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Una nueva aventura

Tras dieciocho años de espera Sasha y su mejor amiga, Kasy, consiguen salir por fin del orfanato en el que pasaron su infancia, para adentrarse en este gran mundo llamado Satraysard, en unas tierras llenas de criaturas tanto hermosas como peligrosas. Ella y sus amigos comenzán su aventura con el fin de registrarse en un gremio, convertirse en aventuros, combatir con un sin fin de enemigos y tener nuevas aventuras, pero algo interrumpirá su deseo de unirse a un gremio, haciendo que ella y sus compañeros vivan más aventuras de lo que inculso deseaban.

Parc1val_24 · Fantasia
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3 Chs

Capítulo 1

Me levanté sobresaltada al escuchar la campana del desayuno, siempre me levantaba tarde y mi compañera de cuarto, Kasy, que era mi mejor y única amiga no me despertó.

Fui al aseo para cambiarme el pijama por el uniforme del internado, aunque no tenía nada más que ponerme salvo mi ropa para salir, que consistía simplemente en una camisa y un pantalón.

Me lavé la cara, me peiné, como siempre bastante lento ya que me costaba mucho deshacer los enredos de mi pelo rubio y desarreglado, además de tener que lidiar con mis sensibles orejas de felino, que a pesar de ser bastante buenas para escuchar resultaban molestas en zonas ruidosas, o al peinarse.

Cuando terminé de arreglarme bajé corriendo al comedor.

Yo vivía en un colegio interno, aunque algunos le llamaban orfanato o escuela, en una pequeña ciudad llamada Balment, que era donde nací, o eso creo.

Kasy era lo único que me quedaba después de que mis padres murieran cuando no era más que una niña, nunca los conocí, estoy aquí encerrada desde que tengo memoria.

No era muy popular en el orfanato ya que los semihumanos no caemos demasiado bien al parecer.

Cuando llegué al comedor, una sala enorme llena de mesas y niños, tanto humanos como semihumanos, gritando, luchando con espadas de madera, fingiendo ser grandes aventureros y demás.

Hoy en día es a lo que aspira mucha gente, sobretodo si te rechazan en cualquier trabajo solo por tener orejas y cola de animal... Al fondo ví que Kasy me llamaba con energía, la saludé y me fuí con ella a desayunar.

­- Buenos días Sasha, ¿ya te has despertado o sigues dormida? - dijo entre risas.

Kasy también era una semihumana, con el pelo liso y castaño, al igual que su cola y orejas, también de felino.

- Si,si ya estoy despierta ,¿me pasas un bollo de pan por favor? -

Justo cuando Kasy me iba a dar el bollo alguien me pisó la cola, un escalofrío me recorrió todo el cuerpo, al darme la vuelta vi a uno de los matones de clase, el imbécil de Reaper y su acompañante.

- Ups, ¿le he pisado la cola al gatito? - dijo en tono burlón, él siempre andaba con lo mismo.

- ¡Piérdete Reaper! - me levanté de la silla, él era más alto, ya que yo solo medía cerca de uno sesenta y cinco y el me sacaba casi una cabeza, aunque para mi consuelo era un poco más alta que Kasy.

- ¿Si?, y que me vas ha hacer gatita, ¿me vas a arañar con tus uñas, crees que con el nivel que tienes llegarás a tocarme siquiera? - se burló entre risas.

Pero era cierto yo tan solo era nivel uno y el ya había alcanzado el séptimo nivel, ya que era mayor de edad y estaba inscrito en un gremio, traía dinero a la escuela a cambio de comida y habitación y los profesores estaban encantados con el.

Por suerte me quedaban cinco días para cumplir los dieciocho años y largarme de este sitio, Kasy ya tenía los dieciocho, ella los cumplió la semana pasada, aunque lo mantenemos en silencio para que no la expulsaran, ya que a excepción de Reaper y su amigo nadie podía quedarse después de dicha edad.

