Yi Yun se sentó con las piernas cruzadas frente a la pared sobre la cual estaban escritas las cuatro oraciones.
Pensó que el anciano debía haberlo traído aquí para echar un vistazo a esas líneas.
Esta antigua tumba ya estaba vacía. Antes había sables de batalla, tesoros y herencias enterrados, pero ya todos se habían perdido, y lo único que quedaba atrás eran las palabras del propietario de la tumba.
¡Estas palabras estaban llenas de una sensación de dominio implacable que era sorprendente observar!
—¿Eh? Estas palabras...
Después de que Yi Yun se quedó mirando las cuatro líneas por un tiempo, se dio cuenta de que contenían un concepto inexplicable. ¡Cada palabra, cada trazo, era brillante, como rayo de sable que parecía salir de la pared! ¡Era como si estas palabras fueran un despliegue de técnicas de sable!
Al descubrir esto, Yi Yun comenzó a enfocar su espíritu y miró sin parpadear las cuatro líneas.
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