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Conexiones

¡Pum! ¡Pum! ¡Pum! —se oyen sonar aquellos golpes en la puerta—. Owen, el colegio.Y así inició ese día; yo algo desorientado, apenas abrí los ojos me fui a lavar los dientes;es indispensable saber que cuando estas en el colegio, el día que te despiertas tarde,pasa de todo y apenas te da chance de arreglarte algunas veces, y otras no. Debí saberque sería uno de esos días al abrir el grifo y ver que el agua no salió. Sonará gracioso porque el pensar popular es: ¿Qué loco se lava los dientes con agua de la nevera? Pues,este loco lo hizo.

Bajé corriendo, mamá cocinaba y papá leía el periódico, tomé el agua y así como bajé,subí; mi madre observó a mi padre y el bajando el periódico dijo:—Dicen que el periodo de la adolescencia cada día se vuelve más incomprensible.Rápidamente me lavé los dientes y bajé de nuevo, comí, salí y me subí a la camioneta,segundos después mamá salió, se subió también y sucedió lo que siempre sucedecuando tu día va mal... Empeora; Introdujo la llave y encendió la camioneta, la sacó delgaraje y justo en la acera, el motor se apagó. Era increíble, papá salió al escuchar el gritode mamá.

—Thomas, el auto.

Se acercó levantó la tapa del motor y mientras el ajeó todo lo que pudo haber fallado, yoojeé el reloj de mamá.

07:48 AM, a doce minutos de la entrada a clases y yo estaba en casa con la camioneta demis padres accidentada. Se puede decir que entre cosas malas, siempre, una buena almenos debe salir; yo apurado y papá que no se daba prisa; impaciente caminaba de unlado a otro sin cesar; mientras lo hago pasó un auto. Un Dodge challenger naranja de los70's, donde iban un chico y una chica, ambos rubios; se detienen y desde el auto.

— ¿Vas al colegio? —preguntó la chica—. Sí. Y la camioneta se nos apagó.Respondo tomando mi codo izquierdo con la mano derecha; aquella chica giró la cara acomentarle l chico y segundos después hizo seña a que me les acercara, rápidamentecomprendo y voy, me acerco y la chica baja, echó el asiento hacia adelante y me subo enla parte trasera, tan pronto lo hago, ella vuelve el asiento a su posición y montándose elchico arranca, tal vez fui descuidado, no dije nada ni a papá, ni a mamá; sí, ellos estabanahí, pero sabiendo cómo eran lo mas posible era que no hubiesen notado ni cuando mesubí al auto; otra cosa era que no conocía a estos chicos y además eran chicosconduciendo. ¿Qué rayos estaba pensando cuando me acerqué y subí al auto?En fin, al ir montado noto la intrigante mirada de la chica por el retrovisor, cruzamosmiradas y ella sonríe mientras gira su cabeza hacia la ventana, se toma de su coleta decaballo.

El auto iba a alrededor de 245 km/h; el chico también se asoma por el retrovisor. En eseentonces comprendí que eran mellizos, ambas cabelleras, ambos rostros, todo loindicaba.

—Así que eres el nuevo en el colegio, Dascend —al escuchar mi apellido en su bocaentré en pánico internamente—. Sí, desde ayer.Lo digo y giro mi cara siendo indiferente.—Lo que no entiendo es como consiguieron mi apellido tan pronto —gira su mirada desdela ventana al retrovisor, dando a entender que no le importaba quedar arriesgada—. Voyal mismo curso que tú.Ella vuelve a girar su mirar a la ventana y el riendo comenta mientras frena el auto:—Debes recordar que es un pueblo pequeño también; todos saben que ayer te le zafastea Yosward en el bosque, solo para ponerlo como ejemplo; llevas dos Owen, a la tercera, osi la cuentas después de la tercera, puedes contar conmigo.

Me incomodaba el saber que estábamos en el estacionamiento del colegio y la chica aunno abría la puerta, pero aún más que este chico que conducía un auto de gran calibreparecía tener más control que Yosward; tanto de sí mismo, como de su hermana. No mequedó de otra que asentar mi cabeza afirmando.

El hace seña con la cabeza a la chica y ella abre la puerta, justo cuando intento bajar dicemirándome directamente:—Muy pocos son los que llegan a este pueblo en estos días y menos con su porte¿Cuánto durarán?Aquel comentario rebotó por segundos en mi cabeza; sin hacer mas caso baje y seguí micamino a clases. Cuando iba subiendo las escaleras del codo me toma la chica.—Lo siento, no prestes atención a lo que dice Hudson. A veces mi papá dice que estáloco —sonrío y ella igual—. No, no es eso de prestarle atención, simplemente no entendíque quiso decir.Ella baja la cabeza y al subirla.—Mejor, no tiene nada que ver contigo. A propósito soy Harper; Harper Vasceroff —le doyun apretón de manos—. Creo que no será necesario que diga mi nombre.Ella ríe y entramos al salón; todos tan pronto entré con ella empezaron a susurrar cosas.—No les prestes atención tampoco.Susurra a mi oído y rio moderadamente. Tomamos asiento y tras nuestra acción entra elprofesor; todos guardan silencio y se sientan.—Buen día, jóvenes —el silencio aborda totalmente el aula, sin duda era un docente quehacia respetarse.Al salir al almuerzo, a pesar de haber estado toda la mañana acompañado, una vez másestaba solo. Problema no era, prefería eso en cierto punto, aún sabiendo que Yoswardpodía aproximarse en ese momento, pero uno, era nuevo; y dos "Cuanto más quierasestar solo, menos te dejan estarlo"; esa es una ley de la vida.