- ¡Ya basta Reaper! - gritó Kasy.

- Ja, ja, ja, ¿qué pasa, la otra gata también quiere pelear? - Reaper se acercó a ella, yo me puse delante de él enseñando un poco los dientes para que se alejara de Kasy pero justo entonces una profesora llegó para disuadir el enfrentamiento, pues ya se había formado un círculo de gente alrededor de nosotros.

- ¿Que pasa aquí? - preguntó la profesora, Reaper le dijo que todo iba bién, esta sin embargo me vió delante de Kasy con cara de pocos amigo y mandó a Reaper y su amigo al gremio para que fueran para buscar algo comida.

- Nos vemos luego gatita - murmuró.

Él era el típico al que le gustaba bromear y hacerse el duro con los demás, y desde que éramos pequeños se metía conmigo, le gustaba verme enfadada, y para su suerte, lo conseguía fácilmente.

El desayuno terminó al minuto, ya que me había quedado dormida.

- ¿Que nos toca ahora? - le pregunté a Kasy.

- Alquimia - respondió risueña.

- Haaaa, odio las clases - suspiré, Kasy rió, a ella le gustaba aprender sobre las cosas de nuestro mundo, como las plantas, la historia, las criaturas, etc, pero yo era todo lo contrario, no me gustaba nada estudiar y me distraía fácilmente en las clases.

Nos dirigimos al aula en la que dábamos alquimia y al entrar Kasy y yo nos sentamos juntas al fondo como de costumbre.

La clase no era muy grande pero los sitios libres estaban siempre presentes, ya que de nuestra edad no éramos muchos.

La profesora entró con un saludo e inmediatamente comenzó a explicar las propiedades de un nuevo tipo de hoja que estábamos estudiando, eso y las largas y aburridas propiedades de la hoja de…¿Mandrake?, o algo parecido.

Como ya he dicho las clases no me interesaban y menos ahora que me quedan cinco días en esta cárcel.

Lo de estudiar le iba más a Kasy la cual tomaba apuntes de cada cosa que decía la profesora, la única asignatura que me gustaba era la clase de deporte.

Había ocasiones en las que Kasy me daba lecciones en las horas libres, las cuales se las pagaba con tareas, chocolatinas o cualquier cosa que le interesara, especialmente el chocolate, del cual yo no era muy fan.

- Sasha…¿Sasha?...¡Sasha! - gritó la profesora.

- ¡Aaah!, ¿Que? - el susto me dejó aturdida.

- Bien, como veo que estabas muy atenta,¿Por qué no vienes aquí y me preparas la poción que acabo de explicar? - se cruzó de brazos enfadada.

- Va-vale - me levanté del asiento y me acerqué a la mesa de la profesora, en la cual había un caldero pequeño, varias semipociones y algunas hojas de aquella planta.

- ¿Y bien? - dijo la profesora impaciente, comencé a echar las hojas de Mandrake seguidas de varias semipociones al azar, que eran jugos de otras plantas que al mezclarlas entre sí se producían reacciones mágicas, muchas las cuales tenían diversas aplicaciones, unas curaban los HP, o puntos de vida, los MP, o puntos de maná, que era la resistencia que podíamos ofrecer al hacer un hechizo, daban fuerza o simplemente eran venenos o los antídotos para estos.

Cuando terminé de mezclar las hojas de Mandrake con la esencia de filimorphis y pétalos de Gypsophila vi que Kasy se tapó la cara con su libro, el caldero tornó en un color rosa muy bonito, que en un segundo pasó a ser rojo chillón, la profesora se asomó y una pequeña explosión detonó en su cara, luego me miró furiosa con toda la cara negra y los pelos medio quemados, se me escapó una risa.

- ¡Al despacho del director! - gritó mientras abría la puerta, algunas risas más se escucharon de fondo, al entrar en el despacho me encontré al director sentado en su mesa mientras rellenaba unos papeles.

El director y yo nos veíamos a menudo, era un hombre algo mayor, con una barba gris y unas pequeñas gafas.

