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Suerte y perseverancia

Pequeña aclaración: Cada volumen es independiente del otro. Sigue su propia línea de historia y no se ve afectado por los volúmenes anteriores. Bueno, salvo por algún poder o habilidad que se viene arrastrando por el conocimiento y la personalidad del protagonista que va evolucionando. Volumen 1 Cross over entre nasuverso y Madam ou no Vanadis Volumen 2 viaje por Juego de Tronos, Señor de los anillos y Dark Soul 3 Volumen 3 Mushoku Tensei y Danmachi. Volumen 4 Naruto y muchos otros. -o- Kain, antiguo vástago del equilibrio. Renació en el mundo de Fate y vivió durante varios siglos. Sin embargo, al encontrarse con su viejo enemigo, el dios Hilden, lucho y perdió. Ahora su alma viaja a través del multiverso buscando el poder y la forma de volver a aquel mundo por la venganza. -o- Reglas del juego: 1.- No hay power up indiscriminados 2.- Todo se estudia y se gana hasta dominarlo 3.- El alma influye sobre el cuerpo, por ende, el cabello y los ojos siempre serán los mismo (ojos color lazuli y pelo blanco). 4.-La fuerza es proporcional al conocimiento adquirido, la técnica y la fuerza del alma. 5.- El nivel del mundo es proporcional al alma. Eso quiere decir que si el alma del protagonista es fuerte, irá a un mundo de mayor nivel.

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Capítulo 18 - Cosas poéticas que terminan mal.

-¡Firmes!- grito un hombre en medio de una ciudad derruida.

Osgiliath, la que alguna vez fue una hermosa ciudad fortaleza, hoy se encuentra derruida y convertida en el punto de conflicto entre humanos y orcos. Esta ciudad, que es el cruce entre Minas Tirith y Minas Morgul, está cediendo a favor de los orcos. Se sigue luchando, los humanos han ganado varios puntos estratégicos pero los orcos no se rinden. Al parecer tienen un lugar en donde los fabrican porque parece que nunca van a dejar de venir. Por ende, esta ciudad de edificios derruidos se ha vuelto el punto limítrofe de la guerra. Los soldados de Minas Tirith ya no pueden retroceder más, lo único que les queda es avanzar o morir; de lo contrario los que morirán son sus familias.

Entre todo esto esta Magdalena, ahora comanda un pequeño grupo de quince soldados. En estos momentos esta escondida en un edificio esperando la orden de ataque, vestida igual que todos los soldados. En esta lucha la acompaña la espada y el amuleto que le dio su padre. Aunque claro, no ha dejado de fabricar medicinas y ungüentos, algo que los soldados aprecian mucho. Estas son cosas que espera nunca dejar y que en más de una ocasión le han salvado la vida. Dentro de todo, ella podría haberse quedado en un lugar seguro como una persona que sabe medicina, pero ella decidió luchar.

Magdalena escucho el susurro de sus otros compañeros que están un poco mas adelante. Le indican que estén atentos al combate. Ella por su parte inspecciona a su equipo, son hombres de todas las edades, ellos asiente demostrando que están listos y ella también asiente en señal de entendimiento. Magdalena puede ver a Faramir unos diez metros más adelante, él está a cubierto detrás de una muralla. Al otro lado de la muralla empieza un rio, por el cual se acercan unas balsas repletas de orcos. El gran grupo de enemigos esta a solo unos metros de atracar en la orilla. Magdalena se esconde detrás de la muralla y espera la orden de ataque. Lo único que oye es el agua, pequeños susurros y el choque de la balsa contra la orilla. Con un gran escándalo, los orcos se bajan de las balsas y cuando avanzan lo suficiente se escucha un grito.

