El día esperado había llegado.
En este momento estábamos relajados y descansados.
—¡Llego el día! —grito Aang emocionado.
—Dormiste bien. —dije.
—Como un bebé león alce. —dijo relajado. —Estoy listo para la batalla. —
—Y díganme ¿Cuál es su plan para derrotarlo? —pregunto Toph. —¿Sacaran su brillo y lo derrotaran con su acción tipo Avatar y Ānníng? —
Aang se entristeció y lo abrace.
—No puedo. —susurro. —Cuando Azula me disparo el rayo cerro mi séptimo chacra cerrando toda mi conexión con la energía cósmica del universo. —
—¿Sabes lo que acabo de oír? Bla, bla, bla, espiritual, bla, bla, bla, algo con el espacio. —
—Oh, no. —dijo Katara viendo el horizonte en donde se podía ver una enorme neblina que se extendía por el océano. —Sokka ¿Crees que la niebla retrase la invasión? —
—No. —dijo Sokka feliz y poniéndose de pie. —Esa es la invasión. —
La neblina se fue dispersando poco a poco y pudimos ver como muchos barcos comenzaban a acercarse a la isla.
Rápido corrimos a la orilla de la isla para recibir a nuestros aliados y cuando llegamos Aang y Toph se dedicaron a hacer muelles de piedra para que pudieran anclar los barcos.
Todos los soldados, amigos y aliados comenzaron a bajar de los barcos. Fue una grata sorpresa volver a ver caras conocidas como por ejemplo Haru, el cual se miraba mucho más maduro, hasta tenía barba y bigote.
También vimos a los maestros agua del pantano y para sorpresa de Toph a los luchadores Hippo y La Piedra que se alegraron de verla de nuevo.
Por otro lado después de escuchar una explosión vimos como bajaban del barco Teo, su padre, El Duque y Pipsqueak, los cuales estaban cubiertos de salsa de maní que el padre de Teo estaba usando para hacer bombas.
Ya nos encontrábamos enfrente de toda la multitud esperando a que Sokka comenzara a explicar cuáles serían los planes para la invasión además de dar su discurso motivador a los soldados.
Sokka se miraba nervioso…muy nervioso.
—No te preocupes lo harás muy bien. —lo alentó su padre.
Sokka exhalo e inhalo tratando de calmarse y se puso de pie para comenzar a caminar hacia la plataforma.
—Buenos días a todos ¡Ay! —termino cayéndose enfrente de todos.
Recogió todos sus planos y se puso de pie.
—Eh…bien como saben invadiremos la Nación del Fuego y bueno sé que lo saben, sino porque estarían aquí. —soltó una risita nerviosa. —Ah…como sea. —y se le volvieron a caer los planos y los volvió a rejuntar para ponerlos en la madera que había allí. —El palacio está aquí. —señaló el mapa equivocado y comenzó a cambiar hasta dar con el correcto.
Todos lo miraban confundidos.
—Esto me da pena ajena. —murmure.
—Ah…no espera, espera, está aquí y hoy…hay eclipse y Aang y Lin retaran ¡Al Señor del Fuego! Y los maestros fuego no podrán hacer fuego así que esa es la ventaja…ja, ja, ja, así que… lo siento creo que comenzare otra vez desde el principio. —
Sokka comenzó a contar lo más rápido que pudo sobre como habían conocido a Aang, luego a mí y siguió y siguió.
La mayoría comenzó a aburrirse.
—Wow, cuando dijo desde el principio se refería al comienzo del principio. —dijo Katara.
El padre de los hermanos se puso de pie para detener a Sokka para dar las instrucciones y el mensaje motivacional, el cual dijo claro y conciso.
Todos comenzamos a prepararnos.
Me coloque ropa de la Tribu del agua y llene cuatro cantimploras con agua. Podía sacar agua del aire pero no me quería arriesgar.
Luego fui con Aang para ver cómo se afeitaba el cabello.
—Lo voy a extrañar. —dije con una sonrisa. —Bueno, hora de irnos. —
Una vez en todos estuvieron en los barcos zarparon por otro lado Aang y yo los seguíamos por debajo del agua montados en la cabeza de Appa mientras tenía una burbuja de aire en la cabeza que hacía con agua control.
—¿Crees que tardemos mucho en llegar? —pregunte mientras movía las manos para no dejar que la burbuja se deshiciera.
—No creo. —contesto Aang. —Mira, creo que llegamos ahí está la red. —
Entonces vimos como la red fue subiendo poco a poco y al momento de llegar a la superficie pudimos ver un brillo naranja, le habían prendido fuego.
