—Si todo está yendo mal, ¿por qué te estás riendo?— preguntó Raagu.
—No me estoy riendo.— Inxialot la miró como si estuviera loca.
—He estado sentado aquí todo el tiempo y él nunca se rió.— Zolgrish puso su mano derecha donde una vez estuvo su vejiga en un signo de sinceridad.
—No importa—. Suspiró. —Activa las Gárgolas, pero que parezca creíble. No queremos que los discípulos descubran que esto es solo una prueba. Están aquí para aprender una lección y si no lo hacen, te pondré a cargo de la próxima prueba también. Raagu fuera.—
La idea de pasar un minuto más fuera de su laboratorio, de dejar tantos experimentos revolucionarios sin atender, hizo que Inxialot se centrara en las pantallas con determinación inquebrantable.
Luego, después de unos minutos, se aburrió y presionó el botón que activaba el núcleo de energía de las Gárgolas para acelerar las cosas.
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