Los niños estaban cubiertos con mantas gruesas para protegerlos del frío, ya que estaban completamente desnudos. Al ver las manchas de sangre en las sábanas y el pavimento, Solus se sintió horrorizado al darse cuenta de que los niños habían sido dejados "listos para usar".
Lith se acercó al hombre sin emitir un sonido. Usó su hechizo de Silencio para asegurarse de que nadie los molestara. El tipo era alto, al menos 1.78 metros, vestía ropa de piel abrigada y una espada ancha a su lado.
Lith sonrió al notar que la hoja no estaba encantada. Estaba ansioso por poner a prueba su nuevo cuerpo.
—Buenas noches, señor. ¿Cuál es el nombre de este pueblo? —preguntó Lith con el tono casual que usaría para conversar sobre el clima.
El hombre se dio la vuelta mientras desenvainaba su espada. Su piel pálida se volvió aún más blanca por la sorpresa, pero sus movimientos eran suaves. El tajo le rozó la nariz a Lith por un pelo.
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