Goku andaba por la calle en dirección a su casa, sólo esperaba que Suzaku no estuviera enfadada o le dejaría sin comida como esta mañana.
"Esa chica es aterradora"- pensó Goku con un escalofrío recordando lo sucedido horas antes.
No la conocía de mucho pero resultaba algo agradable estar con ella. Además, necesitaba su ayuda si quería proteger Kuoh de los caídos.
Sabía que tenía algún parentesco con Akeno pero no le preguntó, lo haría cuando regresara a casa que era lo que estaba haciendo ahora.
-También debería hablar con Tsubaki -dijo Goku pensativo, desde anteayer no hablaba con ella y sabía cuál era el principal motivo de aquello.
Supo desde un principio que ella era una diablesa pero aun así se hizo amigo de ella porque era buena persona y le caía bien.
Desde luego no quería perder esa bella amistad que se había forjado a lo largo de estos días, por eso buscaría formas de hablar mañana con ella.
Flush.
Una lanza sacra voló hacia él pero pudo esquivarla gracias a los reflejos que había ido desarrollado a raíz de sus experiencias.
Goku rápidamente alzó la vista y vio en lo alto de un edificio a tres seres alados que le miraban con superioridad y un deje de menosprecio.
"¿Ángeles caídos? Ya veo..."- pensó Goku reconociendo aquellas alas, eran las mismas que Reynare que tenía solo un par de alas.
-Así que este es el humano que ha asesinado a Reynare, ¿eh? Nada mal -comentó con lujuria una hermosa mujer voluptuosa de largo cabello.
-Kalawarner dije que el humano sería mío -una loli miró con molestia a Kalawarner quien bufó.
-Mitelt, Kalawarner no se distraigan de nuestro objetivo... -les habló un hombre vestido con traje quien parecía ser el líder del grupo de caídos.
-Ustedes son amigos de Reynare, ¿verdad? Si vienen a por mí les aviso que no será tan fácil vencerme -habló Goku mirando a los caídos.
-Vaya humano tan arrogante, se merece que le demos una lección -Mitelt alzó sus alas seguida de Kalawarner, y luego de su jefe Donnashik.
No sentían presencia demoníaca en el chico por lo que sólo debía ser un humano con una Sacred Gear... más fácil imposible. O eso pensaban.
-¡No pienses que por derrotar a la estúpida de Reynare podrás hacer lo mismo con nosotras! -exclamó Kalawarner un tanto irritada.
No sabía porqué ese chico estaba sonriendo todo el rato, es como si se estuviera burlando de ellas con su tonta, estúpida y linda sonrisa.
"¿L-linda?"- Kalawarner se reprendió ante sus pensamientos, el chico podía ser atractivo y todo pero era su enemigo y no podía pasarlo por alto.
-Es cierto... ustedes son más débiles que Reynare -habló Goku sin dejar de sonreír y eso fue suficiente para que ambos ángeles caídos le atacaran movidas por un enorme enfado.
Ambas atacaron por cada lado y Goku sacó su daga negra y el colmillo de Casaka. Mano izquierda y derecha respectivamente.
Clink.
Sus dos armas chocaron con las dos lanzas sacras que portaban Mitelt y Kalawarner. Sin perder tiempo Goku retrocedió dos pasos.
-¡No huyas cobarde! -Mitelt exclamó pero en cuanto abrió los ojos ya tenía a Goku a unos centímetros suyos, era demasiado tarde para esquivar el siguiente movimiento de Goku.
-Oh, esa nunca fue mi intención -contradijo el azabache sonriendo y Mitelt tragó saliva al verle.
Crash.
Goku clavó el colmillo de Casaka en el costado izquierdo de Mitelt, quien se cayó de rodillas.
[El efecto 'parálisis' ha sido infligido]
[El objetivo quedará inmovilizado por un tiempo]
-¿Q-qué me has hecho? -preguntó Mitelt intentando moverse pero le resultaba algo imposible por más esfuerzos que hiciera.
-Es para que estés quietecita un tiempo -respondió Goku con una pequeña sonrisa.
"A pesar de todo, es la primera vez que me funciona la habilidad" -pensó Goku recordando los intentos fallidos que tuvo hasta ahora.
Kalawarner retrocedió asustada y el hecho de que Goku hubiera activado "Furia del cazador" no ayudaba. Pocas veces sintió tanto miedo.
"¡Muévete! ¡Muévete!"- Kalawarner gritó desesperadamente en su mente. Sin embargo, sus piernas estabas dispuestas a cooperar.
Donnashik descendió para combatir, no se esperó que el humano fuera tan fuerte. Eso, o tanto Mitelt como Kalawarner eran incompetentes como para perder contra él.
-Váyanse de esta ciudad si no quieren salir lastimadas, de lo contrario me veré obligado a... -Goku no pudo acabar cuando de repente.
Flush.
Una espada rasgó su costado derecho.
Girándose vio a un hombre peliblanco con una sonrisa desquiciada que portaba dos espadas.
-¿Qué demonios haces aquí, Freed? -demandó Donnashik luego de reconocer a aquel exorcista.
-Ara ara, ¿acaso no puedo divertirme un poco ángel caído-kun? -inquirió el exorcista conocido como Freed Sellzen con una sonrisa tétrica.
"Mierda... bajé la guardia y apareció un tipo problemático"- pensó Goku mirando al extraño hombre que portaba aquellas espadas.