- ¿Qué has hecho ahora Sasha? - preguntó sin apartar la mirada de los papeles.

- ¡Nada!, Sólo ha sido una pequeña explosión... accidental - murmuré, el director dejó de rellenar el papeleo y me miró con una ceja arqueada.

- ¿En la clase de alquimia con la profesora Rámira, otra vez? - asentí.

- Haaa, no tienes remedio - volvió a su trabajo con un suspiro y me señaló la silla para que me sentase.

Me pasé las dos horas de clase restantes y el recreo sentada delante de un hombre, al cual, le pareció bien que, como era mi última semana de clase no cumpliera con ningún castigo serio más que ayudarle a rellenar papeleo, y tras perderme la asignatura de deporte y el recreo el director me dejó salir del despacho justo a tiempo de la clase de cálculo, perfecto.

Tras visitar más de dos veces al director y alguna que otra regañina, pasaron cuatro de los cinco días, por suerte hoy era la noche de los muertos, en la cual se organizaba un baile al que todo el mundo iba disfrazado.

El baile era por la noche y las clases no se cancelaron, aunque iban más ambientadas a dicha fiesta, sobretodo en cálculo, cuyo profesor nos puso un examen para morirse, el cual dejé en blanco, por supuesto.

Cuando llegó la noche nos tocaba elegir un disfraz de la despensa, en la que guardaban todas las ropas, trajes, uniformes, etc.

- ¿De qué irás disfrazada este año Sasha? - preguntó Kasy.

- La verdad no lo sé, ¿Y tú? -

- Creo que me vestiré de vampiresa, pero en vez de sangre me beberé la fuente mágica de chocolate -

- Jajaja, después te dolerá la barriga -

- Imposible, el chocolate no puede hacer daño - bromeó.

- Siguiente - avisó la profesora que estaba en la puerta de la despensa.

Entramos en la despensa y como todos los años, mirases donde mirases había disfraces, uniformes, libros, material escolar etc.

Podías elegir el disfraz que tú quisieras y después podían maquillarte.

- Kasy, aquí hay uno de vampiresa, ¿Que te parece?, Creo que es de tu talla -

- Sí, supongo que servirá - lo cogió y le echó un vistazo.

- ¡Mira, este es perfecto para tí, es de diablesa, incluso trae cuernos de quita y pon, creo que estos te ocultan las orejas - se acercó a una estantería y cogió el traje.

- Hmm, interesante,vale, ¿Por qué no?- lo cogí y me lo puse delante para ver como me quedaba.

Salimos de la despensa con los trajes en las manos y fuimos a cambiarnos en nuestra habitación, que era una, para dos personas, pequeña, e igual a las otras cincuenta.

La habitación consistía en un pequeño cuadrado con el suelo de madera, dos camas, un pequeño armario y un cuarto de baño.

Entré en el baño y después de ducharme comencé a cambiarme, cuando terminé de ponerme el traje dudé un poco de si llevarlo o no porque tenía un escote algo pronunciado y yo tampoco tenía los pechos muy grandes...

- Q-qué te parece - pregunté.

- ¿Ho?, Pareces toda una diablesa pillina, jiji - rió Kasy mientras terminaba de vestirse, me sonrojé un poco.

El traje consistía en una falda pequeña, unas medias con estampado de telaraña y la vergonzosa camisa, que no sé si se podía llamar así, dejaba al descubierto mi barriga al completo. Todo en negro y morado, y sin contar con los cuernos que también modificaban mi cola convirtiéndola en una fina cola de demonio acabada en punta de flecha.

- Ojalá pudiésemos maquillarnos nosotras mismas - dijo Kasy terminado de ponerse el traje de vampiresa, este era muchísimo menos revelador que el mío, tenía una falda larga negra y roja, una camisa y un lazo con forma de murciélago que le modifica el pelo y lo volvía oscuro.

