obedece. Cuando la empiezo a ayudar, se desconcentra y abre los ojos, sorprendida.
–¿Qué haces? Vuelve a concentrarte– le exijo.
–Eh… Sí…
Enseguida cierra los ojos y vuelve hacia su interior. Puedo sentir como intenta empujar los meridianos que necesita abrir para llegar a la etapa tres. La ayudo de nuevo, haciendo circular mi propio qi en ella, forzándolo por sus meridianos, sumándolos a su propia fuerza.
Esta vez acepta mi ayuda, y poco a poco van cediendo. Ya comienzo a tener práctica en hacerlo, así que sé cuándo y dónde tengo que intensificar el qi. Finalmente se resquebraja la resistencia y el qi empieza a circular por ellos, ensanchándolos a medida que lo hace. Ha subido a la etapa tres. Lo circulación normal de qi se encargará de acabar el trabajo. Abre los ojos y me mira.
–No puede ser. Me costó año y medio llegar a la etapa dos. ¿Cómo puedo estar en la tres en solo cuatro meses?– se pregunta en voz alta.
–Cada vez que tenemos sexo te ayudo a mejorar tu cultivación– le aclaro.
Ella me mira con los ojos muy abiertos. Noto como el enlace con ella está fluctuando. Se está haciendo más fuerte.
–Amo… Gracias…– susurra –. Yo… creía que no servía… Solo tú…
Lágrimas aparecen en sus ojos. Parece que tenía un trauma. Puede que su inseguridad fuera en parte causante de su agresividad.
–Bien, vamos a comprobar tu nueva etapa. A ver cuánto aguantas.
Ella me mira confusa por un momento. Intenta descifrar que quiero decir. Enseguida lo comprende. Abre ligeramente la boca, respirando por ella, seductora. Su vagina crea más fluidos. Su respiración se acelera.
–Soy tuya. Haz conmigo lo que quieras– se somete totalmente. Lo noto en nuestro enlace. Es de total devoción y entrega.
Embisto dentro de ella con fuerza. Ella gime, sin dejar de mirarme, aceptándome completamente. Entro y salgo de su interior, aplicando qi, haciéndola correrse una y otra vez. Ella no deja de gemir. Tampoco deja de mirarme. Hay adoración en su mirada. También mueve sus caderas. Intenta acompasarse a mis movimientos.
–¡Aaaaaaah! ¡AAAAAAAAaaaaaah! ¡¡AAAAAAAAAAH!
Se muerde el labio. Vuelve a gemir. Sus brazos intentan alcanzarme. Al no conseguirlo, los lleva a sus pechos. Los acaricia. Se pincha sus propios pezones. A pesar de los orgasmos, no dejar de mirarme con deseo. Aumento la velocidad y el qi. Y su respiración. A estas alturas ya se habría desmayado en la etapa anterior. Diría que no le queda mucho.
–¡Aaah! ¡AAaah! ¡Aaaaaah! ¡AAAaah! ¡Aaah! ¡¡Aaah!! ¡Aaaaaaaaah! ¡¡¡AAAAAAh!!!! ¡AAAh! ¡Aaah! ¡Ah! ¡Aaah! ¡Aaaah! ¡Aaaah! ¡Aaah! ¡Aaaah!
Aprieto mis manos, que están en sus nalgas. Las levanto para que me sea más fácil penetrarla. Su piel es suave y delicada. Está en el límite. Me corro dentro de ella, llenándola y aplicando qi. Ella tiene un último orgasmo y se desmaya.
–¡¡¡¡HAAAAAAAAAAH!!!!
La devuelvo a la Residencia. Estará unos días recuperando qi. Sabe que no la llamaré mientras tanto. No es lo mismo con Shi y Song. Ni ellas ni yo queremos dejar de tener sexo. Puede que seamos pervertidos. ¿A quién le importa?
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Esta noche nos visitan Ai y Shu. Sé que estarían encantadas de quedarse siempre. Tampoco a mí me importaría tenerlas, pero no es práctico. Además de que tres son un poco excesivo para un esclavo en la etapa uno. Y no podría elegir solo una.
Liang les abre, pero es un error. Inmediatamente la cogen y la tiran sobre la cama. Le empiezan a hacer cosquillas mientras la desnudan. Sabía que tenían buena relación, pero parece que es mejor de lo que creía. Liang tiene con lágrimas en los ojos de tanto reír.
–¡Parad ya! Ja, ja, ja ¡Parad!– protesta –¡Kong, ayúdame!
–No pidas ayuda. Asume tu responsabilidad– se burla Ai.
–Así aprenderás– ríe Shu.
