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Destino

¿Qué es un Dios? ¿Qué es la justicia? Esas preguntas emergían en el interior de Zamasu, manteniendolo inmerso en dichos pensamientos.

Desde hace mucho se había plantado aquellas preguntas que no lo dejan dormir cuando la noche envolvía el planeta del supremo Kaio.

Al plantarse aquellas cuestiones, inevitablemente sacó sus propias conclusiones. Quizás las respuestas que obtuvo de sí mismo no eran las correctas, pero ¿cómo se suponía que Zamasu sabría eso?

Todos luchamos por alguna causa, aunque dicha causa no sea correcta. Pero somos tan ingenuos, que en nuestra ignorancia pensamos estar en lo correcto; como un fanático religioso.

Zamasu había caído en el mismo error que caen otros muchos más, y es ver algo desde solo un ángulo, no buscar otras perspectivas, otras respuestas, negar verlas...

Zamasu se realizó algunas preguntas, sacó sus conclusiones y actuó de acuerdo a dichas conclusiones, aún cuando erró.

...

En estos momentos, Zamasu se encontraba en una situación confusa, extraña por decirlo de algun modo.

Sus acciones lo llevaron a donde estaba ahora. Toda acción tiene su consecuencia. Y las consecuencias de sus acciones era estar en este estado frío, envuelto por la infinita oscuridad.

"¿Era esto lo que les esperaba a los seres eliminados de la existencia?" Se preguntaba Zamasu.

Estando en este frío estado, Zamasu recordó como su causa, meta y sueño no pudo ser logrado debido a la intervención de un grupo de mortales.

Había luchado contra ellos ferozmente. Pero no pudo ganar, ya que el sayayin Son Goku de alguna manera logró llamar a Zeno Sama; el gobernante del multiverso.

De ese modo; fue borrado y no logró finalizar su causa.

Y ahora se encontraba recordando amargos recuerdos de no hace mucho, en la negrura nada, pues nada podía ver.

Zamasu no comprendía. Se suponía que ser eliminado de la existencia era exactamente eso mismo. Incluso la palabra misma lo dice.

Pero ahora se encontraba en esta extraña situación...

Cientos de preguntas se amontonaban en su cabeza. Preguntas desde racionales hasta filosóficas.

Pero todas serían respondidas con la repentina aparición de una luz cegadora, que trajo consigo a un ser etéreo y hermoso, el cual respondería toda duda que su cabeza carcomía.

...

El rostro del ser estaba conformado de bellas y relucientes estrellas, algunas galaxias también estaban incrustadas en su etéreo semblante, y bellas nebulosas de hermosos colores adornaban y cubrían su cara. Llevaba un traje smokin de color negro que lo cubría desde el cuello hasta las canillas, y unos zapatos del mismo color también, pero no era necesario para saber que toda su anatomía estaba adornada por bellas creaciones del Universo.

Excelso, hermoso, deslumbrante, sublime, arte... Solo eran algunas de las palabras que podían hacer referente al ser que estaba de pie ante Zamasu.

...

Todo el entorno de Zamasu cambió con la llegada de aquel ser, o mejor llamado "ente".

De estar en la negrura del vacío, a estar en un hermoso lugar, con un bello prado. El sonido de una cascada se oía a lo lejos. El canto de algunas aves también se escuchaba, creando una atmósfera agradable y bella.

El lugar podía ser llamado un paraíso en toda regla.

Zamasu se encontraba sorprendido, y eso lo demostraba su expresión aturdida.

Embobado estaba contemplado el hermoso lugar y al etéreo ente, pero aquella contemplación fue interrumpida por unas palabras que le hicieron salir de su estupor.

"Cordiales saludos, Zamasu-san".

Se escuchó en la mente de Zamasu. Y los únicos que se encontraban en aquel lugar, era él, los animales y el etéreo ser. Y era obvio que los animales no poseen la habilidad del habla, por lo que, la única respuesta lógica era que el ser frente él fue quién habló. Pensó Zamasu.

"Así es, Zamasu. He sido yo quien ha hablado", fue interrumpido de nuevo Zamasu de sus cavilaciones.

Confirmando su hipótesis.

"¿Quién eres?", preguntó Zamasu con incertidumbre y precaución.

"Hehehe. Tranquilo, no hay razón para estar agitado. Todas tus dudas serán respondidas mientras el tiempo pasa", respondió el etéreo ser de forma calmada.

"Pero antes de comenzar nuestra charla, ¿no te gustaría estar más en comodidad?", preguntó el ente.

La respuesta de Zamasu solo fue su ceño fruncido y su silencio.

De modo que, Él la tomó como una respuesta afirmativa. Por consiguiente, procedió a chasquear su dedo índice contra su pulgar e hizo aparecer con esa simple acción una mesa pequeña, de tamaño para dos personas, con una silla a cada extremo de ella.

Luego extendió una de sus etéreas manos y dijo con voz serena:

"Por favor, Zamasu, toma asiento".

Respondiendo ante el ofrecimiento de Él, Zamasu se sentó con elegancia en la silla que estaba a unos centímetros suyo.

Luego, "Él" también tomó asiento en su respectiva silla.

...

"¿No deseas algo de beber o comer?", preguntó "Él", luego de unos segundos de silencio.

"Té", respondió con simpleza Zamasu con voz monótona, eso aparentó.

"Té" Entonces té será, dijo "Él" con cierto grado de elevación en su voz. Parecía satisfecho con su pedido, o eso decía su tono de voz.

Después de decir eso, "Él" procedió a chasquear nuevamente los dos dedos, e hizo aparecer una tetera con dos tazas de té. Seguidamente de esto, "Él" tomó la tetera y la inclinó hacia una taza.

El té fue vertido en la taza.

Un olor cálido y de cierto modo tranquilizante se olió en el aire, al el té estar siendo vertido en la taza que se encontraba en su etérea mano.

Luego de ello, "Él" hizo lo mismo con la otra taza de té, mientras Zamasu esperaba pacientemente.

Después, "Él" le entregó una de las tazas a Zamasu.

...

Después de unos momentos, en los que Zamasu y "Él" tomaron unos cuantos sorbos del té; degustando su rico sabor, un suspiro de satisfacción se escuchó de parte de "Él".

"Ahhahh."

"Este té está delicioso, ¿no lo crees Zamasu?"

"Grrr..", de parte de Zamasu solo recibió un leve gruñido de aprobación.

...

Después de terminar cada uno de beber su té, unos segundos de tranquilidad se asentaron, pero llegaron a su fin cuando "Él" dijo:

"Bueno, ahora si. Comencemos con nuestra charla".