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Vendida al destino

Amelia no siempre fue Amelia. En una vida pasada, fue un joven que se dejó llevar por la apatía y la indiferencia, grabando en silencio una atrocidad sin intervenir. Por ello, una organización secreta decidió aplicar un castigo tan severo como simbólico: transformar a los culpables en lo que más despreciaban. Convertido en mujer a través de un oscuro ritual, Amelia se ve atrapada en un cuerpo que nunca pidió y en una mente asediada por nuevos impulsos y emociones inducidos por un antiguo y perverso poder. Vendida a Jason, un CEO tan poderoso como enigmático, Amelia se enfrenta a una contradicción emocional desgarradora. Las nuevas sensaciones y deseos implantados por el ritual la empujan a enamorarse de su dueño, pero su memoria guarda los ecos de quien fue, y la constante lucha interna amenaza con consumirla. En medio de su tormento personal, descubre que Jason, al igual que la líder de la organización, Inmaculada, son discípulos de un maestro anciano y despiadado, un hechicero capaz de alterar el destino de quienes caen bajo su control. Mientras intenta reconstruir su vida y demostrar que no es solo una cara bonita, Amelia se ve envuelta en un complejo juego de poder entre los intereses de Inmaculada y Jason, los conflictos familiares y las demandas del maestro. Las conspiraciones se intensifican cuando el mentor descubre en ella un potencial mágico inexplorado, exigiendo su entrega a cualquier precio. Para ganar tiempo, Jason e Inmaculada recurren a métodos drásticos, convirtiendo a los agresores de Amelia en mujeres bajo el mismo ritual oscuro, con la esperanza de desviar la atención del maestro. En un mundo donde la magia, la manipulación y la lucha por el poder son moneda corriente, Amelia deberá encontrar su verdadera fuerza para sobrevivir y decidir quién quiere ser en un entorno que constantemente la redefine.

Shandor_Moon · Urbano
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96 Chs

020. Confrontación y consecuencias

Jason miró su teléfono mientras caminaba hacia el edificio del Grupo Xiting, habiendo dejado a Amelia en la puerta de sus empresas. Había un mensaje de WhatsApp enviado por Santiago.

"Buenos días, señor. Su padre ha convocado una reunión a las 08:30 A.M. hora local."

"Estoy entrando. Ven a mi oficina y ponme al corriente."

Con total posibilidad, su padre no hubiera dejado las cosas correr y esta convocatoria fuera para darle una lección por su rebeldía. No iba a ser la primera vez que su padre lo destituyera por no aceptar una orden. Ese era el origen de sus empresas, las cuales a su vez originaron la vuelta al grupo.

—Buenos días, señor Xiting —dijo con una inclinación Thomas. —Siento lo ocurrido a la señorita.

—Buenos días, Thomas. Amelia estará bien. Gracias por tu preocupación —contestó Jason con una sonrisa.

No se paró con Thomas; había un asunto urgente en su despacho que atender. Cogió el ascensor y subió a él. En la puerta, se encontraba Santiago esperando.

—Buenos días. ¿Cómo de grave es la situación?

—Según mis investigaciones, a lo largo del día de hoy llegará su primo Jun para hacerse cargo de la sucursal del grupo aquí.

—¿Ni siquiera manda a alguien de la primera rama? —preguntó Jason, quien recibió una negativa con la cabeza. —¿Me vas a seguir siendo fiel o tu fidelidad es hacia mi familia?

—Mi fidelidad es hacia usted, jefe.

—Si soy destituido, active el botón nuclear.

—Jefe, ese plan... —iba a poner objeciones, pero la mirada de Jason era clara. —Su padre lo expulsará de la familia si lo lleva a cabo.

—Correré ese riesgo.

—Ese plan requiere de la señora Montalbán. ¿Puede contar con ella? Si lo llevamos a cabo, ella puede hacerse con el control del grupo matriz. Las acciones combinadas de su familia, cuando termine esa guerra, quedarán en un cuarenta y tres por ciento, las de la señora Montalbán en un treinta y dos, y las suyas en un dieciocho.

Jason conocía muy bien el plan. Esas acciones estaban ocultas bajo el control de varias empresas del grupo Montalbán y del grupo Jason. —La otra opción es aceptar los caprichos de mi padre y repudiar a mi novia. Además de dejarle interferir en mis empresas.

—Lo siento, señor, no sabía que Amelia era su novia. Cuando me la presentó ayer, pensé que se trataba de una becaria.

Ese comentario le hizo sospechar a Jason. —¿Tienes algo que ver con lo sucedido a Amelia?

—No directamente, pero no la presenté con el suficiente respeto. La traté como a una becaria.

