Lecciones extra

Nada más llegar a la aldea, Mirthia y yo nos separamos. Yo me senté en la entrada de su casa y la vi alejarse de nuevo hacia el bosque.

«Si va a regresar al bosque ya podríamos haber seguido cazando un rato más», me quejé en mis adentros.

Se me pasó por la cabeza intentar rogarle un poco, pero antes de poder alzar la voz, uno de los gatos de la aldea se acercó a ella.

«¿Un amigo suyo?»

Ambos intercambiaron palabras y rieron un poco antes de seguir caminando hacia adelante. No obstante, ese gato se giró durante un segundo y me miró directamente con una mirada que hizo que todos mis pelos se pusieran de punta. Aún así, en seguida se giró de nuevo y siguió su camino al lado de Mirthia.

«Ah, ya entiendo qué pasa aquí.»

Me dejé caer encima de la hierba de delante de la casa y suspiré mirando al cielo. La calma del lugar enseguida me relajó, haciendo que por fin se me fueran las ganas de seguir matando bichos.

«Es verdad, de nada sirve seguir recolectando energía si no sé cómo usarla.»

Aunque se me había contado la teoría, no sabía nada aún de la práctica, y eso sin tener en cuenta que aún estaba dudando bastante de algunas cosas que me había contado Mirthia. Después de todo, sus conocimientos no parecían ser tan profundos como pensé en un principio.

—Pero no es que vaya a encontrar respuestas únicamente quedándome aquí acostado —murmuré.

Al final decidí que lo mejor y más rápido sería preguntar una vez más. Aunque al principio era reacio a ello, un orgullo sin sentido no me llevaría a nada, con lo que decidí acudir directamente a la persona que probablemente me podría ayudar más que Mirthia, Raidha.

—Bien, vamos allá —volví a murmurar mientras me levantaba.

Entré en la casa y fui directamente con Raidha, que seguía en cama. Estaba mejor, pero la herida en su costado parecía ser más seria de lo que pensé. A pesar de no correr peligro y poder moverse un poco, aún le costaría un poco de tiempo recuperarse por completo. Después de todo, una persona normal no se cura en cuatro días.

—¿Cómo estás? —le pregunté mientras me sentaba al lado de la cama.

—Bien, aunque podría estar mejor… como por ejemplo tú —me respondió algo enfurruñada.

Reí irónicamente ante tal comentario. No podía refutar eso y no quería correr el riesgo de que se molestara, al menos no antes de que me respondiera mis dudas.

—Escucha, Raidha, tú eres la que más sabe de magia de por aquí, ¿verdad?

—Por supuesto.

—Entonces, ¿podrías explicarme un poco?

—¿Sobre qué parte?

—Todo... Bueno, Mirthia me explicó un poco. Aunque no parece saber mucho. Me contó lo básico del maná y las afinidades de tierra, aire, agua y fuego, pero no parecía tener idea sobre la luz y la oscuridad. Me pareció raro que se limitara simplemente a esas cuatro magias.

—Eso será porque por aquí solo conocen la magia elemental. Obviamente la magia va más allá de controlar los elementos. La magia elemental es la más básica y se podría decir que es la base para todas las demás. Las magias de luz y oscuridad son un tipo de magia un poco especial, muchas razas jóvenes no las conocen. Aparte de los silphen y los katryde no hay muchos que la usen. También existen otros tipos de magia más avanzadas que no mucha gente puede usar por sí misma.

—Entiendo... Entonces, ¿me puedes contar sobre las que hay y cómo se usan?

—Bien, te hablaré de lo más básico. A ver, déjame recordar un poco.

Se levantó lentamente de la cama y se sentó en su borde, justo a mi lado.

—¿Por dónde empiezo? Bueno, como te contó Mirthia, primero tendríamos la magia elemental. Es la magia más básica, y como su propio nombre indica, permite controlar los elementos mágicos. Cada elemento es diferente y apto para distintas cosas. Hay cuatro elementos básicos y tres variantes o lo que podríamos llamar elementos avanzados.

Raida se quedó un momento en silencio y levantó su dedo índice ante mí.

—Primero tenemos la magia de tierra. Esta magia está bastante enfocada en la defensa. A parte de manipular la tierra, también permite por ejemplo aumentar la dureza del cuerpo. Tiene una variante llamada madera, que permite controlar las plantas. En resumen, es magia para jugar con barro y arbolitos.

Levantó otro dedo antes de seguir hablando.

