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Asalto en la noche (II)

Avanzamos en la oscuridad de la noche. Las gemelas y yo. El resto descansan. Pretendemos pasar sin ser vistos. Si quedan algunos de la banda, preferimos ignorarlos. Conocemos el terreno de observarlo de lejos. Pero no es lo mismo que caminar por él. Y sin apenas luz.

Al cabo de un rato, con Detectar qi noto una presencia. Se lo señalo. No tenemos más remedio que pasar cerca. Aquí se estrecha el paso.

–¿Tardarán mucho? Esto es muy aburrido. Tendríamos que haber conservado alguna de esas zorras para entretenernos– oímos una voz.

–No creo que ni a Liu ni a las otras les hubiera hecho gracia– responde otro.

–Ni que la llames por su nombre.

–Ja, ja.

Estamos a apenas unos metros. Pero no creo que nos oigan. Charlan en voz baja. Pero no parece muy preocupados. De repente, noto un fluctuación de qi. Las gemelas me miran. También lo han notado.

–¿Ya habéis vuelto? ¿Sois vosotros, verdad? No nos vais a asustar esta vez– ríe la primera voz.

Guardamos silencio. Dudando que hacer. Debía de ser algún tipo de escudo o formación para detectar intrusos.

–Una broma repetida deja de tener gracia. Vamos, salid ya– dice el otro, acercándose.

Están en la etapa siete. Solo detecto dos presencias. Supongo que se han quedado para vigilar la zona. Nos miramos. Avisamos a las otras de que estén preparadas. Por si acaso. Aunque ya estaban alerta. Cuando se acerca a un metro, Yi lo apuñala. Yo lo agarro y tiro de él. Empujándolo hacia nosotros. Yi le tapa la boca y lo remata.

–¿Yong? Vamos. No tiene gracia. Ya basta de tonterías. No los ayudes con la broma.

Está asustado. No se acerca. Las gemelas rodean una por cada lado. No podemos arriesgarnos. No sabemos si hay más. Cuando están en posición, salto hacia él.

–¿¡Eh!? ¿¡Quién eres…!?

En ese momento, las dos se abalanzan hacia él. No tiene opción de defenderse. No sé cuál de las dos lo ha matado. Recojo los cuerpos.

Echamos un vistazo al alrededor. Hay cadáveres de otros estudiantes. Amontonados en una esquina. Unos veinte. Algunas camas, cacerolas, algunos platos… Lo recogemos todo y lo guardo. Que parezca que se han ido. Cuanto menos se sepa, mejor.

Al cabo de unos minutos, seguimos avanzando con sumo cuidado. No sabemos si hay más grupos. Aunque no creo. Competirían entre sí. Por suerte, si los había, no los encontramos. Cuando empieza a amanecer, ya hemos atravesado la zona más estrecha.

Nos adentramos en el bosque. No vamos directos al campamento base. Aún tenemos cosas que hacer. Y mejor alejarnos de allí.

—————

Estoy follando a Liang. Apoyada las manos contra un árbol. De espalda a mí. Sus tetas son pequeñas. Rebotan, pero sin mucho recorrido. Ni comparación con Song hace un rato. Que está sentada un poco más allá, recuperándose. Estas son más delicadas. Eróticas de otra forma.

–¡Aaah! ¡Kong! ¡Ah! ¡¡HHHAaaahh!! ¡¡Aaah!! ¡Aah!

No me canso de follar a ninguna de ellas. No entiendo a los estudiantes. Que abusan de una esclava y luego se olvidan de ella. Diciendo que se han cansado. No me canso de penetrarlas. De contemplar sus culos vibrando. Del tacto de su piel. De sus gemidos. De como se estremece cuando pincho sus pezones.

–¡Aaah! ¡Kong! ¡Ah! ¡No seas malo! ¡Ah!– se queja Liang, jadeando. Ya lleva dos orgasmos.

