Más tarde esa noche, Ari y Vickie entraron en su suite del Hotel Plaza.
Después del día que había tenido, sobre todo con su madre, necesitaba un buen trago. Sin mediar palabra, Ari se dirigió al pequeño bar, abrió una botella de ron y les preparó a ambas un ron con piña. Se bebió la suya enseguida y luego le dio la otra a Vickie.
Vickie lo agarró, pero se lo sostuvo, con las cejas levantadas en señal de preocupación: - ¿Quieres el mío también?
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