- Ya sabes que no permiten nada relacionado con eso, por esa razón hay gente a la que escogen para maquillar en la noche de los muertos -

- Bueno, mejor vámonos ya, o si no se formará una cola tremenda como la última vez - Kasy abrió la puerta.

Cuando llegamos a los puestos de maquillaje, que eran una especie de taquilla grande, nos encontramos que dos estaban libres, llamamos y entramos cada una en uno.

- Hola, buenas noch... - miré al maquillador y era el amigo de Reaper, Sekiro, olvidé mencionar que los profesores cogían a los alumnos para hacer de maquilladores.

- Valla, valla, ¿De qué vas disfrazada? - me senté en el taburete que estaba enfrente de él mientras me miraba de arriba abajo

- Diablesa, ¿Algún problema? -

- No, ninguno, casi no te reconozco con esos cuernos, ¿y no crees que es un poco revelador? - sonrió.

- Nnn, Kasy insistió - me sonrojé.

- Pues no te queda mal… -

- Bueno, que me vas a maquillar -

- Tú cierra los ojos y verás -

- Ni en brom...- me interrumpió poniéndome un dedo en la boca.

- Confía en mí -

- Haa, si te atreves a hacer algo raro me las pagaras - cerré los ojos.

- Si, si, arderé en el infierno señora demonio - empezó a darme con un pincel en los ojos para resaltarlos, luego los abrí.

- ¿Y bien, sigues viva? -

- Cállate y sigue pintando -

Sekiro empezó a maquillarme con tal habilidad y suavidad que casi me quedé dormida, tras quince minutos de maquillaje Sekiro me dió un pequeño espejo para que me mirara, no me lo creía, estaba genial, había usado un pintalabios carmesí que resaltaba un montón mis finos labios junto con los ojos y una telaraña negra me ocupaba media mejilla.

- Está genial, ¡Gracias! -

- No hay de qué -

- Por cierto, ¿Tu no te vas a disfrazar?- le pregunté al ver que seguía con el uniforme del orfanato.

- No, este año es el último y no me apetecía disfrazarme -

- ¿El último? -

- Si, Reaper y yo hemos conseguido ahorrar para comprar una habitación en una casa y nos trasladamos allí mañana - dijo mientras guardaba algunos utensilios.

- Bueno, a tu amiga no creo que le haya ido mucho peor que a ti - dijo con tono burlón.

- Bueno, adiós y gracias por el maquillaje - salí del compartimiento y me encontré a Kasy esperándome en un banco, estaba muy bien maquillada también.

- Menos mal, llevo un rato esperando -

- No te quejes, en realidad acabas de salir, mejor vamos ya al patio -

- Vale mi señora - bromeó.

El patio estaba lleno de decoraciones, calabezas asustando a cualquiera que pasara por delante, farolillos, luces por doquier, puestos con comida, bebidas, etc. En el centro había una especie de pista de baile llena de gente.

- Jeje, mira quién está ahí - Kasy señaló uno de los puestos, en él estaba Reaper disfrazado de zombie, tenía toda la cara pintada de verde e iba vestido con unos harapos.

- Tss, holaa, ¿Queréis comer algo en esta tenebrosa nocheee...? - dijo en tono desganado.

- ¿Te obligan a decir eso cada vez que se acercan al puesto? - pregunté entre risas.

- Si quiero que me paguen, si -

- Je, yo cogeré este sándwich - Kasy señaló una bandeja de sándwiches con forma de ataúd.

- Aquí tienes - Kasy lo cogió y le dió un bocado.

- Mmm, está bueno - dijo con la boca llena.

Yo cogí uno también y lo probé.

- ¡Es verdad! -

- Gracias, los hago yo, después de esto casi me arrepiento de ponerles ojos de rana -

- ¿¡Que!? - casi me atraganto con un trozo.

- Jajaja, nunca me cansaré..., es broma, anda, toma esto - Reaper me entregó una barrita de chocolate, no era de la cafetería del orfanato así que debía ser de alguna confitería o algo parecido.