Jason frunció el ceño, con una mirada penetrante. —Eso no explica cómo las noticias llegaron a la prensa tan rápidamente. ¿Alguien más dentro de nuestro círculo podría haber filtrado la información?

Santiago sacudió la cabeza, su rostro reflejaba seriedad. —He investigado a fondo, pero no he encontrado ninguna prueba concluyente. Sin embargo, dada la rapidez y precisión del ataque mediático, sospecho que alguien con acceso interno tuvo que haber colaborado.

Jason se apoyó en su escritorio, reflexionando. La idea de un traidor dentro de su círculo cercano le revolvía el estómago. —Necesito que redobles tus esfuerzos. Encuentra al responsable, y rápido.

—Sí, señor. No descansaremos hasta dar con el culpable —respondió Santiago con determinación.

Jason asintió, sabiendo que no tenía tiempo que perder. Cada minuto que pasaba lo acercaba más a la reunión con su padre, y necesitaba estar preparado para cualquier eventualidad. Si su padre había decidido destituirlo, tenía que asegurarse de que el plan B, el "botón nuclear", estuviera listo para activarse.

—Santiago, contacta a la señora Montalbán. Necesito saber si está dispuesta a colaborar en este plan y, si es así, coordinar los detalles. No podemos permitirnos ningún error.

—Entendido, señor. Me pondré en contacto con ella de inmediato —respondió Santiago, antes de salir rápidamente del despacho.

Jason se quedó solo, mirando por la ventana de su oficina hacia el edificio del Grupo Jason al otro lado de la calle. Amelia estaba allí, enfrentando sus propios desafíos, y él tenía que asegurarse de que ella estuviera protegida. La presión sobre sus hombros era inmensa, pero no podía permitirse flaquear ahora.

Jason ajustó su corbata y encendió su computadora portátil, preparándose para la videoconferencia con su padre y otros altos ejecutivos del Grupo Xiting. La tensión era palpable, y sabía que esta reunión sería decisiva para su futuro.

La pantalla se iluminó y apareció la imagen de su padre, el Sr. Yong Xiting, con una expresión severa y autoritaria. Otros miembros del consejo directivo también se unieron a la llamada, sus rostros serios y expectantes.

—Buenos días, padre. Consejo —saludó Jason, intentando mantener la compostura.

—Jason —comenzó su padre, sin molestarse en los formalismos—. Hemos recibido informes preocupantes sobre tus recientes decisiones, especialmente en lo que respecta a Amelia Antúnez.

—Mis decisiones son estratégicas para el crecimiento de mis empresas —respondió Jason con firmeza—. Amelia es una profesional competente, y su inclusión en mi equipo es clave para nuestros objetivos a largo plazo.

El Sr. Xiting golpeó la mesa con un puño, su rostro enrojeciendo de ira. —¡Esa mujer es una puta, Jason! ¡Una puta que ha manchado nuestro nombre y nuestra reputación! ¿Cómo puedes ser tan ciego?

Jason sintió una oleada de ira, pero se esforzó por mantener la calma. —Padre, te estás metiendo en mi vida personal y en mis empresas. No aceptaré que interfieras de esta manera.

—¡No me hables de esa manera, muchacho insolente! —bramó su padre—. He construido este imperio desde cero, y no permitiré que una mujerzuela lo destruya. Te exijo que termines tu relación con ella y la despidas inmediatamente.

—Mis decisiones no están abiertas a debate. Amelia es más que competente y está demostrando su valía —Jason respondió con voz gélida.—. No voy a dejar que interfieras.

El Sr. Xiting lo miró con desprecio. —Si no lo haces, te destituiré de tu puesto en la sucursal de Lantia. Es tu última oportunidad.

Jason respiró hondo, sabiendo que estaba a punto de cruzar una línea sin retorno. —Si haces eso, desatarás una guerra comercial con el Grupo Montalbán y mis empresas. No te conviene.

—¿Una guerra comercial? —Su padre se rió, emitiendo un sonido que era amargo y cruel—. Ya no eres mi hijo. Te desheredo y te despido del Grupo Xiting. Eres una vergüenza para esta familia.

—Así sea —respondió Jason con una calma forzada—. Nos veremos en la próxima junta de accionistas.

El Sr. Xiting se rió aún más fuerte. —¿Qué puedes hacer con solo un cinco por ciento de acciones? Eres insignificante. Eres un tonto si piensas que puedes desafiarme y salirte con la tuya.

Jason mantuvo su mirada fija, imperturbable. —No subestimes lo que puedo hacer. Nos veremos pronto.

La pantalla se apagó, y Jason se quedó mirando su reflejo en el monitor oscuro. Había perdido el puesto en el Grupo Xiting, pero no su determinación. Sabía que su padre desconocía cómo tanto él como Inmaculada habían estado adquiriendo acciones directa o indirectamente, y ahora controlaban justo el 50% entre los dos. Con solo convencer o comprar otro 1%, podrían tomar el control del Grupo Xiting.

