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Capítulo 30: Paso 10 parte 2

Editor: Nyoi-Bo Studio

En el gris estudio, Sei estaba cerca de la gran ventana, en silencio, mientras su mirada se enfocaba en el amplio jardín de abajo.

—¿Entonces? —preguntó, y por alguna razón, su aura fría como el hielo había vuelto a su estado original. Pero YuJin estaba más acostumbrado a esta aura en lugar de la un poco más cálida que vio en la cocina hace un rato. De hecho, se quedó bastante confundido cuando vio a su tirano jefe comiéndose un pastel con forma de corazón y viendo la nota de amor que tenía en la mano. No se lo habría imaginado, ni en sus sueños más salvajes. Estaba seguro de que nadie le creería si se lo contaba a sus camaradas.

Qué bueno que fui el único al que enviaron esta vez. Fui testigo de un desarrollo fascinante, jaja. Soy un ser suertudo, de hecho.

—Jefe, el equipo de Hayase tiene una gran oportunidad. En este momento, están esperando sus órdenes antes de pasar al séptimo continente, pero el país objetivo depende de su decisión. ¿Necesita que pida la información ahora?

—No es necesario. Diles que me esperen.

Una vez que oyó las palabras de YuJin, la voz de Sei se volvió increíblemente glacial. La frialdad de su mirada de triplicó en cosa de milisegundos, si continuaba en ese estado, el aire de toda la sala podría congelarse de verdad.

—Entonces, ¿cuál es tu plan? ¿Por cuánto tiempo la vas a dejar sola esta vez? —Las palabras de Zaki eran como frenos poderosos, haciendo que abruptamente se detuviera un tren bala a máxima velocidad. La frialdad del hombre se vio forzada a retroceder. Pero solo parecía ser la calma antes de una tormenta mortal.

—Ya llegó—continuó Zaki y sus ojos se posaron en el auto negro que estaba entrando a la cochera.

Tan pronto como Davi puso un pie fuera del auto, respiró profundo. Estaba planeando hacer otro movimiento apenas lo viera.

Caminó hacia la entrada, llevaba un vestido blanco simple, pero atractivo que le llegaba hasta la rodilla y tenía el cabello tomado. Lucía como si fuera una súper modelo y una estudiante inocente y cautivadora al mismo tiempo. Definitivamente tenía una apariencia más que hermosa, que nadie podía pasar por alto.

En una mano cargaba un bolso con libros, mientras que la otra estaba en su espalda, escondiendo algo.

Los pasos de Davi se acercaron al sofá, estaba lista para llevar a cabo el movimiento cursi que le faltaba de su lista: paso 10, parte 2.

Por suerte, vio la silueta del enmascarado sentado en el sofá, al parecer, esperándola. El rostro fresco de Davi se iluminó instantáneamente a medida que se acercaba a él.

Al oír sus pasos, el príncipe de la máscara levantó la cabeza en dirección a ella. Su campo de visión estaba enfocado en la chica que se quedó de pie frente a él.

—Volví—dijo con su energética sonrisa de siempre. Sei asintió y solo emitió un sonido —Mm.

Davi no desperdició el tiempo. Dejó el bolso con los libros y se puso en frente de él, esta vez con ambas manos detrás de la espalda.

Con solo una mirada, Sei supo que estaba a punto de entregarle algo. Sus ojos curiosos estaban llenos de expectativa por lo que le fuese a dar.

Al segundo después, Davi extendió su mano, en la que tenía una rosa roja. —Para ti —dijo.

Sei se sintió confundido mientras miraba la flor y a la chica con la sonrisa radiante. No esperaba que le diera una rosa, ¿no se supone que era él quien debería dársela a ella?

Aun así, los ojos de ella estaban brillando como si tuvieran billones de estrellas, ya que quería y estaba feliz de darle la flor. Pero sus ojos no brillaron así cuando él le regaló un camión de rosas rojas. ¿A qué se debía esa diferencia?

La cuestión era, que la rosa no tenía nada que ver, ¡era ella, la forma en que lucía, su expresión y la forma en que le estaba entregando la rosa! Ella normalmente estaba radiante y era determinada, pero ahora estaba más que deslumbrante, tanto, que nadie podría rechazar cualquier regalo que le diera, incluso si era una bomba.

Unos minutos después, Sei finalmente levantó la mano y tomó la rosa roja. Al momento que la tuvo en sus manos, los ojos de Davi lucieron como si billones de estrellas estuvieran brillando en ellos, parecía como si hubieran explotado de felicidad.

Sei no pudo evitar sentirse de cierta forma entretenido por la aparente y exagerada reacción de ella.

Luego, la chica tomó su bolso y dijo— Voy a ordenar esto —y se volvió, con una amplia sonrisa. Sei se quedó en silencio mientras analizaba la rosa que tenía en sus manos, a pesar de que la estaba diseccionando con su mirada afilada e intensa.