«Este… Este…»
Cuando los guerreros frente al Palacio Divino Umbrífero vieron esa escena se sintieron invadidos por el miedo.
No era por temor a que el Dios Demonio usara su aura para dispersar el mar del alma de los expertos en el reino Apertura Yuan, sino porque Yi Yun le había dado una orden tan casualmente como si fuera su esclavo de guerra.
—Acaba de… Acaba de… —tartamudeó con los labios temblorosos una figura legendaria humana que había vivido más de diez mil años.
Yi Yun lo había llamado… ¡Marioneta del Demonio Negro!
«¿Marioneta? ¿Acaso ese hombre robusto es la marioneta de Yi Yun?»
Aun así, ¡el aura de ese hombre corpulento y la presión que les hacía sentir a todos les confirmaron que definitivamente era el Dios Demonio de armadura negra!
Incluso si no lo era, ¡debía era un ser aterrador no muy diferente a él!
¿Yi Yun podía darle ordenes a un ser así?
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