Mientras la maquillista y la estilista salían del dormitorio de Lucy después de terminar, Lucy se volvió hacia Amy con una amplia sonrisa.
—Te ves impresionante —dijo Lucy, y Amy asintió.
—No puedo creerlo. Gracias, Lucy —dijo Amy, apartándose del espejo para enfrentarse a Lucy.
—No tienes nada que agradecer. No he hecho nada —dijo Lucy con un gesto indiferente.
Amy sonrió, —Te ves realmente hermosa. Algo en ti se ve diferente —dijo Amy, su voz llena de admiración.
—Gracias. Son los lentes de contacto. No llevo puestas mis gafas, y estás acostumbrada a verme con ellas —dijo Lucy, y Amy asintió, dándose cuenta de lo que parecía diferente.
—Creo que poco a poco me estoy acostumbrando a usar lentes de contacto —dijo Lucy pensativa, más para sí misma que para Amy.
—Por cierto, Amy, he estado pensando en discutir algo contigo —dijo Lucy, y Amy alzó las cejas con curiosidad.
—¿Qué es?
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