Ladrillos de piedra cayeron como gotas de lluvia. Cuando el rayo desapareció y recuperó la vista, Harold se dio cuenta al fin que los vampiros se habían ido y que el salón también estaba al borde del colapso.
—Era solo una... moneda de plata... —murmuró uno de los enanos.
Harold se calmó rápidamente y lo regañó.
—¡La moneda poseía el poder de Dios! ¡El Dios Todopoderoso del Vapor no solo es el Dios de la Maquinaria, sino también el Señor de la Vida y la Muerte, el Rey de los Relámpagos, el Señor del Castigo!
—¿Por qué una moneda de plata entonces? —Preguntó otro enano.
Harold no era bueno explicando esa clase de cosas. Exprimió las palabras con gran esfuerzo.
—¡Eso muestra que el Todopoderoso Dios del Vapor también es el Dios de la Riqueza, el Rey de reyes, el Dios sobre todos los dioses!
Todo podría explicarse mediante la omnipotencia de Dios.
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