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Suerte y perseverancia

Pequeña aclaración: Cada volumen es independiente del otro. Sigue su propia línea de historia y no se ve afectado por los volúmenes anteriores. Bueno, salvo por algún poder o habilidad que se viene arrastrando por el conocimiento y la personalidad del protagonista que va evolucionando. Volumen 1 Cross over entre nasuverso y Madam ou no Vanadis Volumen 2 viaje por Juego de Tronos, Señor de los anillos y Dark Soul 3 Volumen 3 Mushoku Tensei y Danmachi. Volumen 4 Naruto y muchos otros. -o- Kain, antiguo vástago del equilibrio. Renació en el mundo de Fate y vivió durante varios siglos. Sin embargo, al encontrarse con su viejo enemigo, el dios Hilden, lucho y perdió. Ahora su alma viaja a través del multiverso buscando el poder y la forma de volver a aquel mundo por la venganza. -o- Reglas del juego: 1.- No hay power up indiscriminados 2.- Todo se estudia y se gana hasta dominarlo 3.- El alma influye sobre el cuerpo, por ende, el cabello y los ojos siempre serán los mismo (ojos color lazuli y pelo blanco). 4.-La fuerza es proporcional al conocimiento adquirido, la técnica y la fuerza del alma. 5.- El nivel del mundo es proporcional al alma. Eso quiere decir que si el alma del protagonista es fuerte, irá a un mundo de mayor nivel.

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Apócrifo - Gods land - Capítulo 27

El siguiente fin de semana Kain tuvo algunas complicaciones, ya que Isabel se quejó de que el fin de semana pasado no se vieron. Kain se excusó diciendo que estaba haciendo algo impórtate, así que le dijo que podía venir a su casa el próximo sábado, pero que tendría que esperar a que se desocupara. Isabel estuvo furiosa en un principio, así que le dijo que se preocupara de eso que era "tan importante" y que cuando le "sobrara tiempo", la viniera a ver. Ese día Kain se retiró tratando de no empeorar su posición. Durante el transcurso de la semana siguiente volvió dos veces más, pero Isabel no lo atendió o no respondió a lo que le decía. Así que Kain desistió en tratar de que se le pasara el enojo y espero a que se le pasara o definitivamente quisieran romper con él.

Ahora, claro, Kain lo que no esperaba es que Isabel se apareciera el siguiente sábado en su casa. Ella llego temprano, como a eso de las ocho de mañana. Isabel llevaba su usual trenza dorada colgando por delante de su pecho, mientras que vestía una blusa blanca ajustada y una falda azul que hacía destacar sus caderas. Por otro lado, se había puesto algo de rubor en las mejillas y un lápiz labial que hacía ver sus labios más brillantes.

Isabel estaba parada en la reja con una cartera por delante y la sostenía con ambas manos en un gesto de una chica inocente.

Kain solo pudo sonreír y pensar que no importa cuando tiempo pase, nunca entenderá a las mujeres. Sin pensar en que había pasado, se acercó a la puerta con pasos agiles y abrió la reja.

-¿Y tú?- pregunto Kain con una sonrisa -pensé que no vendrías-

Isabel se ruborizo y le dijo en un tono nervioso -yo solo estaba un poco enojada-

-Sí, claro, parecía que no me ibas a hablar más-

-Bueno- respondió Isabel mirando al suelo -si tu novio te dice que tiene algo más importante que hacer que verte, cualquier chica se enojaría-

-No dije eso-

-Sí lo dijiste- insistió Isabel en un apuro mientras levantaba su rostro y miraba a Kain a los ojos. Realmente parecía haberse ofendido por lo que había dicho.

