Al darse la vuelta para ir a su habitación, Jeon Yu de repente fue consciente de algo y su paso se detuvo. Giró la mitad de la cara para ver a Luo Bingwen, pero este ya no lo miraba, y en cambio, le había dado la espalda sacando verduras de la nevera. El ambiente no fluctuó y no hubo rastro de nada más. Como si no pasara nada, omega volvió la cara y subió las escaleras.
Lo que ocurrió en este momento no fue más que él dándose cuenta que su plan para pasar inadvertido frente a Luo Bingwen se había hecho añicos. A pesar de haber dado tantas instrucciones al tío Choi sobre cómo debía replicar la técnica del vendaje, de haber guardado cuidadosamente la ropa de jardinería y de haber escrito mensajes a Luo Bingwen diciendo que iba 'a quién sabe donde' a 'hacer quién sabe qué cosa', al final había obviado el detalle más importante: regresó a la posada sin cambiar nada en absoluto. Con su aspecto actual sería sencillo develar su identidad.
Con este nuevo pensamiento, Jeon Yu quiso darse la vuelta, observar el rostro de Luo Bingwen y desde allí saber si su estado de ánimo era sospechoso. Sin embargo, no pasó un segundo antes de descartar la idea y volver la vista. Antes, de principio a fin todo había sido una conversación normal así que darse la vuelta ahora y preguntar no tenía mucho sentido. Hacerlo solo sería venderse en bandeja de oro. Por más que de un momento a otro estuviera pensando en sí Luo Bingwen lo había descubierto o no, las cosas ya habían llegado hasta aquí y no podía saberlo, así que fingió ser ignorante y siguió adelante.
Al llegar a la habitación tiró la ropa negra de alta costura a la basura y llenó la tina con agua tibia. Sumergido en este pequeño espacio, pensó en cómo se enfrentaría al hombre beta.
Aunque la otra persona lo había tratado bastante bien, nadie aseguraba que esto no cambiaría. A veces las personas aparentemente buenas solo eran buenas porque no tenían la suficiente fuerza. Después de obtener una oportunidad ¿seguirán siendo amables o intentarían algo despreciable para conseguirlo?
Esto no era algo que no hubiese pensado antes, pero era algo en lo que últimamente había bajado la guardia. Luo Bingwen le daba una sensación familiar como si fuese alguien en quien podía confiar. Pero llamar "familiar" a un desconocido porque le tendió la mano, solo sonaba bien en los cuentos de hadas.
Por el contrario, Jeon Yu recordaba la primera vez que una persona lo había apuntado con un arma. En aquel momento no entendía porque su amigo lo había golpeado, atado y lo amenazaba con dispararle mientras le pedía un rescate de números millonarios.
La situación era absurdamente desesperante. El otro gritaba: «¿Qué? ¿Somos amigos? ¿No tienes ojos? ¿Crees que no te mataré solo porque estas llorando? ¡Escúchame bien y ruega a tus padres para que transfieran el dinero! ¿Pensaste que me acerqué a ti porque me interesara una mierda tu vida? ¡Eres aburrido e insoportable! ¡Sin tu apellido no vales nada! ¡Bah, es una lastima que no eres tu hermano, de lo contrario, el rescate se haría más rápido y por más dinero!».
Su secuestrador había sido su amigo, quien esa noche terminó matado a su guardaespaldas. Un caso no tan conocido gracias a que los ancianos hicieron todo lo posible por ocultar que el segundo joven maestro era un niño fácil de engañar.
¿Pero, quién sabía que ese niño asesino sonreía tan bien? ¿Quién decía que no había sido amable y bueno con las palabras? En un año cuando Zhou Donghai fue transferido al extranjero y Jeon Yu se quedó realmente solo, un joven lo saludó a diario y se volvió entretenido hablar con él.
Además del círculo social que consistía en los hermanos Zhou y Rong Wei, este había sido su primer amigo. Se había sentido como una buena fortuna, una coincidencia; por eso era sensato preguntarse si Luo Bingwen también era ese tipo de coincidencia.
Mientras se secaba el cabello y pensaba en alguna mentira para Luo Bingwen, encendió su teléfono. Este aparato de pantalla rota se había descargado en algún momento de la noche. Después de conectar el cargador encendió lentamente con varios logos de la marca. Finalmente mostró varios íconos y el fondo de pantalla que era una fotografía de Rong Wei junto a él.
El corazón de Jeon Yu se volvió como una marea que casi le hizo sangrar los oídos. La fotografía era de hace cuatro años y medio, en una excursión de la escuela secundaria. Un momento en el que accidentalmente se posicionaron juntos en la foto grupal. La sonrisa de ambos se veía juvenil y realmente hermosa.
