Perspectiva: Leila Fraire.
Patet, Dominicus 13 de November del 1571.
Tiempo atrás, me sentía muy frustrada por no poder ayudarle lo suficiente a Mi Señor, y convertirme en una carga para él. Era sumamente doloroso verlo preocuparse por el dinero, y esforzarse tanto por una paga miserable, todo lo que podía hacer, era intentar no estorbarle ni retrasarle; los momentos difíciles que sufrimos al principio de nuestra aventura, se debían en gran parte a mí; cuando pensaba en esas cosas, quería desaparecer, que me tragara la tierra, e ideas negativas cruzaban por mi cabeza constantemente, en verdad, estaba a punto de desmoronarme; pero no podía hacerlo, Mi Señor nunca se rindió ni sucumbió ante la desgracia, siempre trataba de sonreír y ver el lado bueno de las cosas, esa sonrisa brillante, aunque forzada, destrozaba mi corazón. Él estaba cargando por sí mismo con mis problemas, no reía para motivarse o porque quería demostrar coraje, simplemente lo hacía por mí, de forma indirecta me decía: "no te preocupes, todo va estar bien", o al menos, esa era la impresión que me daba.
Siempre he sido pesimista y retraída, cuando Mi Señor me dijo que pronto nuestra situación mejoraría, era muy escéptica; una vez más, mi rostro inexpresivo evitaba que le mostrara un semblante patético, eso ayudó un poco para que no decayera el estado de ánimo de Mi Señor ni el mío. Increíblemente, el detestable recepcionista del Gremio de Aventureros, ayudó a Mi Señor inscribiéndolo en una misión de subyugación con un grupo de aventureros experimentados; eso no me lo esperaba, aunque, en lugar de considerarlo un golpe de suerte, creo que es una compensación por todo el desprecio que Mi Señor había recibido. Nos reunimos con esos individuos, y resultaron justo como lo había pensado, hombres viciosos que me desestimaron, y al mismo tiempo, me veían con ojos lujuriosos, en especial ese tipo llamado Marco, ¡repugnante! Solo Mi Señor puede verme de esa manera, en verdad, quisiera partirle la cara, pero desgraciadamente, es alguien que Mi Señor considera un amigo, y pese a todo, nos aceptaron en su grupo para completar la misión.
Cada vez que observaba mi arco, sentía una gran ira conmigo misma y maldecía mi condición de hibrida e Inanire, pues Mi Señor gastó una gran cantidad de dinero para comprarlo; no obstante, es mi tesoro, lo cuido con mucha dedicación, preferiría que mi cuerpo tome cualquier daño, antes que el arco tenga la más leve ralladura, o reciba el más ligero golpe. Durante la batalla en el Bosque Pérfido, interpuse mi brazo y torso para evitar que el arco sufriera una avería, esos pinchos se clavaron profundamente en mi brazo y pecho, dolió muchísimo; mi regeneración curó rápidamente esas heridas, aunque eso me hiso sufrir incluso más que arrancarme los proyectiles; pero estaba combatiendo al lado de Mi Señor, no podía mostrarle mi lado débil, agregando que esos tipos estaban esperando a que revelara mi flaqueza para menospreciarme de nuevo; sin embargo, jamás les permití ese placer.
Desde aquella batalla, Mi Señor me mira con ojos de satisfacción, ¡haa! Cuando lo hace, me invaden unas increíbles ganas de lanzarme sobre él. La misión fue todo un éxito, y con ello, nuestra situación económica mejoró bastante; con mucha emoción, Mi Señor decidió celebrarlo tomando cerveza con esos tipos; por supuesto, no pude ir ya que eligieron apropósito un lugar solo para hombres. La primera hora, pensé que Mi Señor solo tomaría unos cuantos tragos y regresaría al cuarto rápidamente; a la segunda, comencé a sospechar que esos tipos asquerosos estaban manipulando a Mi Señor, metiéndole ideas raras; en la tercera, estaba imaginando todo tipo de cosas extrañas, situaciones hipotéticas donde Mi Señor llegaba borracho, diría cosas extrañas y actuaría como un idiota; en la cuarta hora, temía que tal vez no volvería en toda la noche, lo cual me atormentaba aún más, pues durante 5 días, no había disfrutado de una buena noche; en otras palabras, necesitaba desesperadamente darme placer.
No soportando más la incertidumbre, decidí ir a esa cantina para que Mi Señor volviera al cuarto conmigo; como había previsto, no me dejaron entrar. Afortunadamente, el portero me dijo que aún se encontraba dentro y que estaba bien, eso me calmó un poco, así que me quedé en la puerta esperando. Al cabo de un tiempo, salieron esos tipos junto a Mi Señor, se veían borrachos y muy felices; Mi Señor parecía estar sobrio y de un buen humor; se sorprendieron al verme, como si los hubiera descubierto haciendo algo indebido, luego, me enteré de que planeaban ir a un lugar sucio y desagradable donde las mujeres venden su cuerpo por míseros Croat's; sentí un gran vacío en mi pecho al saber que antes de tener sexo conmigo, lo haría con una vagabunda. Con mucho dolor y desilusión, me llevé por la fuerza a Mi Señor; destruiría a cualquiera que se interpusiera en mi camino, no podía permitir que entrara a esos sitios libidinosos buscando un placer inmundo; esos tipos sintieron mi ira y no se atrevieron a detenerme, ojalá lo hubieran hecho, tendría la excusa perfecta para romperles la cara.
