Con la Ciudad Marcial del Cielo frente a él, podía ver el imponente árbol divino. Su tronco era tan grueso como una montaña, y en sus ramas había enredaderas que enrollaban las montañas en todas direcciones.
Nadie sabía por cuántas decenas de miles de años habían existido esas enredaderas. A pesar de los elementos, seguían tan fuertes como siempre, sin pudrirse ni un poco.
En el árbol gigantesco había una vasta extensión de tierra plana con numerosos pabellones. Las calles estaban llenas de gente y la multitud estaba muy animada.
—¡La entrada es una reliquia de bajo rango por persona!
En el momento en que Yi Yun llegó a la entrada, los guardias le exigieron pagar una entrada.
Una reliquia de bajo rango no era nada para él, pero si fuera un guerrero de alguna tierra desolada, una reliquia así sería suficiente para transformar su cuerpo por completo y cambiar su destino.
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