Al ver la expresión adolescente de Rong Wei, la mente de Jeon Yu sufrió un vuelco y se volvió blanca.
La discusión con Rong Wei había terminado en una encrucijada dolorosa, un punto muerto que había sido marcado desde hacía mucho tiempo. Un descubrimiento que no era un descubrimiento. En realidad, ni siquiera podía imaginar el momento en el que Rong Wei había elegido a su hermano mayor sobre él, ¿en qué tiempo su amor había cambiado? ¿En qué momento se había vuelto insuficiente? ¿Qué era lo que le faltaba? Todo el mundo decía que Jeon Qi era un ser maravilloso y él… bueno, él debía sentirse afortunado por ser el hermano de Jeon Qi.
¿Virtudes? ¿Las tenía?
¿Defectos? Demasiados.
Compararlos… ¿valía la pena?
Por supuesto, Jeon Yu sabía que no era sano pensar en ello, pero era inevitable. Quizás el sentimiento de Rong Wei por él había cambiado lentamente, quizás había sido algo abrupto, quizás realmente nunca estuvo allí.
Entró en el ícono de mensajería y leyó el panel de cierto alfa con un mensaje: «Hablemos luego».
Jeon Yu, a quien le dolían los ojos y la garganta de tanto llorar, sintió el peso de una respuesta indiferente. No importa cuán atormentado estaba, sentir que a la otra persona no le importa en lo absoluto era peor que sentir que le enojaba su comportamiento. Al menos el enojo era una emoción.
Sus ojos se volvieron borrosos por las lágrimas.
Llamada entrante.
Como si pensara en Dios y apareciera el diablo, el teléfono en sus manos vibró y un nombre apareció en medio de la telaraña. El disgusto en su corazón se intensificó. No quería hablar con esta persona así que colgó.
Quien diría que en realidad no colgó y accidentalmente contestó.
—Yu'er —la voz de su hermano mayor sonó con dulzura y regocijo—, por fin respondes, Yu'er. Estaba tan preocupado.
—¿Para qué llamas? —Jeon Yu no estaba de humor y fue directo.
—Hermanito, tantos días sin hablar. Cuando estoy en la mansión nunca te veo y ahora que estoy un poco lejos te he extrañado. El doctor dijo que era bueno para la salud rodearme de mis seres queridos. Muchos amigos han venido todos los días y ahora mis padres están aquí, pero tú… bueno, esto no es fácil…
—Ajá, al punto.
Aunque la respuesta de Jeon Yu tenía una clara dirección, la voz de Jeon Qi era suave como un algodón. No pareció agraviado por la intervención de su hermano menor, en cambio, soltó un suspiro lamentable y dijo:
—¿Estas metido en problemas?
—¿Yo? —la cara de Jeon Yu se contrajo, pero se calmó con rapidez. Continuó tranquilamente— Estoy bien.
Jeon Qi escuchó y dijo una palabra de entendimiento. Los segundos siguientes hubo silencio entre ambos y Jeon Yu comenzó a impacientarse. Todavía quedaba hablar con el beta y tratar la situación del alfa que…
Espera.
¿Alfa?
El cuerpo de Jeon Yu sufrió un espasmo como si le acabara de caer un rayo.
En el trayecto de subir las escaleras, fue como si simplemente lo hubiera olvidado.
Un sentimiento extraño lo invadió.
—Yu'er.
—¿Ah?
—¿Necesitas algo?
—De ti, no.
—Entonces si lo haces —La voz de Jeon Qi se volvió pequeña—. Ayer, cuando hablaba con Wei gege escuché tu voz en su oficina y me preocupé. Pensé que debías estar en problemas y no querías decirle a nuestros padres, de otra forma, ¿qué razón tenías para buscar a mi prometido? Le pregunté a Gege pero dijo que estabas de mal humor y no te quedaste mucho tiempo. Yu'er, mi prometido es confiable, pero soy tu hermano mayor y también me preocupo por ti. Puedes confiar en mí y decirme lo que sea.
Jeon Yu apretó el teléfono en su oído y sintió que podría morir de ira.
—¿Quién quiere tu ayuda? No necesito nada que venga de ti y tampoco buscaré a Wei we- a Rong Wei en el futuro. Tampoco me vuelvas a llamar. Escuchar tu voz no es agradable.