De camino a nuestro cuarto, entendí que no podía seguir esperando a que Mi Señor tomara la iniciativa, y no es porque no quiera, es simplemente que él piensa de forma diferente; la prueba fehaciente, es que ve esta ciudad como si fuera algo asombroso, cuando en realidad es por mucho, la peor metrópoli del imperio, la más insegura, insolidaria e intolerante; se sorprende al ver a un señor controlar el tráfico de carruajes, por tocar una Bestia Mágica tan común como lo es un dragón, incluso se maravilló al conocer a un demonio; todavía no comprendo que tienen de grandioso, supongo que Mi Señor ve algo más que alguien de mente corta como yo. En todo caso, esa situación no podía seguir así, debía hacerle saber que estaba cometiendo un error, en consecuencia, abrí mi corazón, fui completamente honesta, le confesé mis sentimientos y deseos. Me encontraba preparada para ser rechazada, después de todo, pensaba que no me veía como una mujer. Para mi sorpresa, aceptó mi amor e incluso se comprometió conmigo; sin duda, esa fue la mejor noche de mi vida, aunque no fue como esperaba, toda mi frustración desapareció instantáneamente, no podía estar más feliz en ese momento.
A partir de ahí, nuestra situación mejoró considerablemente; los aventureros se dieron cuenta del gran poder de Mi Señor y comenzaron a buscarle para hacer grupos; nunca se forjó una relación estable, pero fue suficiente para continuar realizando misiones de subyugación e incrementar nuestros ingresos; de vivir en un cuarto pequeño y feo, nos mudamos a una bella y amplia casa; así mismo, nuestro amor fue prosperando poco a poco, aunque todavía no hemos tenido sexo, constantemente Mi Señor me toca y besa con mucho cariño; se toma las cosas con calma, es bastante tedioso, pero creo que está considerando mis sentimientos y quiere que nuestra primera vez sea especial, así que no puedo oponerme a eso, aunque, siendo honesta, no estaría mal que una noche se lanzara sobre mí y me hiciera el amor con mucha pasión, de vez en cuando sueño con eso. Cada vez es más difícil contenerme, y últimamente la masturbación ya no me satisface tanto como antes, en verdad, estoy en un grave dilema.
En la actualidad, me encuentro en casa realizando las tareas del hogar, debo dejar este lugar impecable; si pudiera usar magia, habría terminado hace mucho tiempo, pero como ese no es el caso, tengo que hacerlo a la vieja usanza, utilizando las arcaicas escobas, recogedores, trapeadores, y demás herramientas para limpiar hasta el último rincón de polvo. Esta casa consta de 2 cuartos, una sala, cocina, comedor, baño y patio, por lo que demoro bastante en terminar esta labor. Mi Señor tuvo la suerte de ganarse el favor de un pequeño burgués que nos dejó el alquiler por 2 Reales al mes, un precio increíblemente bajo para una vivienda tan grande y bella situada en el centro de la ciudad; ahora me siento verdaderamente útil, ya que puedo preparar la comida, lavar su ropa y apoyarlo en las misiones, no cabe duda en que somos una genuina pareja de marido y mujer, fufufufufufufu, de solo pensarlo, me pongo muy enérgica.
- Leila, ya llegué. – Mi Señor entra por la puerta.
- Qué bueno, su desayuno está listo.
- Gracias.
Mi Señor se acerca y me da un tierno beso en la boca, ¡haa! Aunque es una pequeñez, ¡me resulta tan excitante! Sus besos son mi nueva adicción, si no recibo al menos 3 diarios, podría volverme loca, ¡lo digo muy en serio! Para hacerlo más placentero, tomo su mano y la pongo en mi trasero, ¡sí! Ahora se siente mucho mejor.
- Oye Leila, no deberías hacer eso. – Mi Señor me reprocha.
- Lo siento. – le respondo con timidez.
Aunque diga eso, siempre me deja hacerlo, además, él también disfruta de ello. Es triste decirlo, pero ya soy toda una experta en suprimir mis expresiones faciales, estoy esperando a que tengamos sexo para sorprenderlo; ya puedo imaginar la cara de sorpresa que pondrá, jejejejeje.
- Ha… – suspira – no importa, mejor vamos a desayunar. – habla con resignación.
- ¡Como Mi Señor ordene! – respondo motivada.
Este es un día cualquiera, Mi Señor se levanta temprano para ir al gremio y adquirir alguna misión; mañana en la mañana partiremos ya sea al Bosque Pérfido, Valle de Fer, la Arboleda Oscura o al Camino Viejo. Dependiendo de la misión, nos quedaremos algunos días, mataremos monstruos de bajo rango y regresaríamos a casa sanos y salvos.
- El desayuno esta delicioso, muchas gracias. – Mi Señor parece un poco decaído.
- ¿sucede algo? – pregunto con inquietud.
- Todo está bien, solo que he notado algo.
- ¿Es algo malo?
- Pues sí; desde hace un tiempo, tengo ciertas dificultades para encontrar compañeros.
- ¿Es por mi culpa? – pregunto con nervios.
- No, claro que no, – responde con anticipación – es solo el desarrollo normal de las cosas; los aventureros comienzan a conocerse, toman confianza, y al final forman un grupo. Y como sabes, nosotros no hemos podido hacer eso, ya sea porque no logramos llevarnos bien, o simplemente, no quieren.
- ¿Entonces no pudo obtener una misión?
- Sí, pero esta vez me tomó más tiempo armar el grupo.
- Mi Señor no ha pensado en, tal vez… – hablo con reticencia – ¿hacer grupo con Los Devastadores?
No es de mi agrado estar junto a esos tipos, pero si es por el bien de nuestra estabilidad económica, estoy dispuesta a soportarlo.
- No se puede, – rechaza la idea – me dijeron que pronto se van para otro país, y no estoy dispuesto a hacer eso; ya es bastante difícil vivir en el imperio, además no es bueno depender de ellos.