-Ustedes contra mí, ataquen -habló Goku apretando el agarre sobre sus dos armas y Freed le miró con interés manteniendo esa sonrisa.
-Kukaku me divertiré esta noche -Freed se relamió los labios dejando una imagen que daría pesadillas a Goku, fue algo... perturbador.
De repente el lugar se iluminó con una luz carmesí que cegó a todos de repente, Goku se llevó instintivamente las manos a sus ojos.
Al abrirlos nuevamente vio que estaba en el salón de su casa, parpadeó incrédulamente sin saber lo que había pasado en ese instante.
"Por Kami... ¿en qué estabas pensando al enfrentarte tú solo a tres caídos y un exorcista?"
El chico alzó la cabeza y se encontró con una mirada llena de reproches de Himejima Suzaku.
-Suzaku-san, ¡espera! ¿por qué me sacaste de ahí? Si estaba a punto de luchar -se quejó Goku con molestia y recibió una mirada severa.
-¿Luchar? ¿Pero has visto acaso la herida que tienes? -preguntó Suzaku cruzando los brazos y Goku abrió sus ojos- Y yo aquí preocupándome por nada... ¡Hmpf! Como quieras, ve a luchar.
Goku bajó la mirada y su rostro se palideció cuando vio la cantidad de sangre que salía de la herida que le hizo Freed con su espada sacra.
-L-lo siento es que antes no me dolía, perdona si te hice preocupar -se disculpó Goku con una sonrisa sincera y juntando sus dos manos.
Suzaku le miró... sabía que era imposible enfadarse con Goku y más si le sonreía de esa forma tan gentil como dejaba entrever Goku.
-Está bien, te perdono... pero tenemos que tratar cuanto antes tu herida o de lo contrario empeorará -señaló Suzaku y Goku asintió.
Sin previo aviso retiro su camisa manchada de sangre dejando ver sus abdominales trabajados, fruto de su arduo entrenamiento mañanero.
Suzaku desvió ligeramente la mirada con un pequeño sonrojo en sus mejillas y tomó unas vendas junto a algo de alcohol en un botiquín.
Primero tomó una gasa impregnada de alcohol para limpiar la herida y la pasó por el costado de Goku, que era el lugar donde estaba herido.
-Entrenas muy a menudo, ¿no? -preguntó la Himejima observando el cuerpo bien formado de Goku, quien asintió mientras que era atendido.
Suzaku recordó que esta mañana Goku salió a correr o algo así, por lo tanto era normal que tuviera una complexión tan atlética como esa.
-Habituaba a ejercitarme cuando era pequeño pero desde que descubrí mis poderes tuve que entrenar más duro -comentó el azabache.
-¿Cuándo descubriste tus poderes? -preguntó Suzaku con curiosidad mientras seguía pasando la gasa con alcohol alrededor de la herida.
-Hace una semana... fue pura casualidad, al principio se me hizo raro y difícil de sobrellevar con mi vida pero pronto aprendí a lidiar con ello -respondió el chico sonriendo- Y debo hacerme más fuerte para poder proteger esta ciudad.
"¿Solo una semana? Es bastante increíble"- pensó Suzaku sorprendida- Pues para haber pasado tan poco tiempo peleas muy bien.
-Ah, ¿sí? -preguntó Goku sorprendido.
-Seguí el rastro de los caídos y di con ellos, pero me sorprendí al verte ahí manteniéndolos a raya, fue sin duda impresionante -respondió Suzaku.
-Gracias, pero todavía debo mejorar -
-Sí... tus movimientos con las dagas pueden mejorar, otro día podré ayudarte con eso -indicó Suzaku creando una gran sonrisa en Goku.
-¡¿De veras?! Gracias Suzaku-san -habló Goku sonriendo, si podía mejorar con las dagas sería genial dado que nunca practicó con ellas.
Suzaku sonrió ante eso y siguió vendando el abdomen de Goku tras haber limpiado la herida.
-Ya encontré la sede de los caídos, mañana pasaremos al ataque -le informó Suzaku y él asintió- Pero necesito cerciorarme de que te encuentras bien, así que aceleraremos esto.
-Tranquila, me encuentro perfectamente... ¿S-Suzaku-san? -preguntó Goku confundido viendo cómo ella desabotonaba su camisa.
Esto no estaba bien.
-P-por favor no hagas esto más vergonzoso -susurró Suzaku sonrojada- Voy a acelerar el proceso de sanación de tu herida con mi maná, para ello debo juntar mi cuerpo con el tuyo...
-¿E-eh? Pero si te dije que estoy bien, esto no es necesario... -habló Goku negándose pero al parecer Suzaku no estaba predispuesta.
-C-cállate... t-tengo que hacerlo -murmuró la Himejima. Si quería cumplir con su misión, que era proteger Kuoh, Goku debía estar al 100%.
Retiró la camisa hasta que sólo quedó su sujetador y Goku se volteó rápidamente para no ver lo que seguía a continuación de aquello.
Él no era un pervertido.
Justo cuando Suzaku iba a pegar su cuerpo al suyo sonó el dichoso timbre, lo que supuso una liberación para Goku que se levantó para abrir la puerta con todas las ganas del mundo.
Suzaku se abrigó mientras Goku abría la puerta y se sorprendió al ver de quién se trataba. De entre todos nunca llegó a imaginarse que sería ella.
Quien llamaba no era otra que Tsubaki.