__¿Qué les hace pensar que necesito a un enfermero?__pregunté molesto ante la nueva imposición de mis padres.
__No es un enfermero Bruno, es un terapeuta especializado en medicina física y rehabilitación que está dispuesto a levantarte de esa silla lo antes posible.
__¡Me da igual mamá, si es enfermo, fisioterapeuta o jardinero, no lo quiero en mi casa y punto!
__¡Pues no te queda de otra muchacho malcriado, deja la prepotencia que queremos lo mejor para ti!, ¿Cuándo lo vas a entender?__dijo mi padre ante mi comentario.
Mi mamá buscaba la manera de mediar entre mi padre y yo, siempre el roce era más intenso con él, ella sin embargo solía callar ante mis peticiones y las tomaba como un rotundo ¡Si!
__Bruno hijo, apenas puedes caminar, tus piernas no tienen fuerzas, necesitas de ésta terapia para que regrese tu normalidad__suplicaba mi madre.
Yo no quería entender o prefería no hacerlo, la presencia de ese tipo en mi cuarto, en silencio apoyado y delante de mis padres, quien por cierto, fue contratado sin mi aprobación me molestaba sobremanera, todo lo que se me impusiera estaba dispuesto a rechazarlo, pero muy en el fondo entendí que por razones de pandemia, ellos lo llevaron a casa, dolía ¡Sí! Pero en mi interés de volver a mis rutinas y quitarme la insistencia de mis padres de encima, acepté la condición de tener a ese enfermero, que por cierto, no me daba buena espina, en algún momento me dije "le haré la vida imposible al pánfilo ese, hasta que se rinda y se vaya por su propia cuenta, no necesito de un enfermero para caminar"
Mis padres estaban contentos, pude ver a mi padre sonreír cuando a regañadientes acepté la rehabilitación con el sujeto, en realidad no sabía en lo que me estaba metiendo, lo ignoraba durante días, las terapias eran infructuosas porque le daba igual y siempre terminaba de chismoso diciéndoles a mis padres y me calaba un discurso de nuevo.
__¿Cuándo vas a entender Bruno Steinmetz que necesitas de la terapia para caminar?__preguntaba impaciente mi papá.
Yo disfrutaba verlo así, enloquecido con mi comportamiento.
__No me siento cómodo con un tipo tocándome las piernas y la espalda__dije desinteresado.
Era una vulgar excusa, me daba igual, de hecho había tenido un par de relaciones homosexuales, en medio de las drogas todo se valía, el sexo, el género no era una limitante para mí.
__Lo hace de manera profesional, así es la terapia__dijo para suspirar y amenazar de pronto__¡Tienes dos días para tomar en serio la terapia, o te saco de aquí directo a Villaluz!
Escuchar esa palabra "Villaluz" me estremeció por dentro, era un hogar de rehabilitación donde nada era bueno, la abstinencia enloquecía a cualquiera y no se podía sobornar a nadie, ya había estado allí y sabía que mi padre no mentía, no ésta vez, iba en serio, podía verlo en sus ojos, en sus gestos determinados, estaba harto de mí, desesperado y me amenazó de esa manera, mi madre por su parte lloraba como siempre, pero no se opuso, me pareció que ya habían tenido esa conversación y llegaron a esa conclusión.
__Espera papá__dije sin saber cómo continuar la frase y manipularlos__¿No hablas en serio?
__¡Prueba me y verás!
__Mamá, papá enloqueció, no quiero ir a Villaluz__comenté tratando de tener su atención.
Ella no miraba, lloraba y se mantenía firme, mi papá deslizaba su mano por su brazo pues ella se notaba contenida y desesperada.
__¡Está decidido Bruno, tomas la terapia con responsabilidad o te vas a Villaluz!
Escucharlo de mi madre fue quedar desarmado para manipularlos como antes, no tenía opinión, calmarme al mamerto de mi enfermero o ir a Villaluz y ésta vez, no podía bacilar.
Salieron de la habitación y me dejaron con él, ni si quiera me había interesado en saber su nombre, yo solo quedé en shock ante la nueva emboscada de mis padres.
__Voy traerte un poco de agua para que tomes tu lírica.
__¡Yo lo que quiero es que me dejes tranquilo y te vayas de mi casa!__respondí de inmediato y cortante__¿Por qué mis padres contratarían a un tipo tan inepto como tú?
__Yo no soy tu enemigo Bruno, estoy aquí para cumplir mis labores, pero nunca me lo permites, has sido grosero, atorrante y hasta cruel conmigo, es difícil ser profesional cuando te escupen en la cara por ejemplo.