-¡Ataquen!-

Magdalena sale corriendo al encuentro de los orcos junto con otras unidades. Corre sosteniendo un escudo y su fiel espada. Al llegar, intercepta a un orco y lo decapita. Sigue con el siguiente y así sucesivamente. Se escuchan choques de espadas, chillidos y gritos de agonía. Magdalena sigue cortando a los orcos y sus soldados la acompañan. Entre que corta a un orco y se defendió de otro, uno de los muchachos más jóvenes del grupo es herido. Ella se calma y a medida que ella remata al que corto primero y empuja del que se defiende. Retrocede hasta llegar hasta adonde esta muchacho. Un orco se lanza con una hacha a rematar al muchacho pero Magdalena lo golpea con el borde de su escudo en toda la garganta. El orco retrocede botando el hacha y agarrándose la garganta como si tuviera algo atorado. Magdalena se mueve con ágiles movimientos y le raja el vientre. El orco cae de rodillas agarrándose el estomago, pero es su fin. Magdalena toma su espada con ambas manos y lo decapita. Después le dio una breve mirada al muchacho, se da cuenta de que solo tiene una herida superficial y mira a uno de sus soldados.

-Ayuda a Greg, después vuelve- grito Magdalena

El soldado asiente, toma al muchacho y lo arrastra mientras Magdalena sigue bloqueando el camino. Ningún orco la puede superar, incluso los que tienen masas y hachas la tratan de herir, pero si el golpe no llega a su objetivo, no cuenta. Magdalena esquiva con rapidez, corta limpio sin perder fuerza y con el impulso del movimiento gira sobre su eje y arremete contra otro orco.

-o-

Para la tarde se pueden contar las perdidas por decenas. Del grupo de Magdalena solo sobrevivieron cinco. Del grupo de Faramir ni hablar. Así es con todos los capitanes que junto a sus soldados pelearon en esta emboscada. Todos tienen un corazón pesado el cual se siente terrible en este momento. Pudieron ganar esta vez pero ¿Qué pasara la próxima vez?. Ese miedo crece a cada paso que dan.

-¿Cómo estas Greg?- le pregunta Magdalena al muchacho, al parecer no tiene mas de trece años, pero como se crio en los barrios bajos y es mas maduro que sus otros amigos, él solo se alisto para pelear en esta guerra.

Greg contemplo con timidez a Magdalena, agacho la cabeza sonrojado y le dijo -muy bien mi señora. La próxima vez lo haré mejor y no seré una carga-

Un hombre de edad y con más arrugas de las que quisiera, mira al muchacho y le da un coscorrón. El muchacho avergonzado en frente de su musa, se enoja y le grita. Peter, el viejo arrugado, le dice que se deje de tonteras. Le dice que agradezca que esta vivo y qué los errores cualquiera los comete. Que en vez de andar de enamorado, le dé las gracias a Ilúvatar que la capitana es responsable y no lo dejo botado.

Magdalena los mira, se divierte por cómo actúan el viejo y el muchacho. Después de eso ve a uno de sus hombres apoyado por dos más. Ellos al igual que ella y Charles son hermanos. Trillizos le contó su padre que se llamaba este tipo de grupo. Los tres son algo redondos, de pelo negro y tez clara. Supuestamente "el menor" de los tres tiene los ojos verdes, los otros dos los tienen negros. Al parecer el menor es el que tiene la menor suerte, pues, él es el que fue herido.

Magdalena los mira un poco y les pregunta -¿Cómo esta tu hermano menor?-

Los tres contestan que bien. Magdalena sonríe y entre todo ese viaje de vuelta al campamento, piensa que quiere ver una vez más a Charles. Sin embargo cuando llega al campamento no hay mas tiempo para descansar, tiene que ponerse a trabajar con pociones, ungüentos, torniquetes y vendajes. Corre de un lado a otro y cuando llega la noche, la viene a buscar Faramir. Él la obliga a ir a descansar. Cuando están en la tienda de Faramir, comen juntos pero en silencio. Las perdidas de hoy no fueron poca cosa. Magdalena mezcla su sopa por un rato pensando en algo, hasta que Faramir le pregunta.