En poco tiempo vimos como cinco enormes submarinos que parecían ballenas de metal salían por debajo de los barcos que seguíamos. Los comenzamos a seguir.
Cruzamos por debajo de la red y seguimos hasta llegar a la costa pero mucho antes de que llegáramos vimos como los submarinos subían a la superficie así que hicimos lo mismo. Una vez arriba dimos un salto para poder hablar con nuestros amigos arriba del submarino. Esta vez había sacado mi planeador.
—Muy bien. —dijo Aang. —Llego la hora. —
—Listos para que la Nación del Fuego sepa que el Avatar y la Ānníng están vivos. —
—Mas que listos. —dije por los dos.
Y todos nos dimos un abrazo grupal.
—Pateen fuerte el trasero del Señor del Fuego, amigos. —nos dijo Toph.
—¡Escuchen! —grito el padre de los hermanos. —La próxima vez que estemos en la superficie será en la playa así que estén alerta y peleen con astucia. Se acabo el descanso a los submarinos. —
Todos comenzaron a subir a los submarinos.
Aang y yo nos quedamos solos mientras que Sokka y Toph subían al submarino y Katara a Appa.
—¿Lista? —me pregunto Aang.
—Si pero…—me acerque a él sonrojada lo tome de la nuca y le di un largo beso. —Por si algo pasa. —dije al separarme pero rápidamente le di otro beso. —Y este para la buena suerte. —
Sonrió bobamente.
—Podría acostumbrarme a esto. —
Sonreí y abrí mi planeador.
—Vamos, tenemos un trasero que patear. —dije y emprendimos vuelo.
No tardamos tanto en llegar a la ciudad Palacio, lo que no me sorprendió, lo que si me sorprendió es que cuando llegamos no hubo ningún ataque, ningún grito de: "El Avatar y la Ānníng están vivos" no hubo nada de eso, de hecho no había ningún alma en la ciudad. Todo estaba raramente desierto.
Entonces volamos hacia el Palacio Real y abrimos bruscamente la puerta gritando:
—¡El Avatar y la Ānníng han vuelto! —
Pero ahí tampoco había nadie.
—¿Hola? —pregunto Aang.
—¿Hay alguien en casa? —pregunte yo.
Entonces caminamos en busca de alguien pero nada. Entramos a la que parecía la cámara real y estaba igual.
—No puede ser. —susurre derrotada al no encontrar al Señor del Fuego.
—Señor del Fuego Ozai ¡¿Dónde estás?! —grito Aang frustrado.
—Vamos, Aang. —dije intentando de que no se frustrara más. —Tenemos que ir con los demás. Esto cambia todo el plan. —
—Si, a Sokka se le ocurrirá alguna solución. —dijo intentando ser positivo.
Salimos del palacio y al salir emprendimos vuelo hacia donde se estaba llevando a cabo la pelea.
—Por favor dígannos que están aquí porque el Señor del Fuego fue un gran cobarde y no fue necesario el eclipse para derrotarlo. —dijo Sokka esperanzado.
Suspire.
—Él no estaba. —dijo Aang. —No había nadie. —
—Toda la ciudad palacio está abandonada. —dije.
—Lo sabían. —susurro Sokka.
—Se acabo. —dijo Aang. —A lo mejor el Señor del Fuego se fue hace mucho a una isla donde estará a salvo del eclipse. —
—No. —dijo Sokka pensando. —Mi instinto me dice que no pudo ir lejos. Debe de haberse escondido cerca, en un búnker secreto o algo por el estilo para guiar a su nación. —
—Si buscamos un búnker subterráneo yo soy la indicada para encontrarlo. —dijo Toph.
—Faltan cerca de diez minutos para que inicie el eclipse, tenemos diez minutos para encontrarlo. —
—Aun podemos encontrarlo, aun podemos ganar la batalla. —dijo Aang feliz.
Sonreí.
Tenemos otra oportunidad.
—Esperen. —dijo Katara. —Si sabían que veníamos podía ser una trampa, tal vez deberíamos de usar ese tiempo para irnos a salvo. —
—Todos los que están aquí vinieron preparados para arriesgar todo por esta misión. —dijo el padre de Katara y Sokka, parecía que estaba herido. —Saben lo que está en juego. Si hay una posibilidad y una esperanza esperaran hasta que Aang y Lin decidan por ello. —
—¿Qué opinan? Ustedes deben de enfrentar al Señor del Fuego. —nos preguntó Sokka. —Lo que sea que decidan estoy con ustedes. —
Aang me volteó a ver y ahí lo supe.