- Era para mí, pero bueno supongo que no compensa lo que he hecho todo este tiempo - dijo con tono sarcástico, casi aplasto la chocolatina.

- Y Kasy, creo que a tí te gustará esto - sacó un regalo de debajo de la mesa, era una caja rectangular, no muy grande, envuelta en papel de regalo.

- ¿Es para mí? - lo miró sorprendida, al quitar la tapa cogió un hermoso lazo rojo para el pelo -

- jeje, feliz Monster Night -

- Aww, ¡Gracias! - Kasy le dió un abrazo, yo mientras le di un bocado a la barrita de chocolate,¿Ya dije que no me llama mucho el chocolate?

- ¿A qué viene esto? - pregunté, sentía curiosidad por saber por qué de repente nos regalaba cosas y se portaba bien conmigo, pero él simplemente se encogió de brazos.

- Bueno, nos vamos, tengo ganas de marcha - Kasy me arrastró a la pista de baile.

Una fiesta después...

- Haaa, estoy agotada - suspiré entrando en el baño.

- Yo creo que he comido demasiado chocolate - susurró Kasy con mala cara.

- Te lo dije -

- Por cierto, ¿Qué opinas de Reaper?- preguntó sin venir a cuento.

- Que es un egocéntrico, un tonto, y un payaso -

- Yo creo que tiene su parte buena. ¿Y de Sekiro? -

- El, me cae mejor, pero también es un poco idiota por seguirle el rollo a Reaper - me empecé a quitar el maquillaje y me puse el pijama, después me tumbé en la cama pensando en que mañana sería libre al fin.

A la mañana siguiente nos dejaron salir a Kasy y a mi.

A pesar de estar en un orfanato yo había ahorrado lo suficiente para comprarme una daga, algo desgastada, un abrigo de segunda mano para mí y otro para Kasy. Ambos eran muy semejantes y consistían básicamente en una especie de chaqueta cuyos filos llegaban a las rodillas.

Si sabías lo que estaba de moda entre los niños y te las arreglabas para coger una o dos chocolatinas de más, podrías conseguir algo de dinero en el orfanato.

Lo malo era que no teníamos nada para comprar comida, y no creo que unas galletas de chocolate que había cogido el día anterior nos sirvieran de mucho.

Comenzamos a caminar por los pasos y nos encontramos con la calle principal del pueblo, estaba abarrotada de gente, yo solo había salido unas pocas veces del orfanato y no sabía apenas nada del pueblo, salvo donde estaba mi cafetería favorita a la que había asistido al menos una vez cada vez que salía.

- ¿Que tal si vamos al gremio para hacer alguna misión? - preguntó Kasy muy emocionada.

- No, creo que para hacer misiones tienes que inscribirte y para eso hace falta dinero…- respondí - ¡Ya sé!, ¿que tal si vamos a los prados para buscar criaturas débiles, subir de nivel y de paso vender lo que consigamos en una tienda de monstruos? -

- ¡Buena idea!, pero, ¿cómo vamos a derrotar monstruos si no tenemos una simple navaja?- ella no sabía de la daga que compré... bueno en realidad se le olvidó a alguien en una mesa, creo… espero, de no ser así la robé.

- Deja eso en mis manos - desenfundé la daga e hice una pose.

- ¡JAJAJAJA!, ¿con eso pretendes cazar algo- rió Reaper.

- ¡Mira tío, es la guerrera Sasha!, ten cuidado o nos cortará en trocitos con su poderosa espada- al menos me había llamado por mi nombre y no "gatita" lo cual me ponía de los nervios. Por suerte andaba por allí un guardia y Reaper no quería llamar mucho la atención, así que se fué.

Seguimos recorriendo las calles viendo toda clase de tiendas, puestos, carros, todo tipo de razas, aunque no vimos muchos semihumanos.

