—Ya tengo un plan, pero necesito tu ayuda —continuó Sei y el pequeño Shin miró a su padre con total confianza y asintió sin dudar.
—Haré mi mejor esfuerzo para ayudarte, papá. Así que, por favor, dime qué debo hacer. Haré todo lo posible para asegurarme de que mamá sea nuestra para siempre —juró el niño con intensa determinación y Sei le devolvió una mirada orgullosa. Las palabras "como esperaba de mi hijo" podían verse reflejadas en sus ojos.
—Bien —dijo Sei y acarició suavemente el cabello de su hijo.
—De hecho, tú eres el principal motivo por el cual tu madre regresó a nosotros anoche —continuó Sei y los ojos del pequeño Shin brillaron. Sin embargo, lo que Sei dijo después extinguió aquel brillo.
—Pero... Eso no es suficiente. Tenemos que hacer que nuestra familia sea legal otra vez para poder hacer que se quede para siempre.
—¿Van a casarse otra vez?
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