-¿no vas a comer?-

-Bueno, sí- responde Magdalena dejando su cuchara en el plato. De repente mira a Faramir y le pregunta -¿te has planteado tener hijos?-

Faramir que seguía comiendo escupe todo y se atora. Empieza a toser y solo cuando se toma un vaso de agua se le quita. Con la garganta adolorida le pregunta -¿Por qué de repente?-

Magdalena aguantándose la risa le contesta -solo fue una pregunta, mis papás me tuvieron mas o menos a esta edad-

Faramir no sabe qué responder. Es verdad que se lo ha planteado, y mas desde que comenzó a salir con Magdalena, pero esta situación también lo tiene preocupado. Hoy murió mucha gente, mañana no sabe cuantos más morirán, se pregunta si es el momento adecuado para hablar de este tipo de cosas. Ambos terminan su cena y se acuestan en el suelo. Solo se tapan con algunas frazadas, cortesía del sabio edecán de Minas Tirith. Faramir por alguna razón, cada vez que ve estas cosas se siente frustrado. Se pregunta cuándo su padre irá a entrar en razón, se pregunta si él morirá antes de que eso pase. Faramir suspira y Magdalena lo abraza y le da un beso. Nada puede arreglar el estado de animo de Faramir pero esto al menos le da algún consuelo. Él piensa que a lo mejor, este es el consuelo de morir junto a la persona que ama.

-o-

A la mañana siguiente, el campamento esta callado, poca gente tiene ánimos de meter ruido. Magdalena se despertó con el alba junto a Faramir, ella se fue a ver a los enfermos y él a los soldados.

Magdalena continua con su labor igual que ayer. A menos que le digan qué tiene que salir al frente, continuara haciendo posiciones, ungüentos y tratando a los enfermos. En medio de su mesa de trabajo hay muchas plantas. Pero si ella tuviera que hacer una estimación sería que: no podría atender ni a la mitad del campamento si resultaran heridos. Mira una poción y la mezcla con calma hasta alcanzar el estado deseado. Muchos hombres la miran trabajar, en un momento la miraban por su encanto físico, hoy en día la miran como una guía en este lugar. Esta joven a ganado el respeto de muchos solo por su labor, los otros que no la respetan por la medicina, la respetan por su habilidad con la espada. Los mas jóvenes piensan que dios se apiado de ellos y envió a una de sus hijas a luchar.

Magdalena esta concentrada, apenas siente la mirada de los soldados. Termina de preparar la última de las posiciones y de repente escucha un chillido infernal. Alrededor de ella se ve una aureola dorada que vibra. Muy pocos se dan cuenta de esto porque están en el suelo tapándose los oídos. Un grito se escucha afuera de la enfermería.

-NASGUL-

Carmen siente como vibra el amuleto que le dio su padre, muestra una sonrisa y lo aprieta junto a su pecho. Le da un beso, toma su espada y sale corriendo de la tienda. Ve que a la distancia los hombres se preparan para el combate, mira hacía el sol y se puede ver una silueta. Ella recuerda que vio esas cosas y también porqué vino a esta lugar. Desenvaina su espada mientras se escuchan los gritos del lagarto volador. Ella sale del campamento y se empieza a adentrar a la ciudad Osgiliath, corre por las calles y cuando ve una larga escalinata que asciende por uno de los edificios derruidos, la toma y empieza a subir. Después de eso, trepa por las murallas semiderruidas hasta lo mas alto de un edificio y empieza a correr por las techumbres. Sigue el rastro del lagarto volador que a cada cierto tiempo chilla y hace que el amuleto de Magdalena vibre generando una aureola dorada. Ella corre, hay momentos en los que parece que se va a caer, pero se afirma como puede de los techos. Se recompone y sigue corriendo hasta que ve una casa aun mas alta. Sube aun mas y en lo alto de ese lugar espera al lagarto volador.

