Rashid
El agua estaba caliente cuando pasó por mis manos, quemándome ligeramente. En el espejo, mi ceño fruncido me devolvió la mirada, la molestia de antes todavía prevalecía en mi rostro.
Me había excusado para ir al baño hace menos de diez minutos y aún así, no podía volver a un punto de vista neutral. Fuera lo que fuese lo que tenía Hafsa y que me hacía volverme loco, era algo que consideraría impresionante si no fuera tan jodidamente irritante de afrontar.
Ni siquiera fue la forma en que actuaba con sus gestos, que eran completamente normales, si no majestuosos en cierto sentido. Su presencia me irritaba sin que ella siquiera lo intentara; Mi ira reprimida se concentraba en ella y hervía tanto dentro de mi estómago que consideré que me revisaran para detectar úlceras con la cantidad de ácido del estómago que debía estar sangrando en mi sistema a estas alturas.
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