- ¿Entonces qué debemos hacer? – pregunto con expectativa.
- Hace poco hablé con mi papá, me dijo que podríamos comprar un esclavo de batalla, así seriamos más, – Mi Señor propone una alternativa – y ya que hemos aumentado de rango, el Gremio nos permitirá hacer misiones con un grupo fijo de 3 integrantes.
Los esclavos son la escoria de la sociedad, se encuentran en esa condición porque lo tienen bien merecido; no le confiaría mi vida ni la de Mi Señor a esos miserables, sin embargo, no hay forma de negar su utilidad y conveniencia, al fin y al cabo, se necesitan hacer sacrificios y pisotear a los demás para lograr avanzar, por ello, la existencia de un esclavo siempre será imprescindible; dicho esto, son herramientas costosas, en especial, aquellos con habilidades de combate, más aun si son de razas diferentes a la humana; ¿la razón? Muy simple, son los más débiles y ligeramente más abundantes, con lo cual, son mucho más accesibles. Volviendo al tema, es una buena alternativa comprar un esclavo, no tendríamos tantas dificultades en buscar compañeros, y nunca viene de más tener un seguro de emergencias.
- Parece una buena idea, – doy mi opinión – ¿Qué clase de esclavo va a comprar?
- Estaba pensando en que sea de una raza fuerte como… – se torna pensativo – Bestial, Enano, Demoniaca, y si tenemos suerte, tal vez Dragón.
- Creo que sería mejor de raza humana, son más económicos.
- Oye Leila, – se muestra apenado – ¿estás en contra de la esclavitud?
- Considero que es algo completamente normal y necesario; además, Mi Señor no debería sentir compasión de esa gente. Si se convirtieron en esclavos, le aseguro que nada bueno hicieron. – hablo con honestidad.
- Ya veo… – se muestra triste – pero tú eres una sierva, ¿no es lo mismo?
- Es diferente, los siervos tenemos derechos, nuestro trabajo es más digno, y nuestra condición se debe a circunstancias muy especiales; todavía no hemos perdido nuestra condición de personas; no hemos hecho nada grave como para convertirnos en cosas. – hablo con seguridad.
- Entiendo… – muestra una sonrisa forzada – en fin, tengo buenos ahorros, y hace poco conocí a un comerciante de esclavos del Gremio de Comerciantes, dijo que me haría un descuento si le visitaba.
- Entonces será mejor que se apure, los mejores esclavos se acaban muy pronto.
- Qué mundo tan cruel, – se ve reflexivo – pero bueno, ¿me acompañas?
- Mi Señor, el mundo no es cruel, es solo que así es como funciona, ya le dije que no se compadezca de ellos, no se lo merecen… – hablo con severidad – y por desgracia, no puedo acompañarlo, debo terminar de limpiar la casa.
Tiempo después, Mi Señor se marcha a comprar un esclavo con sentimientos complejos. Esto ocurre algunas veces, es el típico comportamiento que muestra cuando algo le molesta o le desagrada; aún sigo sin entender por qué actúa de esa manera, ¿qué hay de desagradable en adquirir una útil herramienta para nuestro trabajo? En fin, Mi Señor es una persona muy aguda, probablemente, esté pensando cosas complicadas, será mejor no darle muchas vueltas al asunto.
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Perspectiva: Agis.
Caminando por las concurridas calles de la ciudad, recuerdo aquella charla con Leila en la que me confeso sus sentimientos; ese día, decidí cambiar mi manera de ver el mundo, ahora lo mágico y fantástico se ha ido desvaneciendo; es irónico que la perspectiva de un habitante de Alfa sea tan mundana; para ellos, la magia es algo tan natural como respirar; en cambio, las cosas que funcionan con ciencia o que hacen uso de algún truco practico, como desaparecer una moneda, les resulta sumamente extraño, incluso les genera miedo, no pueden creer que exista alguna máquina que no requiera magia. El otro día, presencié como acusaban a un muchacho de ser un "Extranjero", solo por utilizar herramientas extrañas que nunca habían visto; los guardias rápidamente lo capturaron, ese joven no se volvió a ver nunca más. A veces pienso que ese podría haber sido yo, así que me esfuerzo cada vez más en pasar desapercibido, es un poco aterradora la forma de pensar tan extraña de estas personas.
Leila es la mayor exponente en lo que respecta al carácter de un habitante promedio de Alfa; detesta hacer uso de estufas de carbón, velas de cera, esponjas de lavar platos, y en general, todo aquello que no requiera magia; según ella, son cosas arcaicas o directamente son herramientas malditas creadas por "Extranjeros", aun así, las utiliza de muy mala gana; en lo que respecta a convivir con otras razas, se muestra indiferente, le da igual si en esta ciudad hay o no Gelum, Dragones, Marinus o cualquier otra, para ella, todos son iguales; tal vez la única diferencia es que unos son fuertes y otros débiles.
Todavía me siento desconcertado en lo que respecta al amor, en este mundo, a las mujeres les encanta el contacto físico, es como una forma de decir "me gustas"; obviamente, ellas también hacen lo mismo a sus amantes. Es muy usual ver en los parques tanto a parejas como a grupos de varias mujeres y un hombre, toquetearse sin ningún reparo en los alrededores, por supuesto, no lo hacen de forma sexual o sugerente, pero es muy incómodo mirar cómo se mantienen besando, abrazando, tomándose del hombro, caminando de la mano, sentándose o acostándose en el regazo del otro, y como las chicas discuten quien es la siguiente; me hace pensar que este mundo es una locura.
