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Suerte y perseverancia

Pequeña aclaración: Cada volumen es independiente del otro. Sigue su propia línea de historia y no se ve afectado por los volúmenes anteriores. Bueno, salvo por algún poder o habilidad que se viene arrastrando por el conocimiento y la personalidad del protagonista que va evolucionando. Volumen 1 Cross over entre nasuverso y Madam ou no Vanadis Volumen 2 viaje por Juego de Tronos, Señor de los anillos y Dark Soul 3 Volumen 3 Mushoku Tensei y Danmachi. Volumen 4 Naruto y muchos otros. -o- Kain, antiguo vástago del equilibrio. Renació en el mundo de Fate y vivió durante varios siglos. Sin embargo, al encontrarse con su viejo enemigo, el dios Hilden, lucho y perdió. Ahora su alma viaja a través del multiverso buscando el poder y la forma de volver a aquel mundo por la venganza. -o- Reglas del juego: 1.- No hay power up indiscriminados 2.- Todo se estudia y se gana hasta dominarlo 3.- El alma influye sobre el cuerpo, por ende, el cabello y los ojos siempre serán los mismo (ojos color lazuli y pelo blanco). 4.-La fuerza es proporcional al conocimiento adquirido, la técnica y la fuerza del alma. 5.- El nivel del mundo es proporcional al alma. Eso quiere decir que si el alma del protagonista es fuerte, irá a un mundo de mayor nivel.

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Mundo Shinobi - Clones verdaderos - 489-Nsfw

Murasaki miraba su reflejo en un espejo de cuerpo completo. Tenía el cabello oscuro y largo hasta la mitad de la espalda. Un cuerpo esbelto y la piel lechosa. Ella tenía un rostro de bebé y bonitas facciones, el cuello delgado, la clavícula marcada y los senos enormes. Su cintura era apretada y sus caderas anchas. Si tuviera alguna queja era que su cuerpo se veía blando, pero tampoco es que pudiera hacer mucho. Ella era escritora y apenas salía de su oficina. Además, conocía a muy pocas personas y de las pocas que conocía, solo un par de personas le parecían interesantes. Del resto apenas recordaba el rostro.

Murasaki se puso su kimono fucsia, se arregló el obi alrededor de la cintura y se terminó de arreglar la ropa.

Al mismo tiempo, Murasaki miraba por el reflejo del espejo a las dos personas que le parecían más interesantes. Kasumi, su amiga de toda la vida, y Kain, su amante. Bueno, era el amante de las dos.

Kasumi tenía el cabello oscuro, largo, igual que Murasaki, pero tenía el iris de los ojos rojos. La piel lechosa, los senos de tamaño promedio, esbelta, con las caderas pronunciadas. Ella estaba recostada de lado, con la espalda apoyada en el pecho de Kain. Ella lo miraba hacia arriba y él hacia abajo. Kain tenía el cabello blanco peinado hacia atrás. De gran estatura y una figura atlética.

Murasaki miraba a su amiga y a su amante conversar. Murasaki rara vez veía a Kasumi sonreír sinceramente. Ella era así, siempre había sido así. Era la princesa de un reino y le tocaba jugar un papel dentro de ese contexto. Sin embargo, según Kasumi, esta sería la última vez y de ahí en adelante podría ser lo que ella quisiera. Murasaki lo duda, cuando vives tanto tiempo actuando, después es difícil abandonar el papel. Kasumi se disfrazaba de comerciante, de amante, de princesa, de política, de la querida hermana menor del daimio y así sucesivamente. Ella se destacaba jugando todos sus papeles de la mejor forma posible, pero por alguna razón, solo era Kasumi cuando estaba con Kain.

Murasaki le dio la espalda al espejo de cuerpo completo y miró a su amiga y a su amante —los dejo, tengo algo de inspiración y lo voy a escribir antes de que se me escape— dijo

Kasumi y Kain la quedaron mirando, Kasumi con cariño y Kain con una mirada caprichosa. Él tenía la mano izquierda sobre la cadera de Kasumi, la levantó y le hizo un gesto para que Murasaki se acercara.

Murasaki se acercó, se subió a la cama, camino a gatas y se detuvo delante de Kasumi y Kain. Murasaki sabía que era lo que él quería. Ella miró a Kasumi y esta última sonrió. Murasaki acercó su rostro, le dio un pequeño beso en los labios como cuando eran niñas y jugaban en el palacio real. Después Murasaki se acercó a Kain y por alguna razón, el solo hecho de mirarlo a los ojos hizo que su corazón latiera con fuerza. Kasumi, su amiga, no la ayuda. Ella se largó a reír, pero se tapó la boca. Murasaki la miró con resentimiento. Kasumi hizo el ademan con la mano como si cerrara un cierre y Murasaki volvió a mirar a Kain.