Mientras él hablaba, recordaba todas las veces que hice lo imposible para que se fuera, para que desistiera del trabajo, como esa vez que lo escupí en la cara cuando intentó acercarse y él solo se mantuvo firme.
__¿Entonces por qué no te vas?, Además, ¿En qué momento te di confianza para tutearme?, ¡Respeta insolente!
__¡Porque necesitas a un terapeuta y yo necesito el empleo, esto nos conviene a ambos y no te das cuenta, yo puedo ayudarte a levantarte de esa silla lo antes posible, a disminuir el dolor, a que regrese tu normalidad y luego me voy, ese sería el ideal, pero no colaboras!__dijo en voz alta__y no considero que te deba formalidad, si tu no me respetas, yo no tengo por qué hacerlo.
Me quedé callado por un momento, era la primera vez que el tipo me enfrentaba de esa manera, cuando normalmente estaba calmado ante mis groserías, el orgullo no me permitió por algunas semanas reconocer esa verdad y aunque no la manifestaba abiertamente, asumí que era hora de recibir esa terapia.
__¿Para qué es la lírica?__pregunté cambiando el tema.
__Para disminuir el dolor en los nervios dañados__dijo__¿Voy por el agua?
__¡No, Catalina se hará cargo de eso!__dije para indicarle a la muchacha de servicio que fuera por el agua__ven y ayúdame a recostarme, quiero ver algo de televisión ya que ni celular puedo tener en ésta casa y olvidarme de que estoy en una cárcel de máxima seguridad impuesta por mis padres.
El tipo era diligente, hacia todo lo que le pedía, comencé a pensar que podía sacar provecho de eso.
__¿Cómo te llamas?__pregunté mientras me recostaba en la cama.
__Isaac Del Toro__dijo casi de inmediato.
__¡Nombres bíblicos, deberían ser exterminados todos!__dije__eres bastante joven, ¿Qué edad tienes?
__Veinticinco recién cumplidos.
__¿Por qué decidiste estudiar esa cosa de rehabilitación?
Se quedó callado por un momento al ver que se cayó lo que quedaba del vaso con agua.
__¡Catalina, ven a recoger el tiradero!__grité__no me equivoqué, eres tremendo mamerto__dije ante la torpeza de Isaac por dejar caer el vaso__entonces ¿No me vas a decir porqué estudiaste esa basura de carrera?__insistí.
__Era lo que había cuando presente la prueba, mi intención era cambiar a otra cosa, pero en el camino me enamoré de la carrera y me gradué con honores.
__Universidad pública supongo, de esas que no dan opciones a los estudiantes__dije pero se mantuvo en silencio__¿Usas vitaminas?__pregunté.
__Claro, todos deberíamos tomar vitaminas__dijo mientras terminaba de acomodarme en mi cama.
No pude evitar reír a carcajadas por su inocencia.
__¿Eres idiota Isaac?
Se quedó callado nuevamente, ante mi pregunta, era selectivo para responderme aunque estaba como esperando que dijera algo más.
__¡Cuando digo vitaminas, me refiero a drogas, muchas drogas!__dije mirándolo__de esos gramitos que te hacen la vida feliz, las amo y ellas me aman a mi.
__Entiendo__dijo e hizo una pausa__¡Sí! Alguna vez fume marihuana.
No dejaba de sorprenderme su nivel de estupidez.
__Marihuana es para mamertos, hablo de las nenas fuertes, meta, éxtasis, todo lo sintético es lo mío, aunque en éste punto de abstinencia te acepto marihuana__sonreí.
Isaac callaba ante alguno de mis comentarios, como si no tuviera nada que decir y yo simplemente desistía.
Sentir las manos de Isaac dando masajes en mis piernas era relajante, me brindaba una sensación de paz que terminaba disfrutando mucho, prolongaba los masajes y los ejercicios a placer para sentirme en calma, como esas manos mágicas comenzaba a lograr.
Pasaron algunos días en los que mi comportamiento era aceptable para mis padres, me apoyaba en Isaac en todo lo posible y me acostumbraba a su presencia día y noche, estábamos en un especie de paz familiar que convenía a todos, pero no perdía mi norte, volver a caminar para seguir siendo yo.
Una mañana recibí una carta de la mano de Catalina.
__¿Quién envía cartas? Ya esas cosas no se usan__me dije a mi mismo mientras la abría.
Esa misma mañana era el día libre de la semana para Isaac, así que estaba solo para leerla y me dispuse a hacerlo.