He comenzado a habituarme lentamente, pero hay cosas difíciles de asimilar, un ejemplo, es donde me encuentro actualmente, el mercado; cuando llegué por primera vez, pensaba que no sería diferente de una plaza llena de personas vendiendo y comprando frutas, verduras, granos, etc.; sin embargo, en Alfa venden literalmente de todo, incluso es posible observar a los comerciantes ofertar esclavos de todo tipo, como lo harían con cualquier mercancía; simplemente, es algo inverosímil. Todo se torna oscuro cuando los habitantes se muestran apáticos ante esta situación, no les importa que esclavicen a miembros de su propia raza; increíblemente, aceptan y apoyan esta práctica. Hace poco me quedé completamente fuera de lugar con la mentalidad de Leila sobre este tema; para ella, no son diferentes de la escoba y trapos que utiliza para limpiar la casa, pensaba que mostraría algo de rechazo o desagrado, pero era todo lo contrario; así como la magia es algo inherente a este mundo, la esclavitud también lo es.
Pensando en estas "trivialidades", entro en una casa de 4 pisos muy elegante; en su interior, se encuentran muchas personas encerradas en jaulas con grilletes en sus extremidades, y algo similar a un collarín en sus cuellos; extrañamente, todos muestran una expresión apacible, parece que los esclavos también han aceptado su destino. El lugar está moderadamente congestionado de clientes que observan con detalle a sus posibles compras; su semblante es similar al que alguien pondría cuando está buscando la fruta más madura de una canasta lleno de ellas.
- ¡Oh! Pero que grata visita. Bienvenido a mi tienda: Omniaservus, donde encontrará los mejores esclavos del continente. – habla con grandilocuencia.
Al cabo de un tiempo, me saluda Bonfilio, este demonio es un excéntrico comerciante de esclavos, de aspecto delgado, cuernos en su frente, alas como de murciélago en la espalda, con colmillos muy notables, uñas similares a garras de color negro, cabello corto de color celeste, ojos color miel y vistiendo una túnica con toda clase de adornos y bordados; un individuo conspicuo, especialmente conocido por vender esclavos de buena "calidad", constantemente se enorgullece de eso.
- Buenos días, que modestia de su parte recibirme personalmente. – hablo con cortesía.
- No se preocupe, lo he esperado con cierta impaciencia, esto era lo menos que podía hacer.
Bonfilio es el administrador de esta sucursal, pues Omniaservus, es una cadena de tiendas que abarca todo el continente Humus y gran parte de Praecleasis; es una empresa muy poderosa que se dedica por completo a todo lo que tenga que ver con esclavos. Conocí a Bonfilio en el gremio de aventureros, tuvimos una corta charla sobre la raza Demoniaca y algunas Artes Ocultas; parece que le caí en gracia, en consecuencia, no dudó en ofrecerme un esclavo a un excelente precio. Esa vez, le rechacé educadamente, pero no declinó la propuesta y me dijo que le visitara en su tienda.
- Pues bueno, he venido a buscar un... – lo digo con algo de vergüenza – esclavo de batalla.
- Pero por supuesto, sígame, tengo a los mejores combatientes que haya visto. – habla muy animado.
De esta manera, nos dirigimos al segundo piso donde, una vez más, hay una gran cantidad de personas en jaulas; aquí no hay distinción de sexo o raza, y todos muestran un semblante amable y saludable, ninguno se ve afligido o triste. Por el contrario, presumen haciendo toda clase de poses para dar la imagen de fuerza y poder; se venden a sí mismos, increíble.
- ¿Todos en jaulas? – comento casualmente.
- Sí, es solo un pequeño detalle que le gusta a la gente, no es como si pudieran escapar; y si lo hicieran, no llegarían muy lejos. – habla con tranquilidad.
- Ya veo… – respondo con asombro – ¿los grilletes y collares son necesarios?
- Para ser precisos, son Artefactos Mágicos esenciales, diseñados para controlarlos y evitar que utilicen hechizos descuidadamente; en realidad, eso es lo que los detiene. – explica el comerciante.
- Se ven muy tranquilos, no parecen querer escapar.
- Por supuesto, son personas que tienen deudas, cometieron crímenes, o simplemente, no tienen un lugar a donde ir; incluso si escapan, solo les espera la muerte o algo peor; – habla con sencillez – aquí les tratamos con el debido respeto, no podemos vender un producto en mal estado; como le dije, mi tienda solo vende lo mejor.
Típico pensamiento de empresario, no trata bien a los esclavos porque quiere, es simplemente que es mejor vender un esclavo feliz y vigoroso, que uno triste y endeble; no obstante, debo dar algunos puntos a estos comerciantes, no venden niños ni ancianos, con lo cual, demuestran que aún tienen límites. Observando los esclavos de batalla, varios son de raza Bestial, Humana y Élfica. Bonfilio me muestra los estados de algunos, sin duda, son muy fuertes; cada uno tiene habilidades en niveles elevados y muchas Unidades Mágicas.
- ¿Cuánto valen? – pregunto con reserva.
- Normalmente cuestan 20 Reales, pero ya que es el señor Agis, podría dejárselos en 17, ¿no le parece un descuento considerable?
¡17 Reales! ¡Qué caro! mi presupuesto no llega tan alto, apenas traje conmigo 10 Reales que ahorré con mucho esfuerzo; pensaba que un esclavo de batalla podría costar a lo mucho 8 Reales.
- Mmmm… – muestra un rostro de tristeza – la expresión del señor Agis se ve difícil, pero déjeme decirle que la calidad cuesta.
- Si… – respondo con resignación.
- Si me permite preguntar, ¿de cuánto es su presupuesto?
- 10 Reales.
