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UN ETERNO FINAL

Un final para el moribundo, un final para los reyes, un final para los soberanos, un final para los humanos, un final para la paz. Todo siempre tiene un fin. Solo el tiempo puede preservar, en todo lo que existe y en todo lo que será. El cambio no importa, el cambio desaparece con el tiempo, solo el final preservara. Pero ¿Qué es el final? Adrián se preguntó, mientras miraba a su alrededor, todo loque conocía se habían vuelto parte de este desolado paisaje. ¿Es esto el final? Se siguió preguntando. “No, este no será mi final” - miro al cielo, el cual era rojo sangre, lo miro tan fervientemente, y cerro sus puños con un gran odio. Sus gritos empezaron a salir. ¡Yo decidiré que final quiero para mi vida! ¡Yo decidiré mi propio destino! – Grito hacia el cielo, diciendo que este no será su fin. El será propicio de su propia vida, de su propio final, de su ultimo suspiro.

Dario_Lidford · História
Classificações insuficientes
86 Chs

CAPITULO 66: MIRANDO A LAS MILES DE ESTATUAS. PARTE 3

Las estatuas antes habían sido expertos poderosos, que podían destruir el cielo y la tierra con solo apuntar su dedo, su ira podía hacer enloquecer el Dao, y su muerte podía hacer llorar a los cielos.

Pero todos estos expertos habían sido dominados por un Soberano, un señor que domino vastas tierras, y puso de cabezas a todo el continente, ese era el Soberano Motzu, en la antigüedad su gloria solo era opacada por el Emperador.

Sin embargo, al igual que muchos Soberanos, el termino muriendo.

Pero dejo su legado hacia su Iglesia, y también les proporciono la manera de defenderse, encerrando a mil Expertos y sellándolos, un acto que demostraba su increíble fuerza, la cual superaba por mucho a los demás Soberanos de su época.

Incluso algunos creían que la estatua Negra carbón del final, era el enemigo del Soberano Motzu, el cual lo hirió de muerte, pero antes de morir lo sello, provocando su caída y la de él, aunque solo eran cuentos sin fundamentos.

Lo que, si era cierto, era que quien quiera que mirara tal estatua, un miedo sin precedentes recorrería por todo su cuerpo.

Ahora Adrián estaba en este lugar tan místico para todos los discípulos de la Santa Iglesia de Motzu, muchos de los cuales buscaban ponerse a prueba en estas peligrosas estatuas, en busca de tesoros, puntos, recompensas, y alguno que otro lunático ver si podía conseguir el legado.

Cuando Adrián llego, su nombre había sido difundido por todos los lugares, por lo cual muchos le dieron una segunda mirada, otros se apartaron, y otros simplemente no les importo.

Adrián le podía importar menos que lo observaran, simplemente empezó a ver todas las estatuas de cerca.

Aunque de sus ojos nada se podía escapar, aún era demasiado débil para ver el secreto de las poderosas estatuas.

Incluso la más débil de estas, podía matarlo un millón de veces.

Adrián pensó que encontraría alguna pista, pero realmente no había nada, a lo lejos pudo observar a muchos escogiendo alguna estatua de Hierro para entrar, realmente nadie se aventuraba en las estatuas de oro ni hablar de la estatua de color Negro.

A la vez que había un muro con varios nombres, cuando Adrián se acercó a mirar.

Pudo ver que al lado de los nombres había un número.

El primero se llamaba Jun Woo, y tenía el número 850, debajo suyo había otros nombres con varios números.

Los que veían la tabla de clasificaciones suspiraban.

"El hermano Jun Woo es un loco de la antigua generación, me contaron que ya se abrió paso a la última etapa de la formación del núcleo, pero aún sigue con su obsesión de conseguir el legado de estas estatuas"

"La hermana Zuri, ya se dio por vencida hace muchos años, aunque llego a conseguir 820 gracias, dijo que era una pérdida de tiempo"

"Aunque hay todavía muchos locos que quieren conseguir tal legado, incluso escuche que el Hermano Pablo de la segunda iglesia, está preparándose para conseguir su gracia 50"

Adrián pudo escuchar tales comentarios, y conocer de que se trataba esta table de clasificaciones.

Parecía que, aunque nadie conocía si el legado era de verdad, no se darían por vencido a intentarlo.

Había en total 50 nombres, el último en la lista tenía solo 10 gracias conseguidas, pero parecía que estar en la lista ya era algo único.

Lo que la mayoría obtenía de estas estatuas, eran recompensas en base de puntos, incluso algunas recompensas en forma de objetos para el cultivo.

Todo dependía de las misiones que hicieras dentro de las estatuas, nadie conocía como conseguir la gracia, realmente todos los que estaban en la lista, podían contar una infinidad de historias de como habían conseguido su gracia, y no había nada en común.

Era como la suerte, si te tocaba estaba bien, pero si no, simplemente podías suspirar.