"Se solicita su presencia para la lectura del testamento de la señorita Tatiana Osipova Pavlov, anexo la dirección al final del escrito"
Eso era más que confuso, Tatiana había muerto hace casi dos meses ¿Y me llamaban a mí para estar presente en la lectura de su testamento?, No tenía sentido, yo no era de su familia, así que lo ignoré por completo.
El fondo se pantalla de mis dispositivos era una foto con ella, mi mejor amiga, mi compañera de notas como solíamos decirnos, reinaba en mis pensamientos con culpa, con nostalgia y su ausencia dolía más de la cuenta, procuraba llorar estando solo, algunas frases de ella retumbaban en mi mente como espinas que llegaban al corazón y me hacían llorar amargamente, aunque Isaac siempre estaba cerca, siempre como estriba, él no hacía preguntas, solo su trabajo y con algunas conversaciones de cosas de medicina y salud a las que no prestaba atención en lo absoluto.
Pasaron dos días y el abogado de Tatiana estaba en la sala de mi casa hablando con mis padres, cuando me acercó Isaac en la silla de ruedas, pude reconocerlo.
__¿Es en serio lo del testamento entonces?__pregunté en broma interrumpiendo la conversación.
__Señor Steinmetz, es absolutamente en serio__dijo el abogado y se puso de pie__no pudimos hacer la lectura porque usted no asistió como se le solicitó.
__¿Y por qué es tan importante mi presencia?__pregunté desinteresado.
__¡Porque usted es el heredero universal de la señorita Tatiana Osipova!
Aunque tenía sentido porque Tatiana se había criado sola, sus padres habían fallecido en un accidente, no tenía familia directa, ni indirecta que se supiera, no en éste país, una parte de mi no podía creerlo, quizá por la culpa, sentir que había muerto ella y no yo en aquel accidente y que en sus planificaciones para su ausencia me había tomado en cuenta solo a mi.
__¡No pienso tomar posesión de eso, no...No pienso adjudicarme los bienes de Tatiana!__dije titubeante ante la inesperada noticia.
__Respetamos tu decisión hijo__dijo mi madre casi de inmediato__y te apoyamos absolutamente.
__Usted puede renunciar a la herencia, es absolutamente posible, póngase en contacto con su abogado y que le explique los detalles__dijo el abogado ante mi negativa.
__Disculpen__interrumpió Isaac ante la sorpresa de todos__¿Qué pasará con ese dinero si Bruno renuncia?
__Bueno, la señorita Osipova no tenía hijos, ni hermanos, ni nadie en éste país que opte por la herencia, así que, en ese punto, caerá en manos del estado__dijo el abogado__lo cual es lamentable, porque el estado ya tiene mucho dinero__apoyó en sátira.
__No me interesa lo que pase con el dinero en realidad; mamá, papá, hablen con alguno de sus abogados para saber qué debo hacer al respecto para formalizar la renuncia__dije apresurado ante el apoyo de mis padres__vamos Isaac, llévame a tomar sol en el jardín, permiso__finalicé la conversación.
Estando en el jardín Isaac estaba incómodo, un tanto distanciado.
__¿Por qué renuncias a la herencia de tu amiga?__preguntó con determinación__¿Sabes todo lo que puedes hacer con ese dinero?
__El dinero no es un problema para mí Isaac__dije prepotente.
__¡El dinero si es problema para ti, tus padres te mantienen y pueden dejar de hacerlo cuando quieran, si tomas la herencia, será algo tuyo al fin, no trabajado, pero tuyo!__me dijo muy de cerca y casi pude sentirme amenazado.
Era razonable lo que planteaba, de hecho Isaac era atinado en sus comentarios, no había pensado en eso, si tenía independencia económica podía alejarme de mis padres para siempre, quitarme el yugo de encima y con la herencia de Tatiana de la que tenía conocimiento era mucha, pues ella no tenía secretos conmigo, podía darme los lujos y la vida de siempre, pero luego me detenía para pensar desde la culpa.
__Tu lo entiendes nada Isaac, Tatiana murió por mi culpa, no podría tomar su dinero.
__Tatiana no murió por tu culpa, ella tomó la decisión de hacer ese viaje contigo, sabía que estabas ebrio y drogado hasta la médula y aun así se subió a ese vehículo contigo, ambos estaban locos, pudieron tomar un taxi, llamar a un chófer, esperar a que se les pasara la nota ¡Pero no, decidieron manejar así, eran adultos y en teoría debían saber lo que hacían!
La respuesta de Isaac me dejaba sin palabras.