Supermamá: inicio

El viento sopla tranquilamente, su cabello y los árboles se mueven suavemente con la brisa. Ella camina lentamente, tan serena. El sol, radiante en el cielo azul, baña su rostro con una cálida luz, resaltando su radiante sonrisa que se borrará con un golpe de realidad. El cielo se torna oscuro. El fuego está consumiendo su bosque, su respiración está cada vez más rápida y agitada. El humo, que hace cada vez más difícil respirar, causa su desmayo.

Su brusco despertar, entre las cenizas, hace que alguien se fije en ella; una pequeña niña de 6 años, de pelo castaño y ojos cafés. 

- ¿E-estás bien, mamá? - le pregunta Luna asustada.

- Eh... sí, hija, tranquila, solo fue una pesadilla - le responde su madre, Nina.

- Siempre tienes pesadillas, escuché en la radio que eso es malo.

- Solo es el estrés, tranquila, ahora vuelve a dormir, porque en 4 horas tendrás que vestirte para tu primer día de escuela.

- Está bien, mamá, te quiero. 

- Y yo te quiero a ti - le da un besito en la frente.

4 horas después.

- Despierta, Luna.

- Uaaah, qué sueño -dice Luna mientras bosteza.

Nina sonríe cariñosamente mientras observa a su hija despertar con pereza. El día ha amanecido radiante y lleno de esperanzas para ambos. Luna se levanta de la cama lentamente, frotando sus ojos somnolientos mientras Nina le hace compañía, sentada en el borde de la cama.

-Mamá, ¿qué harás de desayunar? -pregunta Luna con entusiasmo, su voz llena de ilusión por su primer día de escuela.

- Pues... Tostadas y un vaso de leche.

- Umm, oki... - dice Luna un poco triste.

- Querías panqueques, ¿no?

- No, no importa mamá, ya sé que no tienes mucho dinero.

- Okay... - Dice su deprimida madre.

Luna se siente emocionada y nerviosa al mismo tiempo. Ponerse su uniforme escolar la hace sentir mayor y lista para enfrentar el mundo. Luna llega a la cocina donde está su madre esperándola junto con el desayuno ya listo.

Finalmente, lista para salir, Luna toma la mano de su madre y juntas caminan hacia el colegio. El sol brilla en el cielo, regalando un día hermoso y lleno de promesas. Mientras caminan, Nina aprovecha para enseñarle a Luna sobre el mundo que le espera fuera de casa.

Le cuenta historias de aventuras y lecciones de vida, haciéndole comprender que cada día es una nueva oportunidad para aprender y crecer. La pequeña Luna absorbe cada palabra con atención, admirando la sabiduría y el amor de su madre.

Cuando llegan al colegio, ambas se detienen un momento frente a la puerta. Nina mira a su hija directamente a los ojos y le dice: "Recuerda, cariño, eres valiente y capaz de enfrentar lo que venga. Siempre estaré aquí para apoyarte y amarte incondicionalmente".

Luna asiente con determinación y le da un abrazo apretado a su madre, sintiendo el cálido amor que las envuelve. Con una sonrisa en el rostro y el corazón lleno de confianza, Luna entra al colegio como una niña valiente que enfrenta nuevos desafíos.

Nina se queda en la entrada del colegio, pensando, con una expresión de tristeza.

(Ella se merece más, pero ¿qué haré? No tengo trabajo... Ojalá fuera tan valiente como mi hija. Ella merece una madre mejor... Yo... Yo tengo que ser mejor...  No como mis padres o mi ex novio. Más fuerte, más inteligente. Seré su supermamá)