El corazón de Abi se sobresaltó dentro de ella mientras sus ojos se nublaban al ver a su amiga ahí acostada, silenciosa e inerte. Sin embargo, cuando parpadeó, y las lágrimas cayeron de sus ojos, su mirada pareció aclararse un poco y pudo ver las facciones de Alicia más claramente. Ni siquiera parecía que estuviera muerta, sino atrapada en un sueño largo y sin fin. Sus mejillas aún estaban ruborizadas de color y la complexión de su piel parecía saludable. Aunque Abi terminó ahogándose en los sollozos que salían en pequeños estallidos, estaba agradecida en su corazón de que al menos Alicia todavía se viera igual que la última vez que Abi la vio. No había rastro de muerte o descomposición que pareciera haber tocado su cuerpo físico.
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