Como respuesta acelero. Me inclino sobre ella. Le lamo la oreja. Acaricio su estómago. Y su clítoris. Empujando una y otra vez.

–¡¡Aaaahh!! ¡¡Kooooong!! ¡¡¡¡HHHHHHHAAAAAaaaaaahhhhhh!!!!

Eyaculo en ella. Llenándola. Llevándola al orgasmo al mismo tiempo. Abrazándola hasta que recupera el aliento. Se suelta, se gira y me da un beso. Sonriendo. Aunque con algo de tristeza y preocupación en su rostro. Como todas. Probablemente, como yo.

Después de esto, volveré al campamento. No estamos muy lejos. Podemos verlo desde aquí. Si subimos a la pequeña colina cercana. Está a una hora de camino.

Ma Lang es la siguiente. Se pone contra el árbol. Obediente. Parece más nerviosa de lo normal. Me pongo detrás de ella. Froto mi miembro contra su entrepierna. Cojo sus abundantes pechos. Jugando con ellos. Añadiéndoles qi. Cuando está mojada, la penetro.

–¡Aah!– gime, conteniendo su voz.

Empujo en ella una y otra vez. Está más apretada de lo normal. Sigo penetrándola. Con una mano en su pecho. La otra en su entrepierna. Incremento su placer. No tarda en correrse.

–¡Mmmmmmm!– gime, conteniéndose.

No es necesario. Estamos insonorizados. Y las otras están vigilando. Ahora que lo pienso, es la primera vez que la follo en el exterior. A excepción de su primera vez. ¿Quizás es eso? Me acerco a su oído.

–¿Estás nerviosa por hacerlo fuera? ¿Temes que nos vean?– le susurro.

–No, no. ¡Aah! ¡Claro que no! ¡¡Aaahh!! ¡¡Mmmm!!– niega nerviosa.

Pero está claro que miente. La cojo de las rodillas. Sin previo aviso, la levanto. Yo de pie. Ella con su espalda pegada a mí. Sus piernas en el aire. Sujetadas por mí.

–¡¡Eeeeehhhh!! ¿¡Qué haces!? ¡¡Aaaaah!!

Empujo hacia arriba. Entrando hasta el fondo.

–Si alguien está mirando, que te vea bien– le susurro.

–No. Kong. ¡¡Aaaaah!! ¡Espera! ¡¡Aaaaahh!!

No le hago caso. La sigo penetrando. Subiéndola y bajándola con mis manos. Al compás de mis caderas.

–Kong está siendo muy malo con Lang– ríe Song.

–Pero ella lo está disfrutando. Le gusta que la miren– provoca Yi.

–¡Aah! ¡No! ¡No me gusta! ¡¡¡Aaaaaaaah!!! ¡Noooo! ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAHhhhhh!!!

Se vuelve a correr. Está muy apretada. Pero también muy excitada. Casi no me ha hecho falta qi para que volviera a correrse.

Su rostro está rojo. Su vagina muy mojada. Entro y salgo con facilidad a pesar de que está apretada.

–Kong… Malo…– me recrimina, antes de que vuelva a embestir en ella.

La dejo en el suelo. Ha tenido un último orgasmo muy fuerte. Aún está jadeando. No parece en absoluto enfadada. Pero sí avergonzada. Reconozco que me gusta molestarlas. Son muy monas cuando están así.

Yu se abraza a mí. Salta y me rodea con los pies. Su culo justo sobre mi miembro. Su boca sobre la mía. No me suelta ni un momento. Ni cuando la penetro. Ni cuando se corre. Conmigo de pie. Ella apoyada con sus pies en mi espalda. Mis manos en sus nalgas. O en su espalda. A veces me deja hacer. Otra se mueve ella. Otra los dos. Cuando nos corremos, se resiste a dejarme ir. No hasta que su hermana llega y le hace cosquillas.