El lagarto volador chilla y el rey oscuro que navega sobre su espalda nota que un guerrero no es afectado. Así que le señala al lagarto volador y le ordena que arremeta contra la insignificante criatura que los desafía. El lagarto vuela a toda velocidad y trata de arremeter contra Magdalena. No obstante, esta última salta por encima de las fauces de la bestia y le clava la espada en la cabeza al rey oscuro. Después lo patea y lo bota de la montura. Una vez acabado, Magdalena se equilibra en la espalda del lagarto volador y le golpea el cuello varias veces hasta que decapita a la bestia. Esto a su vez, ocasiona que el lagarto volador caigan desde el cielo. Al chocar contra el suelo, Magdalena sale volando, se da un gran golpe y después rebota hasta estrellarse contra una pared. Después cae a tierra y queda tendida en el suelo boca arriba. Magdalena se siente mareada, cansada y con poca fuerza. Cree que va a morir. Mientras mira el cielo azul, siente como le cuesta respirar. Pero se siente satisfecha por haber podido protegido a Faramir y antes de caer inconsciente emite una tenue sonrisa de victoria. Derrama una lagrima y dice entre murmullos -lo siento papá, mamá. Ya no nos podremos ver-

-o-

-o-

-¿Estas segura de esto?- pregunto Charles a Éowyn, mientras avanzaban a caballo con dirección a Minas Tirith. Ella no dejaba de mirar hacia Edoras mientras avanza, Charles la nota algo cabizbaja y trata de consolarla. Al final decide preguntarle de frente.

Éowyn pone una sonrisa apagada y le dice -mi tío se encargara de todo con ayuda de mi hermano, además no creo que quiera verme. En esta guerra ya ha perdido mucho-

Charles trata de insistir y decirle que puede que este equivocada, después de todo, ella es la única familia que le queda a Théoden. No obstante, Éowyn lo niega y le pide que lo deje. Al final los dos siguen avanzando por el camino y Charles opta por apoyarla de otra manera. Le cuenta algunas cosas chistosas de su niñez, algunas que le sacan carcajadas a Éowyn, él siente vergüenza por una lado, pero verla feliz lo convence de que vale la pena. Ella de vez en cuando se acerca y comparten pequeños besos hasta que Charles la invita a viajar en su mismo caballo. Al final cabalgaron todo el día en el mismo caballo y en la noche durmieron en paz.

Al otro día Charles se despierta frente a unos hermosos ojos que lo miran. Siente que le acarician el pelo. Éowyn al notar que esta despierto se acerca y le dice -me encanta tu cabello-

-Cortesía de mi madre- dice Charles mientras la abraza y le da un beso. Después continua -lo único que saque de mi padre es su nariz y sus ojos-

-También esa mirada cuando te enojas-

-Bueno, quizás un poco-

Ambos se levantan y preparan un desayuno. La mañana esta fresca, así que un poco de agua caliente se agradece. Después de terminar, limpian todo y siguen cabalgando con dirección a Minas Tirith. Charles piensa en su hermana, de repente siente que le duele el cuerpo. Tiene miedo, al punto de querer bajarse del caballo. Después de que lo hace, se tiende en el suelo. Éowyn se preocupa por él y le pregunta si se siente bien. Charles responde que le duele todo el cuerpo, no le cuenta del miedo y le jura que luego se le pasara. Éowyn moja un paño y se lo coloca en la frente, Charles poco a poco se relaja y después de medía hora vuelve a la normalidad. Él dice que le dolía un poco la espalda, cerca de la columna y el cuello, pero le confirma a Éowyn que ahora esta bien.

Al retomar el viaje, Éowyn le dijo a Charles que no se presione demasiado, que podían avanzar a paso lento. No obstante, algo en su corazón, le decía a Charles que se apresurara en llegar a Minas Tirith, era un sentimiento de angustia nunca antes experimentado. Así que siguieron avanzando con muy pocos descansos en el camino.

Después de una docena de días de cabalgar, llegaron a la región de minas Tirith. Charles vio a lo lejos una hermosa ciudadela de magistrales murallas, las cuales ascendían por una montaña. Cuando llegaron a la entrada, Éowyn quiso dar su nombre y procedencia para que la dejaran entrar, pero Charles la detuvo porque no sabían cual era el estado de la ciudadela. Así que sobornaron a los guardias y pasaron sin ser registrados. Cuando pasaron el control de ingreso, vieron las calles atestadas de personas por todas partes. Diferentes tonos de piel, diferentes etnias y diferentes ropajes. Por supuesto, Charles también se dio cuenta de que la mayoría de las mujeres le daban miradas lujuriosas. Él se alegra de eso hasta que Éowyn lo devolvió a la tierra de un codazo en el estomago. Charles trato de disimular su dolor y junto a Éowyn, trataron de encontrar una posada para vivir por mientras que llegaba su padre.