Miró el reloj y se levantó rápidamente, sintiendo la urgencia de llegar a sus empresas. Antes de salir de la oficina, pasó por el despacho de Santiago.

—Santiago, pulsa el botón antes de irme —dijo Jason con firmeza, sus ojos reflejando la gravedad de la situación.

Santiago asintió, consciente de la importancia de ese paso. —Sí, señor. Lo haré de inmediato.

Jason salió del despacho, su mente ya enfocada en los próximos pasos. Sabía que tenía que moverse rápido y con precisión. Mientras caminaba hacia la salida, su preocupación por Amelia se intensificaba. Necesitaba llegar a sus empresas y asegurarse de que todo estuviera en orden, pero también tenía que prepararse para la batalla que se avecinaba.

El destino del Grupo Xiting, de sus propias empresas y de su relación con Amelia estaba en juego. La guerra comercial que se avecinaba sería intensa y despiadada, pero Jason estaba decidido a luchar con todas sus fuerzas.

Mientras Jason abandonaba el edificio del Grupo Xiting, su teléfono comenzó a sonar. Al mirar la pantalla, vio el nombre de Nuria Narbona. Había estado negociando con ella para su fichaje por el Grupo Xiting durante los últimos tres meses, y su llamada en ese preciso momento parecía casi irónica.

—Hola, señora Narbona —respondió Jason, intentando mantener la compostura.

—Hola, señor Xiting. He decidido aceptar su oferta —dijo Nuria con tono decidido.

Jason sintió una mezcla de sorpresa y frustración. Había pasado meses tratando de convencerla y ahora, justo después de perder su puesto en el Grupo Xiting, ella aceptaba.

—Me pillas en un mal momento. Acabo de ser despedido de las empresas de mi padre, pero puedo ofrecerte el mismo contrato para trabajar en Energreen Solutions —respondió Jason rápidamente, viendo una oportunidad en medio del caos—. Supongo que no consideras a Energreen Solutions con el mismo potencial, pero tendrás mi total apoyo y recursos de sobra para su nuevo proyecto de almacenamiento de hidrógeno.

Nuria hizo una pausa antes de responder, su tono ahora más serio. —Energreen Solutions... estoy mirándola, lleva años en números rojos. ¿Seguro puedes garantizar los recursos necesarios? No quiero encargarme de pelear esos recursos, solo deseo investigar.

—No hay problemas. Me encargaré de buscar un gerente capaz para Energreen Solutions. Al no tener ya conflicto de intereses con las empresas de mi padre, voy a darle prioridad absoluta a levantar Energreen Solutions —aseguró Jason, sintiendo una renovada determinación.

Nuria pareció considerar sus palabras por un momento antes de responder. —De acuerdo. En treinta minutos estaré en su despacho para firmar.

—Nos vemos en treinta minutos —dijo Jason, colgando el teléfono.

Mientras guardaba el móvil, Jason sintió una chispa de esperanza. La incorporación de Nuria Narbona podría ser un punto de inflexión para Energreen Solutions. A pesar de la reciente derrota, esta oportunidad le ofrecía un nuevo camino para demostrar su valía y la de sus empresas.

Con renovada energía, Jason se dirigió hacia el edificio de enfrente, listo para enfrentarse a los próximos desafíos. La batalla en el Grupo Xiting había terminado, pero una nueva lucha, con la promesa de renovación y éxito, apenas comenzaba.

Su mente trabajaba a toda velocidad. Mientras caminaba, sacó su smartphone y comenzó a buscar el último contrato propuesto a Nuria Narbona. No tardó en encontrarlo; tenía todos los documentos organizados para situaciones de emergencia como esta. Al llegar al edificio, subió directamente al departamento de Recursos Humanos.

—Buenos días, señor Xiting —dijo el responsable de Recursos Humanos, levantándose de su escritorio al ver a Jason entrar.

—Buenos días, necesito que redacten este contrato lo antes posible —dijo Jason, entregándole el documento digital con el contrato propuesto a Nuria—. Cambien "Grupo Xiting" por "Grupo Jason" y "Energreen Solutions". Quiero el contrato listo en quince minutos sobre mi mesa.

El responsable de Recursos Humanos, un hombre de mediana edad con gafas y una expresión de eficiencia, tomó el documento y asintió. —Por supuesto, señor Xiting. Me pondré en ello de inmediato.

Jason abandonó la oficina y se dirigió hacia la sala de reuniones. Las puertas estaban cerradas, y podía escuchar el murmullo de voces en su interior. Tomó una respiración profunda, ajustó su chaqueta y empujó las puertas.

