``` El día de su boda con su amor de la infancia, Natalie Ford recibió un regalo inesperado: un certificado de matrimonio. Declaraba que ya estaba casada con un completo extraño—Aiden Handrix. Mientras los invitados a la boda seguían burlándose e insultándola, su amante Ivan decidió abandonarla, optando por casarse con su media hermana Briena en su lugar. Para colmo de males, fue expulsada de su casa. Para probar su inocencia, Natalie Ford solo podía tomar un camino: tenía que encontrar a este misterioso Aiden Handrix y descubrir la verdad. Al día siguiente, había noticias populares en la televisión. Justine Harper, la heredera de la familia más rica de Bayford, regresaba a casa. Los ojos de Natalie se estrecharon al mirar la pantalla de la televisión. —¿Por qué este hombre se parece exactamente al hombre de la foto en mi certificado de matrimonio? En la búsqueda de desentrañar el misterio detrás de su supuesto matrimonio, decidió seguirlo y preguntarle personalmente. —¿Estás casado? —preguntó Natalie. —No. —¿Tienes un hermano gemelo? —insistió. —No. —¿Por casualidad has oído el nombre Aiden Handrix? —su tono se endureció. —No. —Entonces, ¿quién demonios eres? —demandó saber. —Tu hermano. —Espera, ¿qué? —sus ojos se abrieron de par en par. —Sí. Ahora empaca tus cosas y ven a casa conmigo —dijo él. ¿Primero obtuvo un marido de la nada y ahora un hermano con la misma cara? ¿Estaba dios creando clones y ofreciéndoselos con diferentes relaciones? ```
—¡Abuela! —exclamó.
—¡Briena, cuidado! —gritó Lily.
Briena, en pánico y confundida, dudó antes de pisar el freno a fondo.
El coche se detuvo a sólo un pie del cuerpo de Natalie quien había abrazado a Julia apretadamente en un intento de protegerla, dándole la espalda al coche. Todo ocurrió tan rápido, que incluso Natalie no pudo comprender qué hacer.
Sintió a Julia temblando en su abrazo. La anciana debía estar totalmente aterrorizada al ver el coche dirigiéndose hacia ella.
Aunque el coche se había detenido antes de poder golpearlas, Natalie continuó sosteniendo a Julia con fuerza, intentando proporcionar algún consuelo.
John había salido de su coche en el momento en que vio el vehículo dirigiéndose hacia Julia y Natalie a gran velocidad. Pero la velocidad del coche y la corta distancia entre ellos hizo imposible que llegara a tiempo para sacar a las mujeres del peligro.
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