En la posada guardaron los caballos y descansaron hasta pasado la hora del almuerzo. Después de eso salieron a comer afuera y visitaron los mercados. Charles reviso varios comercios, se quedaba pegado en las herrerías, consultaba por algunos metales y de vez en cuando competía contra algunos herreros. Al final casi se desata una pelea en un herrería, que si no fuera por Éowyn se hubiera realmente desatado. Éowyn se llevo a Charles que esta a punto de golpear a un tipo. Después de que paso todo eso, Éowyn le dijo a Charles que si no se va a comportar como un ser civilizado, no salga a comparar técnicas con otros herreros. Charles le dijo que ella no entiende, que es una cuestión de honor y que su herrero interior le pide a gritos que coloque en su lugar a esos estafadores.

-Escúchame Charles, ya déjalo- dijo Éowyn reteniéndolo

-Esta bien- dice Charles con fastidio mientras soltaba un suspiro, miro a Éowyn y continuo -ya, disculpa, no volverá a pasar. Vamos a la zona de los alquimistas, puede que tengan algo interesante-

-Bueno, pero no mas peleas-

Charles levanto las manos en señal de rendición y le respondió -ok, ok, no mas peleas-

Después de eso caminaron hasta un lugar en donde las calles son mas pudientes, sin tanta persona promedio y con un publico mas selecto. De vez en cuando se veía algún que otro mendigo pero por lo general solo se veía gente que puede permitirse pagar por medicina. Charles por supuesto se metió en varios comercios, pero después de darle una mirada y oler las posiciones y ungüentos, no compro nada. Hubo una ocasión en la que se iba a poner a pelear contra lo que él considerab,a un demonio de la medicina, que junto con vender las cosas a precios exorbitantes, era de mala calidad. Éowyn lo detuvo y al final solo salieron de la tienda, no sin antes, dirigirle algunos improperios al dueño de la tienda.

Éowyn algo molesta, le pregunto -¿Por qué te pones así? ese hombre tiene el derecho de vender lo que hace como él quiera-

Pero esta vez Charles no cedió, algo molesto apretó sus puños y miro al suelo con indignado. Después le dio una firme mirada a Éowyn y le dijo -porque mi madre me enseño a nunca estafar a las personas, a nunca defraudar a las personas con la medicina. La gente acude a uno porque quiere estar sana, por que no quiere sufrir o morir. Venderle a la gente una mierda de medicina y cobrarles un ojo y la mitad del otro es reírse de la dignidad de otro ser humano. Es jugar con sus esperanzas-

Éowyn lo miro atenta y entendió los sentimientos de Charles, ahora que lo piensa le encuentra toda la razón. Ella se acerco, le tomo uno de sus puños y lo coloca contra su pecho, le dio un beso y le dijo que tiene la razón, pero le explico que no podemos ir por la vida peleándonos con todas las personas injustas. Charles suelto su enojo y abrazo a Éowyn, ambos compartieron ese momento y prosiguieron con su viaje.

Ya llegada la tarde, vieron una tienda que estaba cerrada. Se veía nueva, todo de corte elegante y bien pulido. Los precios de las medicinas básicas son tres o hasta cuatro veces mas bajos que otros lugares, mientras que los productos que son para la estética o el lujo son absurdamente caros. Al parecer la dueña de la tienda, estaba explicándole a otra mujer que no se atendía hoy. La mujer insiste, molesto varias veces hasta que la dueña de la tienda accedió a vender el producto solicitado. La dueña entro y lo que salió después fue una niña con una escoba. Charles la quedo mirando mientras la niña se dedica a barrer, por alguna razón, las ropas de la niña le producían cierta nostalgia, como si las hubiera visto en algún otro lado pero no recordaba a dónde. Charles se quedo pasmado hasta que Éowyn le dio un codazo y lo saca de su ensoñación. Como Charles tosió con el impacto, la niña lo notó y se quedo petrificada. Después dejo botada su escoba y entro corriendo a la tienda.