Se pelean y persiguen mientras me follo a Shi. Riendo. Shi está apoyada contra el árbol con una mano. Un pie en el suelo. La otra mano, alrededor de mi cuello. El otro pie, sobre mi hombro. Totalmente abierta. La follo mientras me besa. Mientras nos miramos. Mientras jadeamos.

Cuanto terminamos, vuelve a poner los dos pies sobre el suelo. Nos abrazamos y besamos. Me sonríe. Me da ánimos.

Cojo a Yi a traición. Mientras escapaba de su hermana.

–Ah. Kong Suéltame– protesta.

–No, eres mía– me niego.

–¿Y qué piensas hacerme?– pregunta, con miedo fingido, y seductora.

La pongo poca abajo. Sobre un tronco caído. Sus piernas abiertas. Una a cada lado del tronco. Yo detrás de ella. La penetro. Empujo fuerte hacia ella. Apretándola contra el tronco. En su etapa, no puede hacerle daño.

–¡Aaah! ¡No! ¡Suéltame! ¡Ah!– intente fingir.

–Yi es realmente mala actriz– critica su hermana.

–No convence a nadie– coincide Liang, riendo.

–Y lo está disfrutando. Debería probar algún día– sigue Song.

–Hay varios troncos almacenados. Quizás…– deja Shi en el aire lo que está pensando.

Prefiero no preguntar. Total, no me lo diría. Espero que no piensen atarme. Aunque sería excitante. De todas formas, estoy ocupado. Penetrándola. Sujetando sus caderas. La golpeo en las nalgas.

–¿Te portarás bien?

–¡Aaah! ¡Aah! ¡Sí! ¡¡AAaaaahh!! ¡¡Seré buena!! ¡¡Aaaah!!– responde entre gemidos.

–¿Y hasta cuándo?– le pregunto, riendo.

–¡¡Aaah!! Al menos… ¡¡Aaah!! …hasta… ¡Ah! …que me sueltes ¡¡Aaaah!!– confiesa ella.

Las chicas se ríen. Yo la vuelvo a azotar. Jugando. Ella se queja, fingiendo de nuevo. Abrazando el tronco. Sus apetitosas nalgas vibrando a cada embestida. Sus pechos apretados contra el tronco. Con más fuerza cuando se corre. Incluso lo muerde cuando nos corremos los dos.

—————

Ning amordaza a Bronceada. Le ata pies y manos al tronco. Está en la posición de Yi, pero atada. Y siendo preparada por Ning. Mientras, estoy follando a Rui. También sobre el tronco. Pero en perpendicular. Sus dos pies sobre el suelo. Su culo frente a mí. Abierto. Siendo penetrada analmente. Su estómago sobre el tronco. Su cabeza y brazos cayendo del otro lado.

–¡¡Aaaah!! ¡¡Amoo!! ¡Aaah! ¡¡¡Aaaaaaaah!!!– gime excitada cuando entro con brusquedad.

Una vez más, me dejo llevar. Estimulado por su apretado culo. Por sus gemidos. Penetrándola. Sin miramientos. Llenándola.

La dejo sobre el tronco. Jadeando. Recuperándose. Voy hacia Ning. Está tras Bronceada. Lamiéndola. Esta está tensa.

Me colocó tras Ning y la penetro. Como era de espera, ya está mojada. La fuerzo a abrir sus piernas. Hasta que están sobre su cabeza. Ligeramente por detrás. Tensando sus músculos. Sus tendones. Ella gime de placer y algo de dolor.

Su vagina estaría totalmente expuesta. Si no la estuviera penetrando. Dominando. Sometiendo.

–¿De quién eres?

–Soy tuya. ¡Aaah! ¡De amo! ¡¡¡Aaaaahh!!! 

–¿Qué eres?

–¡¡Aaaah!! ¡Soy el juguete de Amo! ¡¡AAAAAAAAaaaaahhhh!! ¡Soy lo que Amo quiera! ¡¡¡¡¡HHHHHAAAAHHHHH!!!!!

