Ella se sorprendió.
—¿Me enviarás a casa?
—Sí —explicó el mayordomo.
—¡El presidente llamó antes para que la enviáramos a casa!
Su cara se quedó en blanco. Ella no sabía por qué sentía algo de desilusión en su corazón al haber escuchado la orden del hombre.
Sin embargo, muy rápidamente esa sensación se desvaneció.
—¿Fue su orden llevarme a casa?
—¡Sí! —El mayordomo le entregó a Yun Shishi el vestido que tenía cuidadosamente en sus manos.
—Esto es del presidente. Si no le importa, le ayudaremos a cambiarse.
—¿Qué es esto? —Ella observó el pequeño vestido negro.
Era un vestido exquisito de alta costura de Chanel. Debía haber costado una fortuna. El vestido era más para una fiesta casual de celebridades que para una reunión formal de profesionales con su diseño simple pero elegante.
No pudo evitar fruncir el ceño.
—No lo quiero.
Ella no se pondría la ropa que él le estaba dando.
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