Murasaki acercó su rostro, el corazón palpitando como un loco, se detuvo a unos centímetros. Ella podía oler el hedor a sudor y fluidos corporales, pero no le importo. En este momento su cuerpo todavía recordaba a Kain y este hedor era el aroma más erótico que podía oler. Murasaki acercó su boca, lo beso lentamente y Kain correspondió su beso.

Murasaki puso sus manos sobre el pecho de Kain y se apartó —no, si seguimos, yo, no podré escribir— dijo con la mirada lánguida y un brillo a lujuria.

Kain sonrió, levantó su dedo índice y le dijo —uno más, solo uno—

Murasaki se relamió el labio superior y asintió. Si era uno, ella estaba segura de poder superarlo. Kain la beso y apartó sus labios para no forzar este sentimiento. Hubiera sido divertido, pero ahora tenía asuntos que atender con Kasumi.

Murasaki se apartó de Kain un poco decepcionada de que él no la retuviera. Ella se mordió el labio inferior y se apartó lentamente esperando que él hiciera su movimiento, pero él solo la quedó mirando y a Murasaki no le quedó de otra que seguir su plan inicial. Ella se bajó de la cama, camino a la puerta y la abrió. Ella quedó mirando a Kain con anhelo, pero él solo la siguió mirando y esperando a que ella saliera. Murasaki cerró la puerta con fuerza, enojada con Kain y enojada con ella misma.

—Eres muy malo— susurro Kasumi con una amplia sonrisa

Kain miró hacia abajo y vio unos intensos ojos con el iris rojo. Ella lo miraba mientras sonreía con crueldad en la mirada. Los dos estaban acostados de lado en la cama. Kasumi por delante de Kain con el trasero pegado a su entrepierna para ver si él reaccionaba. Kain llevó la mano izquierda a la cadera de Kasumi. Él paso suavemente la palma por encima de la cadera, la deslizo hacia arriba, bajo a la cintura, subió por las costillas y le agarró un seno. Kain acercó su boca y le susurro —cállate—

Kasumi beso a Kain y sintió como su mano recorría su cuerpo. Eso le produjo un escalofrió que la hizo estremecerse. Kain apartó su boca y quedó mirando a Kasumi a los ojos. Esta última acercó su boca, le dio pequeños besos y le susurro —¿Lo quieres?—

—Tranquila, todo su tiempo— susurro Kain con una sonrisa astuta, le acariciaba el seno a Kasumi, pero deslizo su mano hacia abajo, bajó por las costillas y dibujando la concavidad que se producía entre la costillas y la cadera. La piel era suave, blanda, un poco pegajosa por el sudor. Kain llevó su mano a la nalga, era un trasero bonito y cuidado, pero promedio. Aun así, él agarró la nalga con firmeza, acercó su rostro al de Kasumi y le dio un beso. Él apartó su boca y le susurro —¿De quién es este culo?— y le dio una fuerte nalga que estremeció a Kasumi. Después él le agarró de nuevo la nalga y la beso.

Kasumi correspondió sus avances y lo beso. Ella sabía lo que él quería, era doloroso, pero por él, ella lo permitiría. Kasumi no lo haría por ningún hombre, pero por Kain Uchiha cometería todos las locuras del mundo. Sin embargo, antes de que ellos pudieran continuar, alguien golpeo la puerta varias veces.

Kain fue indiferente, pero Kasumi se asustó, ya que esta era la habitación de Murasaki y si ella quería entrar, solo tenía que abrir la puerta.

—Kasumi-san— dijo una voz ronca y madura.

Kasumi se puso pálida y entro en pánico, ella se iba a levantar, pero Kain la sujeto de la cintura. Kasumi lo miró a los ojos, los abrió muy grandes como para advertirle a Kain que este no era el mejor momento para ponerse a jugar. Kain sonrió divertido al ver su preocupación, como si alguien pudiera superarlo a él en el juego. Kain estaba seguro de una cosa, él jugaría mejor que nadie. Sin embargo, no había razón para decirle eso a Kasumi.

Kasumi puso sus manos sobre las de Kain y le susurro —este no es momento, escóndete o todo lo que planeamos no servirá para nada—

Kain sonrió de forma astuta y negó con la cabeza, agarró firmemente la nalga de Kasumi. Sin embargo, esto solo hizo enojar a Kasumi y ella miró hacia la puerta.

—Lo, lo, lo siento, pero en estos momentos— dijo Kasumi con nerviosismo —estoy haciendo ejercicio ¿Es usted, Kato-sama?—

—Así es, Kasumi-san— dijo el patriarca del clan Kato y futuro marido de Kasumi —¿Puede abrir la puerta?—

—No— grito Kasumi alarmada —es, es que, no me encuentro en condiciones de atenderlo—

Kasumi miró a Kain hacia atrás, él sonreía como si nada de esto le importara, pero a Kasumi le importaba, y mucho. Con esto ella podría dejar de ser princesa y ser lo que ella quisiera, pero si eran descubiertos ahora, todo se echaría a perder. Posiblemente alguien más mataría a los Kato, pero ella nunca se quedaría con su fortuna. Para peor, Kain llevo su mano a la entrepierna de Kasumi y la acaricio. Ella se sintió más sensible que nunca. Kasumi soltó un jadeo y tirito. Ella miró a Kain y él sonrió, ni siquiera le pregunto o la preparo como otras veces, él solo entró en ella.