- Ya veo… – pone cara amarga – aunque, he escuchado que el señor Agis es un aventurero de rango A muy fuerte, ¿verdad?
- Sí, creo que soy bastante fuerte. – respondo con seguridad.
- Eso hay que comprobarlo, sígame.
Me lleva a un sótano bastante grande, se encuentra dividido por unos barrotes gruesos y aparentemente resistentes; al entrar, puedo ver a una bella mujer de piel blanca, cabello largo de color azul cobalto, ojos violetas, bastante alta y voluptuosa; viste una gruesa bata manga corta de color azul y blanco con cuello en forma de V, pantalones del mismo color ceñidos a su cuerpo, y muñequeras de tela azul en los brazos. Por su rostro inexpresivo es obvio que es de raza Gelum; si no puedo pagar un esclavo humano, los Gelum están fuera de mi alcance, ¿Qué está tramando este demonio?
- Señor Agis, le presento a la señorita Cara, y como puede notar, es de raza Gelum. – habla con emoción.
- Hola, ¿Cómo estás? – saludo con amabilidad.
La Gelum me observa detalladamente de pies a cabeza, como un tigre a su presa; es muy inquietante, pues esta mujer no tiene ningún grillete o collarín, por lo que es libre de usar magia, ¿no era que todos los esclavos deben usarlos?
- Es un gusto en conocerlo señor Agis, – se inclina – mi nombre es Cara Leonora Hellax, soy miembro de la honorable raza Gelum, puede llamarme Cara o Leonora, aunque me gusta más Leonora. – se presenta de forma muy elegante.
- Cara se convirtió en esclava voluntariamente, – Bonfilio interviene – por lo que es una esclava de tipo especial, así que no es necesario retenerla.
- ¿Esclava especial? – pregunto con duda.
- Correcto, es una tradición muy conocida en el Imperio Ferruarum, así como en muchas otras naciones; – explica el demonio – mucho se convierten en esclavos voluntariamente para demostrar su convicción y para que su amo les proporcione algo que ellos deseen; más que un esclavo, – habla con franqueza – sería más correcto decir que es un ayudante o compañero; pero por cuestiones legales, se les denomina esclavos especiales.
- Entiendo… – miro los ojos violetas de la Gelum – pero creo que ella está fuera de mi alcance. – doy mi opinión.
- Oh, no debe preocuparse por el dinero, – Bonfilio habla con tranquilidad – los esclavos especiales no se pueden vender, cambiar o desechar; ellos eligen a su amo bajo sus propios criterios.
- Ya veo, ¿entonces qué debo hacer para convertirme en tu amo? – le pregunto a la Gelum.
- Es muy simple, – habla con calma – el señor Agis va a combatir conmigo mano a mano sin el uso de hechizos, armas o cualquier otra cosa. Los Gelum valoramos la fuerza, la habilidad y el talento, un combate honorable es la mejor forma de comprobarlo; si logra derrotarme, voy a reconocerlo como mi superior, ¿le parece bien?
Un combate ¿he? Esta mujer se ve muy segura de sus capacidades, probablemente, no soy el primero que pretende ser su amo; siendo honesto, creo que no podre ganarle, los Gelum tienen una fuerza monstruosa, lo he vivido en carne propia con Leila, que seguramente, es más débil que una Gelum regular, por eso de no tener magia y ser una hibrida. Con todo lo anterior en consideración, Leonora debe ser varias veces más fuerte, veloz, resistente y hábil en el combate, esto es pelea de tigre con burro amarrado.
- Mmmm… – me muestro vacilante – no creo que sea conveniente, soy un humano, enfrentarte cara a cara es sumamente desventajoso para mí, pienso que no hay forma en la que pueda derrotarte bajo las condiciones que mencionas.
- Entonces permítame rectificarme… – mira al techo con la mano en su mentón – que tal esto: cada uno mostrará su estado, para conocer más o menos nuestra fuerza; le permitiré utilizar Artes Especiales de refuerzo como [Fortaleza], [Fuerza por 10], [Aceleración] y [Visión Cinética]; por mi parte, utilizaré solamente mis cualidades raciales; además, podrá usar protecciones en su cabeza, torso y brazos. Sin armas, habilidades ni otros hechizos, ¿Qué dice? – me pregunta con expectativa.
Parece que esta mujer no me dejará ir de aquí sin combatir, debe ser una fanática de las batallas, o desde hace tiempo, no ha habido nadie que la enfrente; no obstante, creo que su propuesta es más o menos razonable, además tengo curiosidad por ver como es el Estado de la raza más fuerte, solo con eso ya vale la pena.
- Muy bien, creo que es bastante razonable. – le respondo motivado.
- Me alegra, con su permiso, déjeme mostrar mi Estado primero.
Saca de su [Almacenamiento] la Tarjeta de Estado, y rápidamente procede a activarla.
Nombre: Cara Leonora Hxllaxxxx.
Edad: 25 Años.
Raza: Gelum.
Atributo: Tierra.
Estatura: 168 Centímetros.
Peso: 59 Kilogramos.
Unidades Mágicas: 7.120.250
Nación: Imperio Ferruarum.
Sexo: Femenino.
Lugar de Nacimiento: Ciudad Glacies.
Posición Social: xEsclavaxVoluntariax(Temporal)
Fecha de Nacimiento: 10 de September del 1546.
Clase: Guerrera.
Subclase: Berserker.
Rango de Poder: Avanzado (A)
Número de Identificación: 2.001.132.005
Profesión: xxxxningunaxxxxxxxxxxx.
Dones: Ninguno.