Por otro lado, cómo Charles y Éowyn vieron que la tienda estaba cerrada, no se molestaron en revisar mas. Avanzaron unos diez metros hasta que la dueña de la tienda los persiguió gritando por las calles que se detengan, que quiere preguntarles algo.

-Señor, por favor espere- grito Abigail mientras corría detrás de la pareja.

Charles se detuvo y le pregunto -¿Qué puedo hacer por usted?-

Abigail lo quedo mirando a la cara y se tapo la boca en el shock, murmura que son iguales. Después de que mira a la mujer que acompaña al hombre, recupero la compostura y le dijo -mi señor ¿usted conoce por si acaso a alguien llamada Magdalena?-

Charles puso una sonrisa grande como el cielo y pregunto -ella es mi hermana-

Abigail le dijo -estimado señor, ella es la dueña la tienda, yo, ella me ha contado de usted. Usted se llama Charles ¿cierto?. Mi hija se sorprendió al ver su parecido y yo recién casi me caigo de espaldas-

-¿Cómo esta mi hermana?-

Abigail miro en todas las direcciones algo incomoda y le dijo mas de cerca -acompáñeme a la tienda y ahí le contare-

-o-

Cuando llegaron a la tienda, Galadriel miro una y otra vez a Charles, hasta que su madre la regaño. Ella le dijo que es de mala educación. Galadriel se disculpa y le dijo que no puede creer que haya dos personas que se parezcan tanto. Charles se rio y le pregunto por su nombre. La muchacha algo avergonzada le dijo que se llama Galadriel. Charles le dijo que era un buen nombre. Después de eso, fueron a la cocina.

Abigail se siento junto a su hija y frente a la pareja, les contó que es lo que había pasado.

-Vera señor- dijo Abigail -la verdad es que Magdalena se fue hace un mes y no ha vuelto. Yo ya no sé que hacer, así que quisiera pedirle si usted puede ir a verla-

La cara de Charles perdió su sonrisa inicial y pregunto -¿sabes adonde fue?-

Abigail negó y le dijo -la verdad es que Magdalena tuvo una pesadilla la noche anterior a su partida. Después dijo que iba a salir por unos días y aun no ha vuelto. Según por lo que ella me contó, la pesadilla se trataba de la muerte de su novio-

-¿Dónde esta él-

-Me parece que esta en la antigua ciudad Fortaleza. Ahí es a donde los soldados de Minas Tirith pelean contra los orcos-

Charles se paró para marchar sin decir nada pero Éowyn lo detuvo -¿Adonde vas? No sabes dónde esta. Espera a tus papás-

Pero Charles negó y le dijo -algo le puede haber pasado, acompáñame o espérame en el hotel-

-Te acompañare-

-o-

Ahora era casi de noche, las calles permanecían con movimiento pero el tipo de transeúnte que se mueve en este horario es diferente. Mucha cortesana y borracho empieza a aparecer. Por otro lado, cuando Charles y Magdalena se retiraron de la posada, Charles no pudo recuperar el dinero, pero eso le dio lo mismo. En la entrada de la ciudadela lo bromearon los guardias. Le gritaron que para la próxima vez le harán un descuento. Charles no se lo toma a bien y trato de devolverse para enseñarles una lección, pero fue detenido por Éowyn, que le recuerdo cual era su misión. Al final Charles se olvido de los guardias y siguió su viaje. Ya apenas los acompaña un sol rojizo en el horizonte, el cual estaba a punto de esconderse. Una caravana se divisa a la distancia, eran soldados o por lo menos lo que queda de ellos. Charles avanzo hasta ellos, pero no contaba con tal recibimiento. Los soldados apuntaron sus lanzas y evitaron que se acercara mas. Todos los soldados tenían una mirada pesada, al parecer lo que llevan en una carreta era muy importante para ellos.