Por su parte, Kain asintió y le dijo -ok, mi culpa, yo tratare de expresarme mejor y tu entenderás que tengo otras cosas que hacer-

Isabel de nuevo agacho la cabeza y dijo con un voz baja cargada de pena -lo dices como si te molestara, sabes que no tengo más días en la semana para verte-

Kain exhalo y cruzo sus brazos, al final asintió y la abrazo -no es eso- le susurro al oído -estoy trabajando en algo y la persona que me ayuda en esto es un dios, no lo puedo hacer esperar. Tampoco es que él tenga demasiado tiempo. Lo siento, al parecer, no pensé en ti-

Isabel lo abrazo y le respondió -te perdono, pero piensa en mí ¿Ok?-

-Lo tendré presente, te lo prometo. Ahora vamos adentro, la gente en la calle nos está mirando-

De esa manera, Isabel llego a la casa de Kain. No esperaba que fuera tan espaciosa y cargada al lujo. Todos los muebles estaban barnizados de un café brillante y lustroso. Las paredes eran altas, de un color blanco y enmarcadas por cornisas y guardapolvos de un café claro. Había una amplia sala de estar, un gran comedor, una extensa cocina y un segundo piso alfombrado con varias habitaciones. Todo muy ordenado y limpio, casi pareció inútil haber venido a ayudar a Kain. No obstante, él no le pidió que hiciera nada. Era temprano, así que la invito a tomar el desayuno acompañado de una gran variedad de mermeladas. Algunas que la propia Isabel ni siquiera sabía que existían.

Kain le comento quien iba a venir y cuál era su propósito. Isabel se sorprendió, por lo usual, los dioses no le enseñan ni se molestan con nadie que no sea de su familia. Pero aquí estaba Kain haciendo venir a un dios de la medicina para que le enseñara. En su mente crecía más alta la imagen de Kain y reafirmaba sus pensamientos en que había escogido al mejor. No es que sea una mujer materialista, ni mucho menos que quiera ser una mujer florero, pero tampoco quiere vivir una vida de penurias. Ya tenía varias amigas en la guild que habían elegido a un chico lindo, pero que con el tiempo se volvió en un chico inútil y golpeador. Ella no quería pasar por lo mismo, así que se dijo así misma que seguiría explorando a Kain hasta estar cien por ciento segura.

Cómo a las diez de la mañana llego el dios Miach. Kain le presento a Isabel cómo su novia, cosa que agrado a esta última. Por otro lado, ella ya conocía al dios de la medicina. Era uno de los favoritos entre las chicas de la guild, principalmente por su buen corazón y su rostro atractivo. Habían otros dioses igual de atractivos, pero entre las chicas de la guild muy pocos eran confiables.

Después de hacer las presentaciones, Kain invito a Miach al patio y le dijo a Isabel que podía utilizar lo que quisiera, solo tenía que tener cuidado con las armas y químicos que guardaba debajo de la escalera de madera que daba al segundo piso. Una vez dicho eso, Kain se fue al patio.

Isabel por su parte, lo quiso agradar y se puso en su modo ama de casa. Empezó pasando un paño por los muebles y vasijas que adornaban la sala de estar. Corrió los grandes sillones de cuero y abrió las ventanas para ventilar las habitaciones. Después siguió con el segundo piso. Al parecer, alguien venía a hacer aseo, ya que no había mucho que limpiar. Por otro lado, Isabel se metió a la gran habitación de Kain en el segundo piso. Un lugar con grandes ventanales y largas cortinas de color beige. Una gran chimenea a unos tres metros de una cama de cobertor blanco y esponjoso. Muebles de finas maderas de color café claro y lustroso. Por otro lado, encima de la chimenea había un extenso cuadro pintado con varias mujeres, hombres y niños. Isabel avanzo como si entrara en un lugar prohibido y se paró frente a la chimenea, levanto la vista y miró el cuadro. En el habían mujeres hermosas, todas las que se veían maduras eran humanas. Mientras que las mujeres y hombres que se veían jóvenes tenían las orejas un poco más largas que un ser humano, pero más cortas que las de Kain. Este último estaba en el centro, sentado con todas las mujeres maduras a su alrededor. El resto de los jóvenes elfos estaba de pie como rodeando a los mayores que estaban sentados. Kain por su parte tenía una gran sonrisa. A su lado había una mujer pelirroja con un rostro sofisticado y serio, se veía un tanto engreída y altiva. Tenía unas grandes tetas y sobre ellas resaltaba un hermoso collar con una rubí. Al otro lado, había una mujer sensual de apariencia fatal para cualquier hombre. Todo en ella parecía demasiado bello, incluso la misma Isabel pensó que el artista del cuadro la embelleció demasiado. Aparte de un enorme escote que dejaba ver unas grandes tetas, tenía un hermoso collar con una esmeralda en el centro. El resto de las mujeres se veían igual de hermosas, pero para Isabel, las dos del centro eran sus rivales o al menos, su precedente. Debía llegarse a ver tan distinguida como ambas mujeres para no avergonzar a Kain si quería estar con él.