—Debemos intentarlo. —dije para luego ver a Hakoda. —Pero antes déjeme ayudarlo con su herida. —
—Esto no importa, Katara ya me ayudo. —
—Y estoy segura de que hizo un gran trabajo pero con ayuda del estado Ānníng puedo ayudarlo a sanar por completo después de todo no se mira que sean una herida demasiado profunda. —
Asintió.
Me acerque a él y activando rápidamente el estado Ānníng lo cure lo mejor que pude.
Al final resulto que estaba mejor y ya no le dolía nada así que podía seguir luchando pero Katara le dijo que descansara un poco más por si algo no funcionaba después.
Después de curar al padre de los hermanos, Sokka, Toph, Aang y yo nos montamos a Appa y salimos volando hacia el volcán en donde estaba la ciudad palacio donde Toph pudo sentir que había una serie de túneles naturales que se entrecruzan en el interior del volcán y que en lo más profundo de los túneles había algo grande y hecho de metal.
—Un búnker. —dijo Sokka feliz.
Toph abrió un agujero que se conectó con unos de los túneles.
—Por aquí. —dijo. —Ese lado no tiene salida. —
—Que haríamos sin ti. —dijo Sokka.
—Morirían en magma hirviendo. —
La seguimos y corrimos por el túnel que nos fue indicando Toph hasta que llegamos a un rio de lava así que Aang y yo abrimos nuestros planeadores y les dimos un aventón hacia el otro lado.
Fue gracioso escucharlos gritar.
Una vez estuvimos del otro lado seguimos corriendo hasta que nos topamos con una gran estructura de metal.
—Que gran puerta. —dijo Sokka.
Toph se acercó a ella y la abrió como si nada.
—Estoy tan feliz de que te uniéramos al grupo. —dijo feliz Sokka.
Seguimos corriendo hasta que nos topamos con un señor asustado.
—La cámara del Señor del Fuego esta por allá, en el pasillo por las escalera. —
Me acerqué amenazadoramente al señor, después sonreí y dije:
—Gracias. —y seguimos corriendo hasta que nos topamos con la puerta de la cámara real.
—Faltan treinta segundos para el eclipse total. —anuncio Sokka.
—Estoy lista. —dije.
—Estamos listos para derrotar al Señor del Fuego Ozai. —dijo Aang y abrió la puerta con fuerza.
—Así que están vivos después de todo. —dijo la persona que menos esperábamos ver ahí. Azula. Nuestras caras fueron un poema. —Supuse que sobrevivirían pero no importa, se dé la invasión hace meses. —sonrió con suficiencia y arrogancia.
—¡¿Dónde está el Señor del Fuego?! —exigí.
—¿No soy suficiente para ustedes? Hieres mis sentimientos. —fingió tristeza.
—Deja de hacernos perder el tiempo y comienza a hablar—dijo Sokka enojado. —Estas indefensa ahora así que no estas en posición de negarte. —
—Y dinos la verdad. —dijo Toph. —Me daré cuenta si mientes. —
—¿Estas segura? Miento muy bien. —se jacto Azula. —Soy un oso ornitorrinco de ciento veinte metros de altura con cuernos rosas y alas plateadas. —
—Eres buena lo admito. —dijo Toph aprisionándola con rocas. —Pero aun así deberías considerar decirnos la verdad. —
Entonces algo sorprendente paso. La roca que la aprisionaba se resquebrajo poco a poco hasta que exploto y la dejo libre.
—Cuando dejé Ba Sing Se me traje algunos recuerdos. —del techo cayeron dos personas. —Agentes Dai Li. —
Aang les lanzo una corriente de aire y los maestros tierra formaron una enorme barrera en medio de la habitación.
Corrí y salte el muro con facilidad mientras esquivaba las rocas que los agentes nos lanzaban.
Toph lanzo una mini avalancha de rocas hacia Azula que ella pudo saltar. Entonces corrí intentando bloquear el chi de uno de los agentes Dai Li pero el esquivaba cada uno de mis ataques hasta que Toph hizo que se distrajera y así logre mi cometido.
Vi como Aang corría detrás de Azula y ella no hacía nada más que esquivar los ataques y seguir corriendo. Eso era raro viniendo de ella.
El agente Dai Li que quedaba ayudo a Azula a impulsarse a través de la pared que había formado con anterioridad y los dos lograron salir de la habitación.
