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Toque de Llama

—Es una amenaza para su existencia. Un dragón de sangre caliente de sangre real, el rey Malachi es tomado como rehén por los humanos que tanto desprecia. Privado de su libertad, está encarcelado en una cueva oscura, su rabia crece con cada día de tortura y humillación. La única luz que ve proviene de una mujer humana, que le ofrece su cuidado. Una mujer que lo hace arder con igual furia y deseo. Una mujer que no tiene lugar en su corazón o en su mente, porque solo un pensamiento lo sostiene. —¡Venganza! —gruñó—. Y aunque su amabilidad suaviza su corazón y su toque inflama su cuerpo, no se librará de su ira. Porque una vez que rompa las cadenas de la esclavitud, quemará todo su mundo. —Ella es la clave para su libertad. La princesa de corazón frío Ravina es una mujer con una misión. Erradicar la raza de dragones de la faz de la tierra. Pero cuando descubre que las mismas criaturas que mataron a sus padres también podrían ser las que secuestraron a su hermana, no tiene más remedio que cambiar sus planes. Para encontrar a su hermana, debe acercarse a la criatura que desprecia. Pero las cosas no siempre salen como se planean y pronto Ravina termina encontrando más de lo que esperaba. Atrapada en una batalla entre humanos y dragones, amor y odio, confianza y traición, Ravina debe tomar cada decisión con cautela. Y con cada paso que da más cerca de la bestia ardiente, corre el riesgo de derretir el hielo que rodea su corazón y ser consumida por las llamas de furia y pasión."

JasmineJosef · Fantasia
Classificações insuficientes
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El rey y el discapacitado (parte 1)

—Pensé que no te gustaba la palidez —dijo ella.

—No me gustaba —respondió él, continuando poniendo la pasta en su brazo—. Luego empujó su brazo a un lado y ella sintió la pasta fresca en el costado de su cintura. Ella permaneció inmóvil mientras sus dedos la hacían cosquillas.

Cuando terminó, cerró la caja. —Descansa ahora. Prepararé la cena —dijo poniéndose de pie.

—Acabo de… despertar —dijo ella, temiendo ya no poder hacer mucho.

—Me refería a descansar, no a dormir.

—No puedo.

Él frunció el ceño. —¿Por qué no?

Ella apretó su mandíbula. —Me estresa.

—¿Descansar te estresa?

—Sí.

La observó atentamente y ella evitó su mirada. —Bueno entonces… —sin previo aviso se inclinó y la levantó.

—Oh… ¿qué estás haciendo? La levantó como si levantase una manta del sofá.

—Llevándote a la cocina para que tengas algo que hacer.

Se sonrojó cuando él la llevó de vuelta a la cocina. La colocó en una silla cerca de la mesa. —No cebollas esta vez. Puedes pelar las patatas y las zanahorias.

Capítulo Bloqueado

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