Charles levanto las manos y grito -solo quiero preguntar una cosa-

Un soldado con una rostro duro como una roca y lleno de arrugas le respondió -vete, no estamos de ánimos para preguntas-

Pero un hombre que iba en una carreta, se bajo por la parte trasera y avanzo con un rostro cansado. Apenas puedo distinguir al hombre que estaba frente él, sintió que había perdido su alma y había dejado de vivir. Miro a la pareja mas de cerca, reviso a la mujer y después al hombre y con un rostro atónito le pregunto -¿Cómo te recuperaste?-

Charles aprieto su mirada y le dijo -nunca me he recuperado. No te conozco amigo pero siempre he estado en buen estado-

El hombre al escuchar el tono de voz entendió algo y entre tartamudeos dijo -tu, tu eres s-su hermano- el hombre se desploma en el suelo sobre sus rodillas y entre lagrimas le pidió perdón.

Charles estaba asustado, se bajo del caballo mientras Éowyn lo veía preocupada, siente miedo porque pueda haber pasado lo peor. Charles avanzo hasta el hombre y le pregunto que pasaba, le pregunto por qué estaba tan triste. Pero el hombre solo lloraba y lo tomo de la mano para llevarlo a la carreta. Sin embargo, cuando Charles estaba a punto de mirar el contenido de la carreta, se detuvo, soltó el agarre y retrocede asustado. Tenía miedo de lo que pueda encontrar en dentro de la carreta. Sin embargo, el hombre lo volvió a tomar del brazo y lo jalo.

-Déjame- grito Charles mientras se rehúsa a mirar el contenido de la carreta -¿Por qué me quieres llevar allá?-

El hombre se paso la manga por los ojos. El resto de los soldados empiezo a entender a quién tenían en frente. Agacharon la mira con pena y vergüenza. Charles los vio y se sintió terrible, tenía aun mas miedo que antes, mas miedo que cuando fue perseguido por el noble. Mas miedo que cuando se enfrento a los espectros, mas miedo que cuando lo quisieron matar para robarle. No quería mirar lo que había en la carreta.

El hombre se explico -cuando fuimos atacados, Magdalena corrió al campo de batalla, se enfrento a un nasgul y quedo herida. Ella…- la voz del hombre rompió y se tapo la cara con ambas manos.

Charles cayo sobre sus rodillas, solo escuchaba su corazón y su respiración. No procesaba lo que estaba pasando, no procesaba que sentía, algo cálido bajo por sus mejillas y sin saber que responder quedo así por un tiempo. Charles se levanto como pudo, tomo al hombre por los hombros y mientras lo remecía con brusquedad, le pregunto -¿mi hermana murió? ¿mi hermana murió- y subiendo la voz preguntando varias veces hasta que las preguntas se convirtieron en gritos.

De repente desde la carreta se escucho un grito -¡cállate estúpido Charles!¡bastardo! Hay gente herida aquí, así que cállate la puta boca-

Charles soltó al hombre y se subió a la carreta como pudo, se dio varios golpes, sobre todo en las canillas pero eso no importaba. En la carreta se divisaban un par de ojos y un rostro todo vendado. Pero esos ojos le decían que estaba con la persona que quería ver. Charles se lanzo sobre ella y le lleno de besos la cara. Ella le dijo que ten��a un rostro horrible lleno de mocos. Charles se rio entre lagrimas de alegría y la continuo abrazando. Después de que cayo en la cuenta de que ella no lo abrazaba le pregunto.

-¿Por qué no me abrazas?¿no estas feliz de verme? Sé que me porte mal pero no es motivo para que me odies tanto-

Magdalena puso una sonrisa complicada y con algunas dificultades le dijo -no puedo mover mi cuerpo Charles-

Charles derramo lagrimas arrepentimiento. Le pidió perdón por todas las cosas tontas que había hecho, por todas las veces que la defraudo. Le pidió perdón varias veces y le dijo que todo esto era su culpa, que si le hubieran hecho caso a sus padres y no se hubieran separado, esto no habría sucedido. Magdalena lo trato de consolar, pero Charles solo sentía dolor en su interior. Solo podía culparse a si mismo por toda esta desgracia.