La sala estaba llena de directivos que giraron la cabeza al unísono para mirarlo. Isabel estaba al frente, junto a Amelia, quien se mantenía erguida y compuesta a pesar de la tensión visible en el ambiente. Jason notó inmediatamente la expresión en el rostro de Amelia, mezcla de determinación y nerviosismo.

—Lamento el retraso —dijo Jason mientras se dirigía a su asiento, tratando de mantener la compostura a pesar de su mente acelerada—. ¿Pueden ponerme al tanto de lo que he perdido?

Isabel resumió rápidamente los puntos clave de la reunión, incluyendo la propuesta de nombrar a Amelia como directora de Energreen Solutions. Jason escuchó atentamente, evaluando las reacciones de los directivos a su alrededor. Notó la sonrisa maliciosa de Laura, quien parecía deleitarse con la idea de poner a Amelia en una posición difícil.

Cuando Isabel terminó de hablar, Jason tomó la palabra.

—Apoyo la moción de nombrar a Amelia como directora de Energreen Solutions —dijo con firmeza, mirando a cada uno de los directivos—. Confío en sus capacidades y sé que puede aportar una perspectiva fresca e innovadora a la empresa.

Los directivos murmuraron entre ellos, algunos sorprendidos por el respaldo de Jason. Laura, aunque aún sonreía, frunció ligeramente el ceño, como si no hubiera anticipado el firme apoyo de Jason.

La votación se llevó a cabo y, con el apoyo de Jason, Isabel y la renuente aprobación de Laura, la propuesta fue aceptada. Amelia sería la nueva directora de Energreen Solutions.

Jason observó a Amelia mientras el voto se confirmaba. Aunque sabía que ella estaba preocupada por la magnitud del desafío, también veía en sus ojos una chispa de determinación que le recordó por qué había confiado en ella desde el principio.

Cuando la reunión concluyó, Jason se levantó y salió rápidamente de la sala, dirigiéndose a su despacho. Necesitaba preparar el contrato para Nuria Narbona y asegurarse de que todo estuviera en orden para su llegada. La presión de la guerra inminente con su padre y la necesidad de fortalecer su propia empresa lo impulsaban hacia adelante.

En su despacho, encontró el contrato recién impreso sobre su mesa. Lo revisó una vez más para asegurarse de que todo estuviera correcto. La firma de Nuria sería un paso crucial para revitalizar Energreen Solutions y, con Amelia al mando, tenía la esperanza de que juntos podrían superar los obstáculos.

Con el contrato en la mano, Jason se recostó en su silla por un momento, reflexionando sobre los acontecimientos del día. Su mundo estaba cambiando rápidamente, y las decisiones que tomara en las próximas horas serían determinantes para su futuro y el de quienes dependían de él.

Miró el reloj y se dio cuenta de que era casi hora de la llegada de Nuria. Se levantó, decidido a enfrentar los desafíos que venían con la misma determinación que había mostrado en la reunión. Sabía que no estaba solo en esta lucha, y con el apoyo de personas como Amelia y Nuria, tenía la confianza de que podrían salir adelante.

El tiempo pasó rápidamente, y cuando la hora se acercó, Jason se levantó de su silla y caminó hacia la ventana, mirando la vista de la ciudad. Sentía una renovada determinación. A pesar de las dificultades recientes, sabía que tenía la capacidad y los recursos para convertir esta situación en una victoria.

Unos minutos después, escuchó un golpe en la puerta.

—Adelante —dijo, girándose para recibir a su visitante.

La puerta se abrió y Nuria Narbona entró, con una expresión de profesionalismo y decisión en su rostro. Jason le ofreció una sonrisa y extendió la mano para saludarla.

—Bienvenida, Nuria. Me alegra que hayas decidido unirte a nosotros —dijo Jason, sintiendo una ola de optimismo al estrechar su mano.

—Gracias, señor Xiting. Estoy emocionada por empezar a trabajar en Energreen Solutions —respondió Nuria, devolviendo el apretón de manos con firmeza.

Jason la condujo a una silla frente a su escritorio y tomó asiento.

—Aquí tienes el contrato. He hecho los ajustes necesarios para que se aplique a Energreen Solutions bajo el Grupo Jason —dijo, entregándole el documento.

Nuria tomó el contrato y lo revisó cuidadosamente. Jason observó cómo leía cada cláusula, asegurándose de que todo estuviera en orden. Finalmente, ella levantó la vista y asintió.

—Todo parece perfecto. Estoy lista para firmar —dijo Nuria, sacando un bolígrafo de su bolso.

Con una sensación de triunfo, Jason la observó firmar el contrato. Este era el primer paso hacia una nueva era para Energreen Solutions, y estaba decidido a aprovechar esta oportunidad al máximo.