—¡No logro inmovilizarla! ¡Es muy rápida! —grito Aang.
Toph logro alcanzar al Dai Li que ayudaba a Azula y logro atraparlo en una viga de metal.
—¡Alto! ¡Detengan el ataque! —nos gritó Sokka. —¿No ven lo que hace? Solo juega con nosotros, ni siquiera intenta ganar esta pelea. —
—No es verdad, lo estoy dando todo. —dijo Azula sonriendo.
—Nos mantienes aquí para que perdamos nuestro tiempo. —acuso Toph.
—Estas en lo cierto tal y como ya dijo tu amigo, genio. Y como no puedes ver, te digo que estoy moviendo los ojos. —sonrió burlona.
—¡Pues te hare mover la cabeza! —
—Te está provocando, Toph. —dije. —¿Entonces que hacemos? ¿La ignoramos? —
—No hay opción. —dijo Sokka serio. —Hay que salir de aquí y encontrar al Señor del Fuego nosotros mismos. —
Asentimos, nos dimos la vuelta y comenzamos a irnos.
—Es una trampa. —dijo Azula a nuestras espaldas. —No digan que no les advertí. —
—Estas mintiendo. —dije cuando vi su aura.
—Ignórenla. —dijo Sokka.
—Bien, así que te llamas Sokka, ¿No? Mi prisionera favorita solía mencionarte todo el tiempo. —Sokka dio la vuelta y la miro. —Estaba convencida de que irías a rescatarla, por su puesto nunca viniste y se dio por vencida. —
Sokka soltó algunas lágrimas y corrió hacia ella enojado.
Toph debió sentir que Azula tramaba algo y le lanzo un pedazo de roca que la aprisiono a la pared.
—¿Dónde. Esta. Suki? —pregunto enojado y ella no dijo nada. —¡¿Dónde está Suki?! ¡Responde! —
—Sokka, no hablara. —dijo Aang.
—¡¿Dónde la escondes?! —volvió a gritar ignorando a Aang.
—Oh… creo que el fuego control ya volvió. —dijo Azula sonriendo mientras nos lanzaba fuego con el pie.
Por suerte logramos esquivarla.
—Papá esta al final del pasillo cruzando una escalera secreta. Estoy segura de que estará feliz de verlos ahora. —se dio la vuelta y salió corriendo.
Al final decidimos que en vez de lamentarnos por perder el tiempo con Azula teníamos que ir a ayudar a nuestros amigos así que salimos de los túneles, nos subimos a Appa y volamos hacia los demás.
Cuando llegamos pudimos ver una flota de globos de guerra que iba directamente hacia nosotros.
Todo estaba yendo de mal a peor.
Katara se acercó a nosotros y Sokka le explico como todo había sido una trampa y como es que Azula sabia todo y había ideado un plan para que el nuestro fallara.
Sokka rápidamente dijo que debíamos de ir a los submarinos para escapar a salvo pero Aang, Katara y yo decidimos ir a destruir algunos globos de guerra para evitar que se entrometieran en nuestro escape.
Fui volando en mi planeador junto con Aang y atravesé varios para que estos cayeran, luego me subí a Appa y ayude a Katara pero por más esfuerzos que hacemos más globos de guerra mucho más grandes aparecían.
Eran demasiados para nosotros tres.
Decidimos ir con los demás.
Los globos nos siguieron y nos atacaron momentáneamente pero pasaron de nosotros y se dirigieron a la playa.
—¿Por qué no regresan para atacarnos? —pregunto Katara.
—¿Se dirigen a la playa? —pregunte.
—¡Van a destruir los submarinos! —grito Aang.
—¿Cómo vamos a escapar? —pregunto Sokka.
—No lo haremos. —dijo su padre detrás de él.
Hakoda entonces nos dijo que debíamos de escapar junto con Appa. Eso no me gusto, no tenía intenciones de dejar a nadie atrás y eso mismo pensó Katara y se lo hizo saber a su padre pero este dijo que nosotros seriamos la última esperanza para recobrar el equilibrio.
Así que nosotros cinco más los más jóvenes del grupo nos preparamos para irnos de ahí mientras mirábamos como la Nación del Fuego bombardeaba nuestra única oportunidad de escapar todos juntos.
Al final solo logramos escapar, Toph, Sokka, Katara, El Duque, Haru, Teo, Aang y yo.
Escapamos con el sabor amargo de la derrota en nuestras bocas a escondernos de nuevo.
Esta vez perdimos una batalla pero por mi honor no dejaría que perdiéramos la guerra.