-o-

En el camino de vuelta, el hombre que tanto lloraba por Magdalena les contó cómo se llamaba y quién era. Faramir les contó todo lo que pasó. Lo que hacía Magdalena en el campamento, les contó cómo lucho y como la encontraron después de vencer a la incursión orca. Charles quería golpear a Faramir, quería culparlo de todo, pero no venía al caso. Su hermana ya estaba paralitica y no había forma de que golpeando a Faramir eso se arregle. Al final Charles solo lo escucho pero nunca le dijo que no era su culpa, Charles mismo no se podía perdonar ¿Por qué iba a absolver a otros?. Pensó que si estuviera su padre…Y cuando se acordó de su viejo, sintió algo de esperanza, pensó que a lo mejor, algo se puede hacer.

-o-

Charles llego a la casa de Magdalena. Entre él y Faramir bajaron el cuerpo de Magdalena. Después de depositar a Magdalena sobre su cama y escuchar llorar a Galadriel. Charles y Faramir conversaron durante un rato. Faramir después se disculpo, le contó que tenía que ir a rendir cuentas al edecán de Minas Tirith. Charles le dio la vía libre, le dijo que si algo pasaba, él se haría cargo. Así que con ese compromiso, Faramir se pudo ir mas relajado. Charles miro a Éowyn y le dijo que se fuera a acostar, que no lo esperara, después de eso se fue a la habitación de Magdalena. Ahí se encontró con Abigail y le dijo que se podía ir a dormir. Que él cuidaría de su hermana. Cuando quedo solo Charles, se acerco a la cama de Magdalena. A pesar de que era bien entrada la noche y ella todavía estaba despierta.

-¿No te vas a dormir?- pregunto Charles

Magdalena sonrió y le dijo -tengo mucha energía, creo que como he estado todo el día acostada, no me dan ganas de dormir. Al menos, no siento que tenga sueño-

Charles le quito los vendajes de la cara y la miro con cuidado. Tenía varias heridas, costras y raspones, una parte de su rostro tenía una costra que esta supurando. Charles suelto un suspiro y dijo -la medicina de esta tierra es una mierda. Déjame ir a buscar algunas cosas. Yo arreglare este desastre-

Cuando Charles volvió, Magdalena aun estaba despierta. Ella lo mira con cariño, le dijo con una sonrisa -te demoraste mucho, esclavo-

Charles suelto una risita y le dijo -quédate tranquila, dime ¿sientes dolor en la cara?-

-Sí- le respondió Magdalena algo preocupada

Charles limpió una aguja, un cuchillo y empiezo a abrir la costra que estaba supurando. Dentro de ella se encuentro un trozo pequeño de madera. Limpio la herida y la coció lo mas finamente posible. Después siguió revisando las otras heridas que tenía Magdalena en su cara. Al final de una hora de trabajo, Charles saco una pomada y se la muestro a Magdalena. Ella lo miraba con los ojos muy abiertos y le pregunto

-¿Es lo que creo que es?-

Charles asintió y le contó -hace algún tiempo, me sentí mal por cómo salieron las cosas. Te acuerdas de que el abuelo nos contó del monte en donde vivían los espectros traidores-

-Naa, no te creo- dijo Magdalena con desconfianza -¿realmente fuiste tan estúpido de irte a meter ahí?-

-Sip, me sentía como un pedazo de mierda mas grande que "oso"-

Magdalena con una sonrisa divertida le pregunto -¿tan grande?-

-Así de grande. Bueno la cuestión es que fui ahí y encontré "piel de luna". Cuando lo encontré solo la guarde y cuando pude salir de ese lugar la trabaje en secreto. Quería comprar tu perdón con esto- Charles derramo algunas lagrimas y continuo -pero no pensé que lo ocuparía en estas situación, perdón- y después de decir eso lloro en silencio mientras Magdalena lo veía.

Cuando por fin se recompuso, Charles le aplico la piel de luna en el rostro. Las heridas se fueron limpiando y la cara se fue sanando. Charles la tomo en sus brazos y la movió a una lado de la cama, se acostó al lado de Magdalena y mientras cerraba sus ojos le dijo -buenas noches Magda-

-Buenas noches, Charles-