La llevo a un orgasmo tras otro. Sin dejar de forzar sus piernas. Sin dejar de disfrutar de su interior. Sin permitir que deje de lamer a quien tiene delante.

Luego le llega el turno a Bronceada. La penetro despacio. Disfrutando mientras entro en su culo.

–Ya la has oído. Es mi juguete. Y tú también– le susurro al oído.

Ella se revuelve. Intenta protestar. Pero está atada. Salgo y vuelvo a empujar. Con Fuerza. Con qi. Ella se tensa. Su queda quieta.

–Eres lo que yo quiera. Eres mía– insisto.

Ella hace amago de revolverse. Vuelvo a penetrarla hasta el fondo. Una y otra voz. Acaricio los límites entre su piel blanca y bronceada.

–Me gustan esas líneas de bronceado. Y ese cuerpo atlético es solo para mí– le sigo susurrando.

–Mmm. ¡¡Mmmm!! ¡Mmmm! ¡Mmm!– es todo lo que puede decir.

La sigo violando analmente. Empujando su firme culo. Susurrándole. Mordiéndole la oreja de vez en cuando. Se ven las marcas de mis dientes. Azotándola. Con fuerza. Que sienta el dolor. Aunque ella se niegue, su cuerpo responde. Tiembla. Se corre. Su vagina gotea.

–Te gusta aunque lo niegues. Si fueras más sincera, lo pasarías mejor. Es una tontería sufrir sin sentido. Reconoce que eres mía– continúo.

He notado que su resistencia está bajando. Pero no será fácil romperla. Por ahora, solo el miedo a Terror la somete. Aunque también tiene interés así. El desafío. Dominar a quien se resiste. A quien no acaba de aceptar un destino que ella mismo se ha buscado.

Disfruto de su interior. De su cuerpo atlético. De su resistencia. Del placer de tenerla debajo de mi cuerpo. Un placer que sé que debo controlar. Que no puedo dejar que me domine.

Cuando la lleno, levanto el tronco caído. Y, como puedo levantarlo, puedo guardarlo. Con esclava atada incluida.

–Follarla un rato. A ver si aprende a ser obediente– les ordeno a Ning y Rui.

Le ordené que ayudará con las bestias muertas. Hizo su trabajo mal, a propósito. Veremos si obedece. No quiero abusar de usar a Terror. No vaya a ser que se acostumbre a ella.

—————

Nos acercamos hasta un río. Creemos que debe de ser la mejor opción. Suspiro. Las chicas ríen en voz baja. De repente, un estudiante sale de un arbusto. Cayendo hacia atrás. Con el pantalón medio bajado. Pierde el conocimiento al caer sobre una roca. En la etapa seis. Ha tropezado. Ha sido un tanto ridículo. Decidimos irnos.

–¿Cariño? ¡Vamos! ¡No me hagas esperar! ¡No me hagas ir a buscarte!– se oye la voz seductora de una mujer al otro lado del arbusto.

–Es fuerte. Está en el reino del alma– nos informa Yi, que estaba inspeccionando al estudiante–. Está vendada, atada y desnuda.

–Es peligroso. Si se levanta y lo ve así, podría perseguirnos. Hay huellas nuestras por todos lados– se preocupa Song.

–Tendrás que hacerte pasar por él– sugiere Shi, con una sonrisa traviesa.

–¿No será peligroso?– se preocupa Yu.

–Sí, pero es peor que persiga a Kong– responde Shi.

–¿Y si simplemente hace que lo ha encontrado así? Además, es la verdad– sugiere Yi

–¿Y que los ha descubierto en esta situación? Lo matarán para que no hable. Es solo un esclavo– niega Liang.

La verdad es que la situación es delicada. No sabemos exactamente cuál es su nivel. Pero debe de ser alto. Debe de ser una de las guardianes del campamento. Quizás una estudiante interna. Supongo que no queda más remedio. Es tan peligroso como excitante.

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