Llegamos a una calle repleta de mercaderes y puestos ambulantes, gente gritando para anunciar sus productos, niños corriendo de un lado a otro, algún que otro bardo relatando historias y antiguas leyendas, en una ocasión de las que me dejaron salir del orfanato, la cual tenía que ser una ocasión especial, como tu quitó, décimo o quinceavo cumpleaños, conseguí hablar con uno en la cafetería a la que asistía, allí tenían el mejor batido de arándanos de la ciudad.

- Hola, como esta señorita - una niña se me había acercado, aparentaba unos diez años y era bastante adorable.

- Ho-hola - respondí al ver la confianza que tenía, yo nunca había hablado con nadie que no fuese alguien del orfanato, por lo que no estaba acostumbrada a hablar con extraños.

- ¿¡Eres una gata!?- preguntó la niña al ver mi cola y orejas.

- Si, mas o menos - sé que por aquí no hay muchos semihumanos, pero que se sorprenda tanto me parece extraño...

- ¡Eres muy mona, no conozco a ninguna semihumana tan guapa como tú! -

De repente escuché que alguien se acercaba por detrás, me giré y vi a un niño metiendo la mano en uno de los bolsillos de Kasy mientras ella miraba distraída a la niña que tenía delante de mí y que estaba vestida con un vestidito muy mono, supongo que para distraer y que sus amigos puedan aprovechar y ver si pillan algo.

- ¡Hey que haces!- le grité al niño, al decir esto Kasy se dió cuenta de lo que estaba pasando y se apartó del niño rápidamente, este salió corriendo junto a su amiga.

- Menos mal que no tenía nada, je,je - dijo un poco avergonzada.

- No pasa nada, sigamos. -

Dicho esto continuamos por la calle viendo los puestos, pero un olor delicioso me paró en seco y me hizo dirigirme al sitio del que provenía, no había desayunado lo que fué un error por mi parte, pero parece que Kasy también lo había olido porque se le caía la baba, es una glotona.

- Mmmm eso huele delicioso - se acercó al puesto en el que estaban presentados un montón de panes y dulces.

- Hola, ¿que desean chicas? - dijo la mujer que estaba sentada detrás de el puestecito.

- ¿Que?, a, nada solo estábamos mirando - respondí un poco distraída, pero de repente a Kasy le rugió el estómago.

- ¿Tienen hambre? - preguntó la señora con una sonrisa

- Un poco, pero no se preocupe de todos modos no tenemos dinero - estaba avergonzada, Kasy me miró, pero ella sabía de sobra nuestra situación.

- Tomad, invita la casa - la señora nos ofreció dos bollitos de pan con canela, tenían muy buena pinta.

-¿¡Eeeee!?, mu-muchas gracia señora - cogí los bollitos y le dí uno a Kasy, esta lo devoró de un bocado.

- Descuida, son ustedes muy amables y me sobraban dos - susurró con una sonrisa.

Nos despedimos de la señora y seguimos andando hasta que llegamos a las puertas de la ciudad, allí esperaba un guardia que pedía peaje a todo el que entrara.

- Vosotras dos, son cinco monedas de cobre para salir de la ciudad, por persona - dijo uno de los guardias, este iba armado con una armadura y una espada militar.

- Pero sí vamos a salir de la ciudad - se quejó Kasy.

- Pero hoy son cinco monedas de cobre por cruzar la puerta, ¿o prefieren diez? -

- No se preocupe, tome - le entregué cinco galletas de las que tenía en el bolsillo, la cuales tenían una forma y color parecidos a las monedas de cobre, cogí de la mano a Kasy y salimos corriendo antes de que el guardia se percatara del engaño.

- ¿De dónde te has sacado las cinco monedas de cobre? - preguntó Kasy.

- ¿Tú también quieres una? -dije metiendome una galleta en la boca, Kasy y yo comenzamos a reír sin parar.

Al cabo de un rato llegamos al prado , que estaba a las afueras de la ciudad, por fin empezaría la verdadera aventura.