Después dejo de mirar el cuadro y miró por sobre el marco de la chimenea. Era de un blanco nieve, sin embargo, lo que le llamo la atención no fue el elegante diseño de la chimenea, sino, lo que había sobre el marco superior. El marco de la chimenea se extendía por quince centímetro después del muro. En su borde habían varias cartas. Isabel sabía que no debe leer la correspondencia de otras personas, pero le llamo la atención la sofisticada letra. Era dibujada y embellecida con pronunciadas vueltas. Era una letra demasiado femenina. Así que lo pensó durante un momento y se dijo a sí misma que no lo leería. Después se dio la vuelta y empezó a ventilar y ordenar la habitación de Kain. Pasó media hora mientras se movía por todo la casa ordenando de aquí para allá, todo el tiempo con un pensamiento en mente "¿De quién serán esas cartas?" Isabel se preguntaba una y otra vez, casi se tropezó por pensar en eso, otra vez casi se cae por las escaleras, pero no se rindió. Cuando eran las doce del día pensó en preparar un estofado para el almuerzo, así que se fue a la cocina. Vio una larga mesa apegada a la pared izquierda, la superficie de la cubierta era de un color verdoso oscuro, liso y lustroso. Sobre ella habían una gran cantidad de frasquitos con diferentes cosas, era fácil imaginarse que tenían aliños y otros ingredientes. Se dirigió a la mesa y trato de concentrarse en lo que quería hacer; pero no pudo. Dejo todo como estaba, se dio media vuelta y fue a la habitación de Kain. Para ser más específicos, a ver que contenían las cartas.

-o-

Amado Kain,

Te escribo desde mi soledad. Llevo varias semanas añorando tu calor y tus caricias. Si tan solo no tuviera que seguir las indicaciones de mi padre, podría correr hacia ti. Podría dormir entre tus brazos y amarte hasta el cansancio. Pero mi promesa me lo impide, te pido que me guardes un espacio en tu cama y en tu corazón. Yo sé que es mucho pedir, ya que este proceso no será breve, pero te pido que me consideres.

Siempre tuya, Riveria.

-o-

Querido Kain,

¿Cómo has estado? Espero que bien. Aquí continuo en la costa con Riveria esperando que algún dios nos acepte en su familia. A veces hemos pensado en tu proposición. Todo sería más fácil si Riveria no fuera tan orgullosa. Siempre dice "no soy una mujer inútil, debo lograr esto por mi propia cuenta".

Por otro lado, yo sé que te escribe cartas, pero nunca me las muestra. No obstante, solo una vez leí una. ¿Ella no es demasiado apasionada? Jajajaja. Ese mismo día la comencé a molestar. Por su parte, Riveria algo tímida y sonrojada no me hablo por el resto de la semana. Apuesto que si la hubieras visto, la hubieras atacado como en aquellos días. Yo también te extraño, quisiera dejar todo y correr a ti, pero no puedo dejar a Riveria sola. Dime, una vez que Riveria sea aceptada por una familia ¿tendrás un lugar para mí?

Con todo mi amor, Aina.

-o-

Después de leer las cartas, Isabel quedo en blanco y durante media hora no supo que pensar. Al parecer, estaba perdiendo un tiempo valioso.