—Tienes
—¿La Bendición? —Rosalind sonrió con suficiencia. ¿Por qué iba a revelar su Bendición a Victoria? ¿La Matriarca de esta casa?
Era bastante simple. Victoria siempre protegería a Dorothy y si Victoria revelaba la Bendición de Rosalind, todo cambiaría.
—¿Alguna vez creíste que la bendecida con cabello negro recibiría la Bendición de la luz? —preguntó Rosalind.
—Nos manipulaste a todos
—Por mucho que quiera, no puedo hacer eso, Señora. —Rosalind se inclinó hasta que su rostro quedó al mismo nivel que la de la Marquesa—. No soy tan talentosa jugando con las personas como usted y su hija, —susurró.
—Tú
—Sí, sé lo que hiciste. Y me aseguraré de que sufras un destino peor que la muerte si me dejas quedarme en esta mansión.
—¡Eres una Lux!
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