—Segundo tenemos la magia de aire. Esta magia permite ejercer control sobre la misma atmósfera. Puede crear tornados, huracanes y ese tipo de cosas. Su mayor ventaja es la capacidad de aumentar la movilidad y hasta puede darte la capacidad de volar. Su variante sería el relámpago. Está bastante claro lo que hace, lanzar rayos.

El tercer dedo también se levantó.

—Tercero, el agua. Esta magia es bastante adaptable. Puede usarse tanto para atacar como defenderse, entre muchas cosas más. Su variante, más que obvia, es el hielo.

Y otro cuarto dedo más se levantó un momento después.

—Por último está el fuego. Esta es la magia elemental más letal. Está puramente especializada en atacar y destruir. No tiene variantes conocidas, pero normalmente se asocia con la vida misma. Los que tienen afinidad con el fuego suelen tener gran vitalidad y hasta vidas más largas.

Asentí en silencio. La explicación de Raidha era algo más completa que la de Mirthia.

—Después de la magia básica elemental vendría lo llamado magia pura o arcana. Esta es una magia sin afinidad. Se puede usar de muchas maneras, desde simplemente una pequeña mejora del cuerpo o ataques de maná puro a crear brechas espaciales como la que usamos anteriormente. Aunque suene simple, es una magia compleja que requiere gran conocimiento y control del poder mágico o ciertos artefactos para ser usada, como las naves esas de los katryde que viste.

—Entonces, ¿cómo son la luz y la oscuridad?

—Esas dos magias son algo más complicadas de explicar. Se podría decir que comparten propiedades con todas las demás magias. No están especializadas en nada, pero al mismo tiempo superan a todas las demás. Objetivamente hablando, no se diferencian mucho la una de la otra, pero son polos opuestos.

Raidha levantó su mano y empezó a crear una esfera negra en su mano mientras seguía explicando.

—La forma en la que los silphen y los katryde usamos esta magia también es un poco especial. Los silphen añadimos nuestra energía oscura junto al maná y los katryde probablemente hacen algo parecido, con lo que si no tienes este tipo de energías no hay forma que la puedas usar. También hay que decir que ambas energías se repelen la una a la otra, haciendo imposible que podamos usar ambas magias a la vez.

Reí irónicamente al imaginar un ser con una ala negra y otra blanca.

—No puedo hablar mucho de la magia de luz, pero tengo entendido que su máximo exponente es conocido como magia estelar. Dicen que permite al usuario desatar el mismo poder destructivo que una auténtica estrella. Por suerte, hoy en día no hay nadie capaz de usar ese poder… De todos modos parece que también daña al propio usuario y hasta se lleva por delante su vida si es liberada a su máxima potencia. Es el último recurso de los katryde, pero no hay nada que pueda parar esa magia, excepto si eres un silphen con gran poder.

«Sí, sí, los silphen son increíbles…»

—Obviamente nosotros no nos quedamos atrás. En cuanto a la oscuridad, su máximo exponente se llama magia fantasmal. Por decirlo de alguna forma, puedes transformarte en oscuridad, volviéndote algo parecido a un fantasma. En ese estado eres completamente inmune a los ataques y hasta puedes pasar a través de objetos sólidos. Esa sería probablemente la única defensa contra la magia estelar. De todos modos no es una magia que se pueda usar sin cuidado. ¡Si cometes algún error podrías quedar atrapado dentro de algún objeto o directamente desaparecer! —dijo mientras abría exageradamente los brazos— Cuesta mucho controlarla. Solo conozco a mi padre que haya sido capaz de usar esa magia y apenas durante unos minutos.

—Sí, suena bastante peligroso...

—Bastante. Y bueno, también hay otras formas de usar magia, como por ejemplo la magia combinada o la creación de objetos mágicos, pero en general esto es todo lo que necesitas saber de momento. Entrar en más detalles si no sabes nada de magia no te hará ningún bien.

—No te preocupes, con esto es suficiente, gracias.

Ni siquiera era capaz de controlar el maná, con lo que por el momento era suficiente. Sabía que valía la pena preguntar a Raidha, sin duda superaba de lejos en conocimiento a Mirthia. Aún así, mi intención solo era satisfacer mi curiosidad y eliminar mis dudas. Quedaba lo importante, aprender a usar magia personalmente. Apenas había dado el primer paso de un largo camino que recorrer para ser capaz de usar ese misterioso poder llamado magia.

«Aún así… esta energía…»

Abrí y cerré mi mano un par de veces mientras dejaba perderse mi mirada en el techo. Mi mayor duda seguía sin ser resuelta y probablemente ni siquiera Raidha podría hacerlo.