Tal cual el día anterior se acercó Brady con su bandeja y llevando su puré de papas a suboca dijo:—Que bien te le escabulliste a Yosward ayer, viejo —sí, con la boca llena, parecía notener modales. Giro mis ojos dando su lado blanco—. Definitivamente la gente de aquí noes normal. Están viendo que tengo al malo de la película en mi cuello e insisten en seguirhablándome.Era inentendible, esta gente ni parecía ver tv.—Además no comprendo ¿Cómo sabes que tan bien me escabullí?—Vivo en frente de donde te arrojaste, te viAsí tan natural llevándose un cucharada más a la boca lo dice; yo frunzo el ceño. Yasabía de donde de donde se había regado ese chisme. Me llevo una cucharada yo y seme ocurre una idea.—Brady, no tienes muchos amigos aquí ¿Cierto? —acercándome pregunto—. No—responde y se rasca la cabeza. Era de suponerse después de todo por algo seguíahablándome, no tenía nada que perder más bien podía ganar.—Y conoces todo el pueblo ¿no? —levanta su mirad—. Y a todos.(Perfecto, sin duda es conveniente que siga viniendo) pienso al momento.— ¿Qué sabes de los Vasceroff? —suelta la cuchara en la bandeja y me mira fijamente.— ¿Hudson y Harper?, Harper es aplicada, amable, hermosa e inalcanzable, solo se leconoció un noviazgo te tuvo, hacen ya 3 años de eso; Hudson es maduro, aplicado,justiciero (cuando le entran ganas), jugador del equipo, influyente (en la escuela y en elequipo) y galán; sin duda no quieres meterte con él. Tienen dinero, su padre es dueño deempresas fuera de castle combe; la verdad vienen dos o tres semanas a la escuela yluego no vuelven, esta es la tercera que cuento desde el inicio de clases, te aseguro quepara la siguiente se irán de vacaciones a algún lugar extravagantemente paradisiaco.Sin duda si buscaba un mapa para conocer castle combe, me saldría menos útil queseguir conversando con Brady; me había dado detalladamente lo que necesitaba saber,Brady sin discusión se convertiría en mi compañero favorito.

Hasta ahora mi día no iba mal, a pesar de haber tenido un inicio que decía todo locontrario, o ¿hable muy rápido?Estábamos en clases luego del almuerzo y pido permiso para ir al baño. Mientras voy decamino a él, sentía que alguien me seguía pero era casi imposible todos estaban enclase. De pronto siento el empujón desde mi espalda, balanceando mi peso con velocidadlogro mantenerme sin caer al piso, al detenerme y estar seguro giro para saber por quiénhabía sido atacado y apenas me da tiempo de reconocer el rostro que me había estadodando problemas desde que llegué; Yosward.

Tan pronto doy el giro, este se arroja sobre mí tomándome del cuello y recostándome deuna pared. Apenas puedo respirar, pero puedo verlo, puedo oírlo y aunque trato deliberarme, su agarre es sin duda más fuerte que mis fuerzas.

—Dascend, llegas a mi pueblo, entras a mi escuela, me pones en burla frente a todos enel comedor, lo vuelves a hacer frente a mis amigos y ahora quieres tomar a mi chica, sinduda viniste a ponerme en ridículo, ¿Qué crees? no lo permitiré.Apenas puedo mover mis brazos, mi rostro todo azul estaba, creo que Yosward notó elpoco aire que me quedaba, pues inesperadamente cuando creí que moriría en susmanos; me soltó.

A duras penas puedo sostenerme de rodillas y con ayuda de mis brazos, esos brazosmíos que tanto temblaban, creo que por un par de minutos estuve observando mis brazossin pensamientos francos; ¿Sería el susto? ¿Sería el miedo que sentía?—Aléjate de mis cosas Dascend, aléjate de Harper, aléjate —oigo decir, pero entre mi tosy la confusión que tengo aun no logro identificar de quien.Cuando reacciono no estaba Yosward; me levanto usando las pocas fuerzas que mequedaban y apoyándome de la pared llego al baño, me coloco frente al espejo y abro elgrifo; por largo rato estuve lavándome la cara hasta que vuelvo a ser yo.Sin duda era la tercera vez que mencionó Hudson, pero de mi parte nadie lo sabría; toméaire, me alivié y volví al aula cual como si nada había sucedido.