Habilidades: Dominio del Arma Nivel 10, Dominio de las Artes Marciales Nivel 10, Resistencia al Dolor Nivel 5, Estallido Nivel 2, Inmunidad Nivel 8, Resistencia a la Fatiga Nivel 7, Romper el Limite Nivel 1, Golpe de Onda Nivel 10, Escritura Mágica Nivel 4.
Cualidades Raciales: Fuerza Aumentada, Regeneración Acelerada, Inmunidad al Frío, Alta Resistencia Física, Alta Resistencia Mágica, Creación de Agua y Hielo, Visión Lejana, Visión Cinética, Visión Térmica, Manipulación del Agua y Hielo, Velocidad Aumentada, Aumento de Unidades Mágicas.
Vaya Vaya, esta mujer es fuerte, su estado dice que es rango A, ¿es un chiste? Pero bueno, debe ser que en su nación este nivel de poder no es tan alto. Es notable el hecho de que la supero considerablemente en la cantidad de Unidades Mágicas, no obstante, eso no me hace más fuerte y tampoco me servirá de mucho en este momento. Por otro lado, su nombre y posición social parecen estar censurados o tal vez, ¿mal escritos? En fin, esta pelea ya está perdida, sin embargo, voy a luchar con todo lo que tengo, vamos a ver cuánto puedo durar.
La Gelum observa con mucho detalle mi Estado, también puedo notar que aprieta los puños con mucha fuerza; de lo poco que puedo interpretar de sus expresiones, parece, ¿emocionada? O tal vez, ¿sorprendida? No importa, al fin y al cabo, no tengo posibilidades de ganar.
Posteriormente, Bonfilio me presta un casco, guantes y chaleco de cuero; son extremadamente cómodos, suaves y resistentes; mirándolos con detenimiento, tienen un tenue patrón de líneas curvas y onduladas, seguramente, están encantados; con este equipo de protección, me siento más seguro, la fuerza de los Gelum no es ninguna broma, aun cuando utilice hechizos defensivos, un poderoso golpe en el lugar correcto, podría dejarme lastimado severamente. Después de ponerme el equipamiento, Leonora y yo nos distanciamos 12 pasos; el demonio se posiciona del otro lado de los barrotes, y nos indica las reglas de esta batalla; en resumen, se puede hacer agarres, llaves y todo eso; cuando el oponente reciba un golpe potente y caiga al suelo, se le debe dar tiempo para levantarse; las condiciones de victoria son: rendición, noqueo, incumplimiento, o hasta que alguien ya no pueda continuar luchando.
Como muestra de cortesía o para alentarme, la Gelum me permite utilizar hechizos defensivos y de aumento antes de comenzar. Por otro lado, ella asume la guardia ortodoxa, en otras palabras, la clásica postura de los boxeadores; de lo poco que sé sobre artes marciales, las personas que emplean esta guardia, son aquellas que pelean principalmente con los puños, sus ataques casi siempre son frontales, y raras veces se atreven a realizar patadas; en mi caso, utilizo una guardia mixta que me permite defenderme y atacar más o menos bien, puedo ejecutar puños y patadas con cierta facilidad, y sobre todo, es con la que me siento más cómodo.
- Parece que ambos están preparados para luchar. – Bonfilio habla detrás de los barrotes – en ese caso, permítanme ser el juez; por cuestiones de seguridad, voy a observar desde aquí.
- Hace bien en protegerse, – habla Leonora – la pelea que tendremos el señor Agis y yo, seguramente será muy intensa.
- Entonces, ¿están listos? – Bonfilio nos pregunta, a lo cual ambos asentimos – muy bien… ¡ya!
Al instante, la Gelum arremete su puño contra mí a una velocidad abismal; rápidamente, lo esquivo moviendo mi cuerpo a un lado y lanzo un contraataque a su cara con mi puño derecho; no obstante, ella se protege con un trozo de hielo que brota de un costado de su rostro; la golpeo con toda mi fuerza, pero el hielo es tan duro como el acero, pues no se quiebra o muestra algún signo de ello; al recibir el impacto, Leonora es empujada varios metros y cae al suelo, no parece estar lastimada ni dolorida de ninguna forma.
- Eres bueno. – dice eso mientras se pone de pie como si nada.
Como su primer ataque fue contrarrestado, se muestra muy cautelosa, todo indica que está esperando mi ofensiva, a su vez, la placa de hielo de su rostro se derrite; parece que el hielo y agua que genera con su cualidad racial poseen capacidades mágicas, debo ser más cuidadoso.
Para probar su capacidad de reacción e incitarla a que me ataque, lanzo puños rápidos pero débiles; sin embargo, esta mujer también hace lo mismo, todo indica que no volverá a realizar ataques imprudentes. Soy una persona muy paciente, por lo que, simplemente, me muevo de un lado a otro ejecutando ataques ligeros con la intención de encontrar alguna abertura en su guardia; aunque la debilidad de la guardia ortodoxa, son los golpes circulares y laterales como patadas, ganchos y demás movimientos, esta Gelum puede lidiar con ellos fácilmente usando el hielo y agua mágica que brota de su piel.
Entendiendo que no voy a tomar la ofensiva, me ataca con una combinación de golpes que consta de un Jab, Cross y Gancho, muy sencilla, rápida y poderosa; una vez más, esquivo y contraataco con un puño frontal a su rostro, pero ella lo evita moviendo su cabeza; al mismo tiempo, me lanza un fuerte Cross, al cual no me queda otra opción más que interponer mis brazos. El impacto fue tal que retrocedí varios pasos, por supuesto, duele muchísimo, sin los efectos potenciados del hechizo [Fortaleza], seguramente, sufriría unas cuantas fracturas. Aprovechando que mi guardia está débil, la Gelum no duda en continuar atacando, sus golpes son rápidos, potentes y precisos; sin embargo, logro eludirlos y le respondo lanzando varios puños y patadas dirigidas a sus costados y cabeza; por su parte, ella elude algunos y con su agua mágica rechaza otros; luego, ambos tomamos cierta distancia del otro.