Kasumi soltó un gemido fuerte, agradeció que todavía seguía húmeda por el sexo previo o eso hubiera dolido más de lo que ya le duele.

—¿Se encuentra bien?— preguntó el patriarca Kato

—Sí— dijo Kasumi tratando de controlar su voz para que no saliera un gemido. Ella miró a Kain, pero fue un grave error. Él acercó su boca y la beso mientras movía sus caderas.

—Kasumi-san, tenemos que consultar algunas cosas con usted— dijo el patriarca

—¿Por qué este tipo te viene a ver?— susurro Kain metiendo todo hasta la base

Kasumi soltó un gemido por lo bajo y se tapó la boca apenas conteniendo sus reacciones. Ella destapo su boca y le dijo con voz suplicante —he fastidiado a todas las mujeres del clan, nadie quiere venir, solo él—

—Mmm, has sido una chica mala. Todos se divirtieron al saber que habías roto la vajilla conmemorativa del matrimonio de la madre del patriarca—

—Sí, sí— respondió Kasumi con voz deseosa, pero ella no respondía a lo que Kain decía, sino a lo que él le hacía. Por alguna razón, Kasumi estaba perdiendo la cordura y solo dejándose llevar por el calor del momento.

—Kasumi-san— dijo de nuevo el patriarca del clan Kato.

Ella se puso furiosa, lo estaba pasando tan bien con Kain y este tipo venía a molestar. Sin embargo, antes de que ella gritara para que él se largara, Kain le tapó la boca y ella lo miró. Él negó con la cabeza, lo sacó de Kasumi y se sentó en la cama.

Kasumi se dio cuenta que respiraba con dificultad, ella miró a Kain, él estaba duro.

Kain se acercó, beso a Kasumi y le susurro —apóyate en la cama, mirando a la puerta, con el culo levantado—

Kasumi miró a Kain, se sentía indefensa y temerosa. Ella miró hacia la puerta, seguro que ese tipo todavía estaba esperando —te puedes— dijo mientras hacía lo que Kain le pedía —te puedes ir, ve las cosas por ti mismo, me da lo mismo—

Kasumi apoyo sus manos y rostro sobre la cama, miró a la puerta y levantó su trasero. Ella sintió las manos de Kain sobre sus nalgas, él acercó su boca y lamió el ano. Kasumi se sentía muy caliente por la situación, espero a que el tipo se fuera, pero no fue así.

—Es necesario que usted las vea, es la novia—

—Te dije— grito Kasumi enojada con el patriarca del clan Kato, pero sintió como Kain apartaba su boca y eso la hizo preocupar. Ella no tenía problema con dárselo, pero siempre fue una agonía. Ella sintió como él entro por el otro orificio y ella reacciono gimiendo en agonía. Kasumi mordió la sábana y sintió como él agitaba todo su interior.

—Kasumi-san ¿Estás bien?— preguntó el patriarca desde el exterior y giro la manilla, pero no pudo abrir la puerta.

Kasumi sintió que perdió años de vida y que el dolor se desvanecía. Esos segundos en que sonó la manilla fueron eternos, pero algo bloqueo la manilla y fue imposible abrir la puerta.

Entonces Kasumi sintió como Kain lo metió todo y le provoco el dolor más grande en su vida. Kasumi soltó un gemido de dolor y miró hacia atrás. Ella quería gritarle tantas cosas a Kain, pero la voz no le salía.

—Me retiro— dijo el patriarca, ya cansado de tener que lidiar con Kasumi. Si ella no fuera la hermana menor del daimio de la nación del Fuego, él jamás tendría que pasar por estas molestias.

Por otro lado, Kasumi espero unos segundos y cuando ya no pudo aguantar más, empezó a bramar por su vida.

Kain lo metió hasta el fondo, hizo que la postura de Kasumi colapsara en la cama. Él se acostó encima de ella y siguió moviendo sus caderas.

—Me voy, me voy a morir— grito Kasumi en agonía.

Kain lo metió una última vez y soltó un gemido mientras soltaba todo su contenido en el culo de Kasumi.

Kain quedó recostado, jadeando y sudando sobre Kasumi.

—Para la próxima— dijo Kasumi, también jadeando y sudando. Su rostro estaba rojo del dolor, pero no se le veía enojada —avísame que tienes la situación bajo control—

Kasumi cayó inconsciente.