Había pasado mucho tiempo de su toque de queda. Ella empezó a entrar en pánico, pero un momento después, algo pareció hacerla calmarse. Era como si se hubiera dado cuenta de que ya no tenía sentido seguir en pánico y el dolor comenzó a inundar su ser de nuevo.
—Está bien, no tengas vergüenza Abi, ven —Chris sujetó su muñeca antes de que Abi pudiera siquiera aceptar y comenzó a llevarla hacia su coche.
—De repente, un brazo fuerte arrancó a Abi de Chris.
El labio inferior de Abi tembló instantáneamente. Ya sabía, solo por el escalofrío que recorría su columna vertebral, que el brazo que la sostenía pertenecía a Alex.
Chris apretó los puños mientras se daba la vuelta, pero en cuanto vio al hombre que le había arrebatado a Abi, los ojos de Chris se abrieron de par en par. No fue porque se sorprendiera al ver que era el novio de Abi, sino porque este hombre parecía tan aterrador que sintió escalofríos intensos en sus nervios solo al ver esa mirada en sus ojos.
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