Jeon Yu colgó y salió de la habitación con el ceño fruncido. Esta era una de las cosas que le irritaba de Jeon Qi. Era sencillo notar las verdaderas intenciones detrás de la llamada, pero la otra persona actuaba como un inocente y preguntaba casualmente aun cuando sabía que era como sal que caía en una herida ¿Por qué este idiota hablaba estúpidamente como si realmente le importara? ¿Prometido? ¿Hablas en serio? ¡Es mío! ¡Yo lo vi primero! ¡Yo le gusté primero! ¡Yo fui quién hizo que ustedes dos…!
La ira que burbujeaba locamente se convirtió en un «Yo fui quién lo amó primero, entonces por qué…» que luego se evaporó. La voz mental careció de todo y se volvió casi suplicante.
¿No es fácil ver que en realidad su buen hermano se estaba burlando deliberadamente de él?
Diciendo «mi prometido estoy y aquello» no era más que una provocación.
Mientras bajaba las escaleras, se mordió el labio en un acto de suprimir la impotencia en su corazón. Sabía era inútil intentar reprimirlo, sabía que solo quería volverse invisible en una esquina y dejar que la tierra lo consumiera, pero no quería seguir demorando y no bajar a ayudar a Luo Bingwen y al alfa. Si la otra persona preguntaba, bien podría atribuir su estado de ánimo al malestar y la fiebre. Si lo decía, tampoco era completamente una mentira. La temperatura en su cuerpo se sentía un poco fuera de lugar y le dolían las coyunturas. Sin mencionar los estornudos y la tos esporádica.
Sin embargo, ninguna mentira fue necesaria porque al volver encontró a Luo Bingwen tendido en el piso de la cocina.
—¡Señor Luo!
Corrió hacia él.
Luo Bingwen yacía con una expresión quejumbrosa y una capa de sudor sobre su pálido rostro. Al sentir que alguien lo sostuvo, abrió los ojos como si le dolieran los párpados y frunció la nariz.
—¡Señor Luo, dígame que hago! ¿Llamo a una ambulancia?
Cuando pasaban este tipo de cosas en la mansión Jeon, habían muchas personas que se encargarían. Como joven maestro, naturalmente él no era una de ellas. Tal como cuando Jeon Yu vio al alfa desmayado e inconscientemente lo zarandeó preso del pánico, ahora era lo mismo. Ya le dolía la cabeza y ahora incluso sintió un zumbido ir y venir. Si hablaba sinceramente, lo primero que pensó fue en gritar llamando al tío Choi, luego él tío Choi resolvería lo demás.
Pero llamarlo…
—Es un efecto secundario de la inyección —Luo Bingwen respiró pesadamente por la boca y dijo— No es nada. Solo ayúdame a volver a mi habitación.
A pesar de su aspecto, Luo Bingwen mantuvo la calma y habló como si no hubiera ningún problema. Esta confianza hizo a Jeon Yu dudar y finalmente lo llevó escaleras arriba hasta la puerta de su habitación. Luo Bingwen le dijo que fuera a ver al alfa y solo se encerró.
—Solo necesito descansar —dijo.
Por más que insistió en ofrecerle alguna ayuda, Luo Bingwen respondió con una voz como si le costara respirar.
Omega se quedó estático en la puerta, con un pensamiento de culpa.
Cuando entró a la habitación del alfa, la expresión de Jeon Yu era de lejos la figura amable y sonriente que quería mostrarle al alfa. En cambio, este era más su yo real, una persona amargada, que parecía en cualquier momento podría llorar y gritar.
Esta figura de omega negro y lamentable se encontró con la imagen de un alfa en desgracia. A simple vista se le podía ver un rasgo dominante, un rastro de su belleza y poder, pero al mismo tiempo… nada. Como si fuera un atractivo errático, envuelto en algo que daba una sensación de perdida.
Li Han estaba sentado erguido con la mirada puesta en la ventana. El cielo no era particularmente luminoso y el clima no era cálido. Las nubes grises estaban por todas partes y todavía se podría apreciar el olor a lluvia. Al escuchar el ruido de la puerta, se giró hacia el visitante. Su rostro permaneció serio, sus ojos vagaron con tranquilidad.
Parecía que no tenía nada que decir, pero siguió mirando al omega en silencio.
La situación en la que él le hablaba al alfa animadamente ahora le pareció un chiste. No se atrevió a mirarlo a los ojos y al sentir la mirada ni siquiera pudo levantar la vista.
—Es sopa, esta caliente.
Dejó la bandeja cerca de la cama y se sentó a la distancia. Lo suficientemente lejos para estar alejado y lo suficientemente cerca para poder cuidarlo.
—…Gracias.