Decido echarle una mano, o dos. Las llevo directamente a las zonas más íntimas de las dos busca problemas.
–¡Aaaah!–ambas gimen sorprendidas.
Dejan por un momento a Liang, que recupera la respiración. Ai y Shu se giran hacia mí, creo que van a decir algo, pero no les dejo. Mis manos llegan a sus clítoris y los acarician por encima, añadiendo qi.
–¡MMmmm! ¡Aaaaaahhh!– gimen de placer.
Muevo entonces mis dedos al interior de sus vaginas, que se han empezado a humedecer, atacando el interior con suavidad.
Mientras, Liang me está mirando. Mis manos están ocupadas, pero no mi boca. Se acerca a besarme. Nuestras lenguas se entrelazan. Ai y Shu tienen un orgasmo. No por ello paro. Ellas están a cuatro patas, con la cabeza contra la cama. Sus culos se mueven obscenamente. Se escucha el sonido de la penetración en su empapados agujeros.
Liang está también mojada. Se pone a cuatro patas, entre las otras dos. La penetró sin dejar de atenderlas a todas. Se corren las tres a la vez. Los tres culos alzados, expuestos, son un espectáculo tan obsceno como seductor. Tienen tres orgasmos más antes de correrme en Liang.
–¡AAAAAAAHHHHH!
Hago que Shu y Liang se intercambien. Penetro a Shu y se corre en ese momento. A pesar de estar semiapoyadas en la cama, puedo ver como tiemblan las masivas tetas de Ai. Tampoco tengo piedad de Liang. Ahora la penetro con los dedos. Acelero sobre Shu, corriéndome en ella cuando tienen dos orgasmos más.
–¡HHHAAAAAAAAAAAAAHHHHH!
Arrastro a Ai para intercambiarla con Shu. Casi no pueden moverse. Ahora están las tres totalmente acostadas, con sus tetas y estómago sobre la cama. La de Ai sobresalen. Penetro a Ai, y con las manos sigo con las otras dos. Están exhaustas después de tantos orgasmos. Acelero para acabar. Las estimulo de más con qi, hasta que pierden el conocimiento y he llenado también a Ai.
Llamo entonces a Shi y Song. Las ataco por la espalda nada más aparecen. Juego con sus vaginas. No se quejan y se dejan llevar.
–MMMMmmhh. Ahhhhh. Koooong. ¡Aaaaaaah!
Penetro a Shi y uso los dedos con Song. A cada orgasmo cambio. Con la mano libre acaricio el pecho de la que penetro. El más delicado de Shi. El más abundante de Song. También la beso en la espalda, en el cuello. No me olvido de aplicar qi. Finalmente me corro en Shi. Consigo parar la eyaculación a mitad y penetrar a Song. La lleno también a ella.
Las dos se tumban y yo entre ellas. Me miran y me sonríen. Hay algo malvado en esa sonrisa.
–Hoy te has portado muy mal. Y parece que con ellas también– me condena Song, tras besarme en la mejilla.
–Mañana sufrirás las consecuencias– ríe Shi.
Dejo de usar el "Sonido de la sombra". Aún me queda mucho por dominarlo, pero amortigua suficiente el sonido para que no traspase las paredes.
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Al día siguiente serán Shu, Ai y Liang las primeras en vengarse. Se quejan de no haberlas dejado ni hablar, mientras me sujetan entre dos y la otra me cabalga. Por supuesto, no hago ningún esfuerzo para resistirme. Están en su derecho de reclamar "venganza" mientras se van turnando.
–¿Y bien… aaah? ¿Qué se siente…mmmmmh?
Las otras dos también atacan mis labios, y el resto de mi cuerpo. En especial juegan con mis pezones y mis orejas. Resulta bastante estimulante.
Cuando las tres han tenido sexo conmigo, nos quedamos acosados. Estamos un rato charlando, los cuatro desnudos y amontonados. Voy jugueteando con las tetas de las tres. A veces les hago cosquillas. Ellas también juguetean. Conmigo y entre ellas. Hasta que suena la campana. Se acabó nuestro breve paraíso.
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Lo que no esperaba es que la venganza de Shi y Song incluyera atarme y hacerme cosquillas, por casi diez minutos entre las dos. Son realmente malvadas. Luego me hacen penetrarlas y embestirlas sin desatarme, controlando ellas el movimiento que hago.
–Sí. Asiiií, ahhhh. Ahora más rápido. ¡AAAAAhhhhh!.
–Ahhhh, hasta el fondo. Mmmmmn. Muévete. ¡Aaaaaah!
No vuelvo a atacarlas sin avisar. Bueno, al menos no en unos días.