—Sabía antes de que Estrella me lo dijera que la Reina quería almorzar conmigo —dijo Artem—. Mañana era nuestro último día aquí y luego nos íbamos a casa. Honestamente, pasamos más tiempo aquí del que pensé que pasaríamos. Además, fue mucho mejor de lo que creía que sería. Estaba contento por eso. No quería que este viaje fuera una decepción para mi Estrella.
—Aun así, por buenos que fueran las cosas, era preocupante ir a tener un almuerzo uno a uno con la Reina —continuó—. Sabía lo amable que era, y cuánto ya se preocupaba por Estrella, pero eso no me facilitaba las cosas en absoluto.
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