Esta pelea es muy difícil, me recuerda mucho a los combates simulados que tenía con Víctor, aunque, él era mucho más agresivo y no le importaba recibir un golpe a cambio de propinar otro aún más fuerte; ese elfo me enseñó cómo se debe luchar contra individuos más fuertes que yo. A base de sudor y sufrimiento, entendí que debes dar todo lo que tienes en cada golpe, que no debes permitir que tu enemigo te provoque o desconcentre, y que es necesario ser constante y tranquilo sin importar la situación. Sus lecciones están dando frutos en este momento.
Ahora que conozco más o menos su patrón de ataque y defensa, me muevo a gran velocidad y comienzo mi asalto; con fluidez, fuerza y precisión lanzo puños y patadas en secuencias bien sincronizadas, esto con el fin de abrumar su defensa e impedir que contraataque. Ya sé cómo funciona su hielo y agua mágica, solo puede invocarlos de su cuerpo y requiere cierto grado de concentración para utilizarlos como escudo, y se debe esforzar aún más para controlarlos; si ataco varios puntos diferentes, le será muy difícil generar agua o hielo; además, el hielo impide sus movimientos, por lo que me es más fácil propinarle un golpe en algún lugar desprotegido.
Aunque la Gelum se protege con notable destreza, no detengo mi ofensiva, no lo demuestra en su rostro, pero estoy seguro que mis golpes le están causando daño, a este ritmo, tal vez pueda ganarle. Motivado por estos pensamientos, intensifico mis ataques; notando por fin una abertura en su defensa, le asesto una poderosa patada frontal que la manda a volar chocando contra la pared. La mujer cae y se levanta temblorosa, el hielo de su cuerpo se desvanece mientras que asume de nuevo su postura. Sus ojos brillan con gran intensidad, parece que lo está disfrutando, a su vez, siento que su aura está cambiando, todo indica que ahora va a luchar con mucho más espíritu.
- ¡aaahh!
La Gelum grita con furia mientras arremete contra mí, sus ataques son más descuidados, pero su potencia y velocidad aumentaron considerablemente; sin duda, está dando todo lo que tiene; por mi parte, esquivo, rechazo y contraataco, no obstante, a ella no parece importarle que la golpee, por el contrario, intenta asestarme un puñetazo a como dé lugar; literalmente, se encuentra en estado Berserker. Por supuesto, me es imposible lidiar con todas sus acometidas, pronto, recibo un golpe directo en mi costilla, luego en el hígado, y finalmente, un Cross en toda la cara. ¡uff! Antes de darme cuenta, me encuentro en el suelo a varios metros de la enardecida mujer, parece que el impacto me mandó a volar. Muy aturdido y completamente adolorido, me levanto con mucha dificultad; en ese momento, puedo ver como una gota de sangre cae de mi rostro, todo indica que tengo la cara reventada; extrañamente, no me duele tanto como debería, seguramente, se debe a que mi cuerpo está en el límite del sufrimiento, debo estar lleno de adrenalina, o tal vez, ya no puedo sentir más dolor.
- Señor Agis, ¿se encuentra bien? ¿aún puede continuar? – me pregunta el demonio preocupado.
- Si… – respondo con algo de esfuerzo.
- ¿está seguro?
- Si…
- Muy bien, entonces continúen.
Esta es la recta final, el todo o nada, ya estoy completamente acabado, pero también me encuentro un poco emocionado; Víctor me dijo que en momentos como estos, es cuando debo pelear como si mi vida dependiera de ello; en consecuencia, ya no voy a dudar en lanzar mis ataques más mortíferos, además, esa Gelum ya no se está conteniendo en lo absoluto, cuando me golpeó, sentí que mi cuerpo se estaba partiendo en pedazos; en un rincón de mi mente, pensé que mi cabeza se desprendería de mi cuello cuando asestó ese Cross en mi cara. Una vez más, asumo mi guardia y respiro hondo, a partir de ahora se decide quién gana y quien pierde.
- ¡aaahh!
Ambos gritamos al mismo tiempo y nos lanzamos el uno contra el otro; elevando mis sentidos y concentración al límite, me protejo, esquivo y rechazo todos los golpes de la Gelum. Con calma y determinación, le propino puñetazos y patadas en sus costillas, estómago y cabeza. Por su parte, la mujer no se preocupa por eso, por el contrario, está inmersa lanzando sus ataques a diestra y siniestra. En una de sus ofensivas, logro tomarla del brazo izquierdo, la tumbo al suelo y rápidamente le aplico una llave; al resistirse con gran fervor, aplico más fuerza para someterla.
- ¡Arrgg!
Escuchando el grito dolorido de la mujer, la suelto y me alejo de ella, parece que me he excedido y le he roto el brazo. No obstante, se pone en pie, y de un tirón, se lo reacomoda como si nada; la Gelum recupera su postura de combate. La regeneración de las Gelum es increíble, aun con todo el dolor que debe estar sintiendo, solo se muestra un poco agitada; ahora entiendo por qué los miembros de esta raza son inexpresivos, para infundir terror en el enemigo y no mostrar algún rastro de debilidad.
- ¡oooh!
