Sei no se dio cuenta de que su voz era bastante alta, por lo que su anuncio sorprendió completamente a las dos niñeras convertidas en acosadores escondidas tras el sofá. Hinari seguía sosteniendo una cámara en su mano mientras el pequeño Shin estaba en brazos de Zaki.
—¿Qué? ¿Inmediatamente? ¡¿Están hablando en serio?! ¡¿Por qué demonios están actuando como adolescentes jugando a las casitas?! —Zaki se sorprendió mucho mientras Hinari empezó a reírse como si estuviera viendo un drama romántico coreano. Se veía exactamente como un espectador emocionado viendo su barco favorito navegando para siempre.
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