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Capítulo 4. “Lo que vive dentro”.

Un poema que escribí: 13 de agosto de 2004.

(8 meses después de cumplir 15 años).

Me doy cuenta de que no está en el orden en que debería estar, pero no quería empezar con un poema, jajaja.

Y mucho menos con un poema de hace 20 años que es terriblemente diferente a todo lo que tengo ahora.

Quiero decir, no es MALO.

Es solo un poema de quinceañera ciega de amor, jajaja.

Disfrútalo.

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Me siento en lo alto de este porche y miro cómo pasan todos los coches.

Ojalá fuera un pájaro para volar por el cielo azul claro del atardecer.

Está oscureciendo, va a llover.

Estas nubes se llevarán mi dolor...

Me siento como un león asesinado

Con mucho que perder

Y nada que ganar.

El sol se ha ido. Ya no hay luz.

Me esfuerzo por luchar en esta lucha continua.

Este dolor interior oscurece mi vista.

Estas paredes se están cerrando y me aprietan fuerte...

Mis pulmones están aplastados.

No tengo aliento.

Veo una luz.

Siento mi muerte.

Pero entonces tu voz entra a raudales

Y las cuatro paredes apretadas comienzan a adelgazarse.

La oscuridad se desvanece y la luz inunda

La lucha ha terminado, ¿y adivina qué? Yo gano.

El mal interior ha volcado y muerto

Y finalmente terminó este terrible viaje.

Me aseguras que todo está bien.

Y te envuelvo con mis brazos con fuerza.

La bestia se ha ido con todo el odio que tenía

Por aquellos que me han hecho daño

Como mi padre mentiroso...

Soy un hombre nuevo y ya no me escondo

Este corazón ahora inmaculado que vive dentro.

Gracias.

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No tengo idea de lo que estaba pasando, o si solo me estaba sintiendo poético jajaja.

Sé que siempre he tenido la profunda y firme convicción de que el amor podría y podría vencer todos mis miedos y resolver todos mis problemas...

Crecí con programas, películas y libros que mostraban ese tipo de poder.

Esa capacidad de dos personas que se aman de poder sacarse mutuamente de los lugares más oscuros...

Una parte de mí todavía cree eso.

Todavía piensa de esa manera.

Es una locura mirar atrás y ver que, por más vergonzoso que pueda ser, en algunos sentidos nunca he cambiado.

Nos vemos pronto, amigos.