La Gelum se lanza a mi dirección con increíble velocidad. Le respondo realizando una patada circular a su cabeza; sorpresivamente, se protege con su antebrazo y me hace perder el equilibrio, cuando caigo al suelo, la mujer intenta realizar una llave en mi pierna izquierda, no obstante, comete un error y le pateo la cara con mucha potencia, de esta manera, retrocede unos pasos bastante aturdida; me pongo de pie velozmente y me acerco a ella, la tomo por la espalda con mis brazos en su cuello y enrollo mis piernas en su cintura para no dejarla escapar. Leonora da codazos en mis costillas mientras cae al suelo bocarriba con mucha violencia, sin embargo, eso no es suficiente para hacerme soltarla; aumento la fuerza de mi agarre para hacerle entender que fácilmente podría asfixiarla. Para mi desconcierto, la mujer no se rinde y con un crujido fractura mi pierna izquierda; soporto el dolor y sigo apretando, pero ella continúa y me rompe la otra pierna; de nuevo aguanto y aplico más fuerza en su cuello; puedo notar que intenta respirar con desespero, aun con eso, todavía no se detiene y me causa más sufrimiento, estrujando mis brazos y lesiones con una presión aterradora.
Justo ahora, comprendo que Leonora no está dispuesta a perder, tal vez piense que esto no es suficiente para derrotarla, o simplemente está probando lo lejos que puedo llegar. Cualesquiera que sean sus motivos, lo cierto es que esta mujer ha perdido por completo su juicio. Como un último intento desesperado, la Gelum genera agua y hielo sobre mi brazo en un intento de congelarlo para detenerme, sin embargo, esto es inútil, por que perderá el conocimiento antes de lograrlo. Reflexionando sobre esta situación, determino que es mejor rendirme y dejar que otro se encargue de esta problemática mujer, si se pone así solo por una pelea, no quiero ni imaginar cómo se comportaría en otras situaciones.
- ¡Me rindo! – digo esto mientras suelto a la mujer.
- ¡Que! – Bonfilio habla con sorpresa – he… ha… si, la ganadora es la señorita Cara.
- Ha… ha… ha… – Leonora respira con agitación – ¿Por qué? – me pregunta sorprendida.
- Uff – suspiro del dolor – porque ya no puedo continuar luchando.
Para recuperarme de mis graves fracturas, lanzo el Arte Oculta [Reconstitución]; al módico precio de 250000 Unidades Mágicas, cura toda clase de heridas en un instante.
- ¡Mierda!
Grito por el dolor que me provoca el hechizo, pues al sanar las heridas, genera un terrible sufrimiento al objetivo. No soy muy diestro en esta Arte Oculta, no obstante, la estudié y practiqué durante mucho tiempo, al fin y al cabo, nunca viene mal recuperarte de todas tus lesiones rápidamente. Bonfilio y Leonora se quedan viéndome, el demonio parece estar estupefacto por el efecto de este hechizo, y no es para menos, pues yo también lo estoy, es increíble que la magia pueda curar estas heridas con tanta facilidad.
- Se-Señor Agis, es increíble que pueda realizar semejante Arte Oculta. – el demonio me habla con nervios.
- Hee…– me muestro avergonzado mientras me pongo de pie – sí, aunque todavía no la domino muy bien.
- Aun así, es un gran logro. – me elogia.
Mientras me quito los equipos de protección, el demonio entra de nuevo para ayudarme; por su parte la Gelum se queda observándome como si fuera algún bicho raro, eso es inquietante, ya quiero irme de este lugar.
- Pues bueno… – hablo casualmente – ya que he perdido, creo que es hora de irme, además estoy cansado; aun así, fue todo un placer luchar con la señorita Leonora… – tomo una pausa para pensar en lo que voy a decir – espero que logre encontrar la persona indicada para ser su amo.
Pronuncio esas palabras y me dirijo a la salida de este sótano; Bonfilio pone una cara amarga mientras hace lo mismo, seguramente, esperaba mi victoria, yo también pensé que ganaría; sin embargo, durante la pelea mis instintos me decían que esa mujer es muy problemática, y cuando me rompió las piernas, me di cuenta de que era mejor alejarme de ella, después de todo, no dudó ni siquiera un poco en hacerlo, eso demuestra que es una persona agresiva y probablemente malhumorada. Sin grilletes ni collarín, un día podría perder los estribos y atacarme; si llegara a pasar, ese sería mi fin.
- ¡Espere! – la Gelum se interpone – en realidad, fui yo la que perdió, – se arrodilla – el señor Agis es digno de convertirse en mi superior.
- ¿Qué? – pregunto con sorpresa.
- El señor Agis luchó con valor, – habla con deleite – hasta ahora, nadie lo había hecho, además, el señor Agis es más fuerte que yo, si no estuviera limitado a hechizos de refuerzo, seguramente me habría derrotado; a fin de cuentas, usted es un Mago de Vanguardia, una de las clases más poderosas.
- Oh no no no, – muestro modestia – Leonora pertenece a la raza más fuerte del mundo, mientras que yo soy un simple humano, y somos los más débiles; tal vez pueda pensar eso por mis Unidades Mágicas o Subclase, pero estoy seguro de que, fuere como fuere, no hay forma en la que pueda ganarte. Así que dejemos las cosas como están.
- ¡Felicitaciones señor Agis! Ha adquirido una excelente esclava. – Bonfilio habla con regocijo.
- ¿he? ¿no acabo de negarme hace un momento? – le pregunto con extrañeza.
- La señorita Cara lo ha reconocido como su amo, por ley, no puede negarse. ¿no le parece algo increíble? – el demonio lo dice con una sonrisa de oreja a oreja.
- Ya veo… – respondo con resignación.
Ya sea fortuna o desgracia, ahora tengo una nueva esclava; solo espero que esta mujer no termine atacándome por alguna razón absurda.